Finalmente el culebrón por los cargos en el nuevo Concejo Municipal se terminó. Busquets, como ansiaban los peronistas, presidió la preparatoria, y quedó sin chances de usar el «voto doble», el mismo voto doble que fue una preponderante en los últimos dos años, y que lo expuso mucho al saliente presidente Pablo Fiore.
Lo hemos dicho en cientos de editoriales, «cuando el presidente del Concejo, o en un Legislativo debe decidir la aprobación de una ordenanza o ley con su voto preferencial, no habla muy bien de su estrategia negociadora, y aun peor, lo que se aprueba carece de legitimación y sale mal parida». Fiore incurrió muchas veces en ese problema. Por eso tal vez, el Concejo que se fue, lo hizo con una imagen deslucida.
En el peronismo hay una resistencia a tolerar que ya no se gobierna, ni se decide. La última elección certificó eso. Pero, para satisfacción de los propios, Busquets fue el presidente de la preparatoria, y no pudo usar ese «voto preferencial». Desde el dia uno, este sitio de noticias sabia que Busquets acompañaría a Soledad Guirado, que hoy defiende su banca del vecinalismo. Busquets conoce el paño, y conocia que en esta oportunidad si el se autopostulaba cometia un grosero error. Pero jugó a la otra punta. El ex Intendente ya se olvidó de los agravios, y las campañas de difamación contra su Intendencia que pergeñó Guirado cuando aun era periodista. El «peronismo» especuló con que con los dos porotos, más el voto propio de Guirado le alcanzaba con ponerle «freno» a la intención del Gobierno de la Ciudad de hacer valer los más de 6000 votos obtenidos en la última elección. Si no lograba «la presidencia» el Ejecutivo iba a demostrar debilidad política. Eso pensó el Peronismo, y jugó las cartas, sin pensar que Sergio Uberti, tenía armada una estrategia «más inteligente».
Uberti votó en el Concejo a conciencia. No dependió de lo que le indique la doctrina peronista. Porque el no dejará de ser Justicialista por haberse autopostulado. Pero en la raiz del Justicialismo, fue una puñalada que le costará digerir. Pero Uberti hizo lo que tenia que hacer, votar a conciencia. El ya se habia mostrado distante del peronismo de Busquets. Lo habia afirmado en una entrevista a este medio. Ese peronismo, ya no lo contenía. Y votó bien, de manera inteligente.
La estrategia la cambió el oficialismo. Tuvo que batallar contra muchos Ignacio Lemos para que se le de el «voto de confianza» para estar al frente del Legislativo. Lo de Romina Meshler quedará para otra oportunidad. Lo de que una mujer presida el Concejo, quedará para otra oportunidad.
Soledad Guirado volvió a quedarse en la gatera. En su autopostulación repaso su gestión en su silla de Concejal. Además aprovechó para atacar a los medios, a los cuales odia, porque le han marcado sus errores y su alejamiento desatinado de la estructura que la llevó al poder. Guirado, hizo lo mismo que Uberti y Rafael con el PJ, se alejó por diferencias «jamas develadas». La Concejal del «Vecinalismo» sabia que Busquets buscaría en su persona la espada para atacar al Gobierno desde el Concejo, y debilitarlo. Pero el voto de Uberti lo cambió todo, y tal vez le haya puesto un freno al embate que quiso demostrar la oposición en una sesión preparatoria.
El Gobierno y la oposición, totalmente definidas, serán, 3, 2 y 1, ese «1» que definirá en el Concejo mucho de lo que importa a la comunidad. La mesa está servida.
MARTIN FARIAS