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«Los padres de la derrota»

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La provincia de Santa Fe dio un contundente mensaje. Los resultados del escrutinio definitivo han hablado. Hasta en Rosario, la ciudad más vapuleada por los altos índices de inseguridad, su Intendente tiene chances de seguir gobernando. Diferente a la ciudad de Santa Fe, donde una interna que parecia definida en las encuestas, dio un giro y decidió cambiar de nombre, pero no de fuerza politica para que la sigan gobernando.
En el Senado provincial ya hay olor a cambios rutilantes, si es que en mes y medio, el peronismo provincial no reacciona para defender esa mayoría que ostenta de manera cómoda desde el año 1987. En Diputados, las cartas parecen echadas, y el peronismo con su principal candidato a primer legislador, el mismisimo gobernador, puede perder en la general. Algo que tampoco es muy corriente que suceda.

En pocas palabras, el ensayo del «Peronismo» en estos últimos cuatro años, no duró más que eso. Después de 12 años del Frente progresista Civico y Social, el peronismo arribaba en 2019 con ese mensaje de cambiar la provincia, pero quedó claro que el electorado nunca sintió que aquella promesa se hiciese realidad. Y no los condenó a la derrota electoral solo por cuestiones ligadas a la economía nacional, o porque Alberto Fernandez hizo una mala gestión en el pais. Los crucificó por la aletargada gestión provincial que nunca pareció terminar de arrancar. Ese primer mensaje se quedó allá estancado en 2019, y nunca reaccionó. Le costó activar ideas que deriven en todos los sectores de una provincia muy diferente en su geografía. Llegó tarde con muchas decisiones que requerían medidas más urgentes. Pero no vamos a poner esta editorial a tono de lo que no se hizo, sino más bien vamos a tomar las condiciones generales de una derrota que ya se olía por lo sucedido en el 2021, cuando Losada-Scarpin derrotaban a la lista de Senadores propuesta por Perotti.
Pueden encontrarse miles de excusas a la gestión de lo que se hizo, pero como decia el mismismo general, no hay otra verdad más que la realidad. Y la verdad de la «milanesa» es que la provincia de Santa Fe, no habia olvidado la gestión del Frente Progresista. En el peronismo pensaron que tras la victoria del 2019, venia un ciclo largo de Justicialismo, y que con solo eso, alcanzaba. Claro está que cometieron un gravisimo error. Los números de la PASO son contundentes.

Los oficialismos en su gran mayoría, plebiscitaron su gestión, y la gente de esos distritos los acompañó. Pero le dio la espalda a los que no propusieron ideas con el lente en la realidad. Los que forzaron un mensaje amparados por lo hecho a justificación del gobierno provincial perdieron la elección. Pero tambien perdieron aquellos que insistieron con nombres del pasado, para un presente que requiere otras formas, y otros nombres en la política. Son errores que en muchas elecciones el vecino no perdona, como en este caso,  adonde el elector provincial le dio tal vez su cachetada más contundente al gobernador y su gestión.

Pero no hay que dejar de lado la estrategia de la oposición. Cuando se conformó Unidos para Cambiar Santa Fe, el propio Senador Michlig, hablaba de unificar el mensaje, de ir por la provincia cueste lo que cueste. Fueron muchos meses de conversaciones y el tubo de ensayo parecia explotar. Pero la unificación de criterios entre socialistas, partidos de la centro derecha, y la UCR a la cabeza, dio el resultado esperado. Jugó en las listas todo lo que tenía a disposición. Las caras más visibles del Socialismo estuvieron en la contienda, las personalidades más fuertes jugaron para la gobernación, y el resto se alineó en varias listas a diputados. La estrategia salió mucho mejor de lo pensado. Porque la lectura primaria que se hace es la contundencia electoral entre lo conseguido por el Frente Unidos, y el Frente del peronismo.

En el poroteo distrital las grandes sorpresas se dieron en distritos como Rafaela, donde un joven militante radical le puede robar el poder al Justicialismo de Castellano y Perotti después de varios lustros. Nadie va a poner en dudas lo que consiguió esa ciudad en materia de infraestructuras y programas, a la par de cualquier otra ciudad de la provincia. Pero la gente se desacostumbró de los grandes anuncios. Las obras son importantes y para muchos ganan elecciones, pero tambien hay que poner la mirada en quien es el candidato que irá en la lista. La repitencia en los municipios no siempre sale bien, más aún cuando se lleva de ancla a un gobierno provincial de manera directa.
La gente vota de acuerdo a su realidad, a su simpatía, y ya ha dejado de votar desde lo ideológico. No hay que ser facilistas de creer, que si por varias décadas viene ganando el mismo partido, eso va a seguir sucediendo. Las personas candidatas cuentan, valen y mucho.
Desde que se conocieron los nombres de los candidatos para estas elecciones 2023, empezó a sonar el rio, y cuando este suena, agua trae. Muchos intendentes y presidentes comunales asumían el compromiso de plebiscitar gestión, y ser ellos mismos los candidatos. Es que tampoco sobraban nombres para asumir esos desafios. A muchos les salió muy bien, se impusieron en las PASO; y no tendrán problemas de ganar en la general. Pero otros se sumaron a la misma corriente, y tal vez no se dieron cuenta que era el momento justo para hacer el paso al costado, y dejar que otros conduzcan la nave.

En la politica y principalmente los procesos electorales nada es lineal. Que haya una gran gestión provincial no asegura victorias electorales en distritos chicos del mismo color político. Tampoco son los culpables de todas las derrotas, pero este ítem siempre estará en la verdadera discusión.
Hay realidades que no pueden dejar de ponerse en el foco de las promesas de campaña. Esta provincia es muy grande y muy disimil territorialmente. Las necesidades son muy heterogéneas. Por eso es importante referenciar en la plataforma propuestas que se adecuen a la realidad de cada región. Este mensaje fue el que pulió Unidos para Cambiar Santa Fe. Lo expresó mejor Maximiliano Pullaro que hizo una elección avasallante. Pintó de amarillo todo el mapa provincial. Le ganó el mano a mano a su más fuerte rival dentro de la interna, pero le pegó una paliza bárbara a sus contrincantes del Justicialismo.
Las encuestas volvieron a fallar en lo general, pero acertaron en lo puntual. Santa Fe estaba disconforme con su realidad, y lo volcó en las urnas, lo demás y lo que paso o no pasó, es parte concreta del pasado, es parte estructural del mensaje que deberán aprender a leer los padres de la derrota.

MARTIN FARIAS