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Editorial: Los números rojos y la política local del «sálvese quien pueda»

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Los resultados de la auditoría se conocen, y vendrá un tiempo para la reflexión en el arco político local, un ámbito que ya venía agitado en plena pandemia.
La exposición de los resultados de una auditoria contable, encargada para saber donde se estaba parado a la hora de hacerse cargo de un gobierno, que durante 16 años fue conducido por un mismo circulo político, iba a desnudar lo que terminó desnudando.
Ese resultado de una deuda sideral para las arcas de cualquier municipio como el ceresino no es un dato menor. Justificarla desde que se atendió situaciones de gente vulnerable, o de asistencia a sectores que requerían un respaldo económico en emergencia no alcanzará. Pero eso lo definirá la Justicia.
La Intendente Alejandra Dupouy, y su secretario de Hacienda, ya habían alertado meses atrás, incluso el mismo 10 de diciembre que «el municipio estaba fundido y desordenado».
La auditoría fue contundente y no se equivocaron en aquel diagnóstico primario.
En los sectores de la hoy «oposición», hubo un sacudón y un baño de realidad. Pero tendrán la instancia de defenderse en los estrados judiciales, y también en el ámbito mediático. El mismo que ellos acusan de ser totalmente parciales a la hora de informar sobre la administración de la última etapa del gobierno anterior.
El jueves por la noche, impávidos ante la catarata de números, varios integrantes del anterior gobierno, y otros que saltaron del barco en los últimos meses, cruzaron mensajes desesperados tratando de conformar una primera defensa, «es un circo» sostuvieron algunos. Otros, prefirieron hacerse a silencio, y apagaron sus smartphones.
«Fue cruel la exposición», llegó a decir uno de los involucrados en la auditoria, en el rubro de proveedores. «Yo no saqué nada, solo quiero cobrar lo que le vendimos al municipio» sostuvo otro, mientras los celulares ardían entre tanto número y explicaciones por televisión.
Los proveedores no quieren quedar atados al desprestigio. Y están dispuestos a asistir a la justicia cuando sean convocados, si lo son.
Pero en la política, el impacto de esa auditoria fue otro. Rafael lo describió perfecto en una entrevista radial el día viernes, «siento verguenza» sostuvo. Y no será ese un dato para pasar por alto, ante el impacto concreto de la auditoria en la política de entrecasa.
Por esa «verguenza» es que algunos apagaron sus celulares, y prefirieron no cenar el jueves por la noche. Fue una noche de impacto político y un mensaje concreto de que «las cosas que se hicieron ahora deberán ser justificadas ante la Justicia».
Las conclusiones, desde los dos lados de la grieta, son demasiado diferentes. Desde algún sector, el viernes por la mañana, los militantes disfrazados de comunicadores, le restaron rigor a la cuestión. Amparados por algunos otros que quisieron justificar que pelear para los «pobres» (?) trae siempre rechazo en la política. Pero ese guión está desnutrido de toda veracidad. No fueron precisamente sectores vulnerables los que están en vilo por los números de la auditoría, todo lo contrario.
La justificación banal de sostener que en el actual partido de gobierno hay un sentido «macrista» de destrucción del contendiente político, es otro argumento totalmente falaz. Eso no existe. La existencia de números reales, no tienen que ver con un sistema o color político. Los dineros públicos, y su uso, y la rendición de cuentas de lo que se hace cuando se gobierna, debe ser una constante, y no por ciclos o años.
En el auditorio del jueves por la noche, había televidentes que jamás en su vida, habían escuchado un balance de auditoría, y eso sorprende. La última vez que se había escuchado esa palabra fue en 2004, en los primeros meses de la gestión del Justicialismo, cuando la UCR había abandonado el poder. Pasaron muchos años desde aquellas mañanas de repaso de números, también ante los medios de prensa.
La política debe rendir cuenta siempre de que hace, o como maneja los caudales públicos. No se pueden jactar de que el desmanejo esté atado a la asistencia de los sectores vulnerables, porque si así fuese la cartera de pobres en Ceres y el país, no existiría.
Hubo un sacudón político, y solo mostrándose números. Su contundencia, hará reflexionar, cuevas adentro, como seguir dentro de un contexto social agitado por un resultado. Los políticos deberán bajar y dar de nuevo. En los andamios de la salvación hay espacios para pocos, después de tantos números rojos.