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Editorial: El «sueño» de la casita propia, un sueño tan lejano atado a la indecisión política

Una de las gestiones más complicadas para los gobiernos nacionales, provinciales, y municipales, desde los últimos años ha sido saldar la falta de viviendas. La problemática ya acarrea un largo tiempo, y las necesidades se acrecientan a modo tal que la usurpación de terrenos, y viejas edificaciones ya es una cosa que parece haberse naturalizado.
El objetivo de quienes llevan adelante las gestiones gubernamentales debería marcar en su agenda de prioridades la construcción inmediata de miles de viviendas en todo el pais.
Los severos cambios que propuso la pandemia en las agendas de gobierno, han dejado sobre el tapete a que deberán apuntalar los gobernantes, para no quedar presos de una realidad que asoma ser muy compleja.
Ceres no es la excepción. Cuando asumió la actual gestión el Registro Unico de la Vivienda tenía más de 1500 familias inscriptas. En el mismo parámetro, solo 20 viviendas a ejecutar, ya licitadas de la gestión provincial anterior.  Aun esperando por ser edificadas.
Una curita para un enfermo terminal. Asi podríamos definir estas 20 unidades habitacionales que se concluirán durante el 2021 para un millar de familias que sueñan con el techo propio.
La falta de viviendas en nuestra ciudad viene siendo un flagelo del último lustro. Tras aquel fenómeno de «Kirchner» de apuntalar el programa Plan Federal, y los planes de Viviendas por Cooperativas, no han aparecido nuevos planes. Eso se notó claramente en los últimos 5 años. A pesar de los esfuerzos puestos de construir viviendas sociales, a cuentagotas  con fondos municipales, nada alcanzó para evitar que la lista de familias sin vivienda propia se agrande a números nunca vistos.
Ceres ha crecido demográficamente, las viviendas que hoy se ofrecen en el mercado inmobiliario para alquilar se cuentan con dedos de una mano. Las unidades a venta son un poco más, pero están lejos del alcance de un bolsillo «laburante».
El problema habitacional en nuestra ciudad ha acarreado enormes problemas colaterales. Familias hacinadas y viviendo apilados en dos habitaciones 2×2, con la marea de inconvenientes que esto acarrea en lo social, sanitario, y la integridad física.
La irrupción de gente que ha llegado a Ceres, algunos que lo pensaron temporario, y se quedaron definitivamente más los que decidieron dejar otras ciudades para afincarse acá, han motorizado el aumento de padrón de los «sin techo».
No es fácil alquilar, afirman muchos vecinos que andan de un lugar a otro, buscando una vivienda con apenas un sueldo, y los aportes del alguna asignación.
Otros, extienden contratos a cifras siderales, para no perder el techo en el que viven, y siempre orando que el propietario no decida poner en venta la casa, y desalojar a los inquilinos.
Hay familias que empiezan a pensar seriamente en hacerse casas de chapas y lonas en cualquier terreno vacío. Esa metodología de la usurpación es producto de la enorme escasez de unidades habitacionales. En Ceres ya han comenzado a avizorarse los primeros antecedentes sobre este tipo de hechos.
La construcción de viviendas asoma estar lejos de las decisiones gubernamentales de Nación y provincia. Cumplir con una demanda tan alta en todo el pais, y todas las provincias no se asemeja a una tarea sencilla. Pero es necesario empezar cuanto antes. Nación programa Argentina Hace, un programa que contempla la ejecución de obra pública de saneamiento como cloacas y agua potable para todo el pais, y tambien la de construcción de viviendas. Complementarlo con un programa provincial que asegure de manera escalonada la edificación de nuevos módulos habitacionales, podrían empezar a ser la luz al final de tunel.
El plan Procrear no es para todos. No solo alcanzan los anuncios rimbombantes y la puesta en marcha de un programa encarado solo para un sector de la población, cuando hay millones al margen por no poder cumplir con las cuotas hipotecarias.
Los créditos para la construcción de viviendas, o remodelaciones tambien quedan en pocas manos, y el sector más vulnerable siempre se queda afuera.
Empezar a diagramar planes habitacionales serios es una prioridad, porque las obras públicas tienen su impacto, pero cuando se construyen «cruzadas» a la enorme necesidad de viviendas, quedan en un segundo plano a pesar de su magnificencia o relevancia.
La falta de nuevas casitas, para los miles de millones que esperan obtener su refugio y planificar su futuro, y el de su descendencia, tiene que empezar a acotarse, hay que arrancar barajando y dando de nuevo.
Las poblaciones crecen, las necesidades habitacionales también, y es imperioso no hacernos los distraídos, ante una necesidad básica, la primordial, la de poder tener la casa propia, tal vez uno de los derechos humanos más flagelados de los últimos tiempos en todo el mapa.