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«Volver a la normalidad»

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Pareciera que es solo una frase. Varias veces repetidas, varias veces analizada, y hasta definida como una propuesta de campaña política. La «normalidad» esa que nos aburre de distintas maneras, pero que cuando la perdemos nos descoloca.

Ceres era una ciudad normal hasta las 22.46 hs del jueves 28 de diciembre. Asi se define la cuestión tras la catástrofe de proporciones nunca antes relevadas de un temporal. A ese Ceres se ha procurado retornar en estos últimos 8 días. No ha sido una tarea fácil, ni tampoco para todos, lo que vendrá, será el total reencuentro con esa ciudad que supimos cuidar, y a la que estamos añorando volver.

Esta ha sido una semana donde se vio un esmero humano increible para retornar poco a poco a la «normalidad». Han pasado varios dias y todavia el efecto del viento devastador resuena en cada rincón de la ciudad, dejando cientos de historias de miedo, y anécdotas que serán contadas por generaciones.

Lo de la tormenta del pasado jueves 28 de diciembre produjo daños que serán irreparables en el corto plazo. Los cientos de árboles caidos, muchos centenarios, ya no serán parte del paisaje. La devastación de varias especies ha sido demasiado para recuperar en pocos años. Habrá que delinear, cuando todo vuelva a sus carriles «normales» un plan de forestación que compense estas perdidas que hoy semejan a lo irreparable.

Habra que hacerlo con otras condiciones. Los eucaliptus que han caido, y en esa caída demolieron todo, seguramente ya no serán la especie elegida para su recuperación. Estos árboles llevan muchos años de crecimiento, y pensar en reponerlos es casi impensado a los altos costos que provocan cuando son victimas de un vendaval. En Central Argentino su caida produjo daños multimillonarios. Lo mismo en lugares públicos, donde produjeron estragos.

Lo vivido fue devastador. Sola las recordadas inundaciones por las que atravesó Ceres movilizó tanta voluntad junta. Hubo que empezar a trabajar sobre las prioridades. Primero atender a las familias que necesitaban una manor urgente. Despues el de limpiar el terreno para asegurar transitabilidad. Desde el Senador hasta el Diputado.  Desde el Ejército Argentino hasta los vecinos que se hicieron de herramientas para ayudar a limpiar la ciudad arrasada. Un gobernador que puso a disposición todas las entidades ligadas a estas catástrofes como prioridad hacia esta ciudad. Un movilización de operarios nunca antes vista de Empresa Provincial de la Energía trabajando a destajo para que la energia eléctrica llegue a todos dentro de la ciudad, como en su zona rural. No hubo restricciones para contar con los vehiculos más modernos, y los operarios más experimentados para que se dediquen a que Ceres retorne a la normalidad. Protección Civil, con el profesional Marcos Escajadillo a la cabeza, armando el mapa y la estrategia para que todos de manera coordinada vayan avanzado de «adentro hacia afuera» de la ciudad en procura de que ninguna planta caida o elementos volados por el temporal, afecten el dia a dia de la gente. Los trabajadores de obras y servicios públicos, Bomberos Voluntarios, el personal de salud, los asistentes y trabajadores sociales, todos se vieron en medio de la acción real, la cual tal vez habian solo visto en alguno de los tantos cursos de capacitación. Aquí hubo que trabajar en terreno, y se hizo en plazos cortos, y precisos. Todos contribuyeron para ir poniendo la ciudad totalmente en marcha.

Cuando la ciudad pueda mostrar una nueva postal, pero con una normalidad acorde a las circunstancias, vendrá lo otro. El devenir de esas ayudas económicas que serán muy necesarias para apuntalar a comerciantes y afines que durante la noche de la tormenta, o hasta dias después perdieron cifras siderales. Esto también cuenta dentro del mapa de la «nueva» normalidad. Ceres deberá recuperarse poco a poco de lo sucedido. Deberá aprender que ya no será la ciudad sin catastrofes por vientos destructivos. Este fenomeno del «Niño» es tremendamente delicado. No se puede pelearlo sin pronósticos. Tal vez después del shock vino la calma, pero hay que estar alertas, tener en cuenta que ya pasó, y que siempre puede volver a pasar.

Mientras tanto, todos internamente, pensamos poco a poco, en ir encontrando esa normalidad, la nueva normalidad, la que nos impuso este devastador temporal del 28 de diciembre.

¡Felices Reyes Magos!

Martin Farias