Se incendió el centro de disposición final, y lo «seguirán incendiando» lo dijo el secretario de obras públicas, hace pocos días atrás. El humo contaminante del basural a cielo abierto, que contiene varias toneladas de resiudos diarios de los ceresinos, no se detiene.
El evento, como era de manual, fue usado por una fracción del peronismo para salir a buscar aire de radio y visibilidad, «mostrandose anodados por la insalubridad» del humo reinante. Las redes sociales se calentaron rápido, tal vez más rápido que el basural. Y el Peronismo de Siempre por Ceres, consiguió lo que buscaba, que los funcionarios del Gobierno de la Ciudad hablen de «ellos», y hasta la propia Intendente le preste minutos en varias entrevistas a la «denuncia» de Facebook.
Claro quedó que el «tema» se enfrió en la opinión pública, tras las explicaciones del secretario de obras públicas, quien enseguida detectó que lo ocurrido fue un incendio intencional.
Ahora, y cuando el aire es respirable, las ideas para avanzar en el basural a cielo abierto, se cuentan con dos dedos de una mano, y son las que puede prever el propio Gobierno. Los que critican y hablan de impericias, no tienen una sola «idea» sobre como contrarrestar los focos igneos que originan malestar en la salud de la población. La excusa obvia es «no gobernamos». Ahi está el escudo.
No está mal que en la oposición esté la preocupación como ciudadanos ceresinos lo que acontece en este lugar. Lo que no se consigue concebir es el «tratamiento solo crítico» sin una sola idea presentada para que pueda ser evaluada en el gobierno local.
Incluso, el secretario de obras públicas hizo claras apreciaciones en una entrevista radial que «ellos no dejaron un basural ordenado cuando se fueron, lo dejaron colapsado, y cuando se les pedia rendición de cuentas, se excusaban en que aquella oposición solo criticaba». Ahora, «ellos solo critican, pero ideas no aportan una sola».
El Centro de disposición final será un problema por los siglos de los siglos si no cambia hacia una solución de fondo. La idea primaria es el relleno sanitario, el cual es imposible concretar con fondos genuinos. Sin apoyo provincial o nacional, esto será dificil de erradicar.
Incluso la propia Intendente declaró, tras su viaje a Portugal, que en ese pais se están descartando los rellenos sanitarios porque es «enterrar» basura y seguir contaminando la tierra. Pero a los años luz que nos separan de Europa, en este basural es la solución más factible. Se necesitan millones de pesos para poder encarar un relleno, y cuando ese sitio se llene, hay que gastar millones nuevamente para abrir otro.
Mientras tanto, el lugar es una «bomba de tiempo». Cada incendio que se produce de manera intencional como el de la semana pasada, o que se origine en las propias pilas por la combustión, son un verdadero problema. No solo en la salud de la población, si no en lo economico para las muchas personas que sostienen su economia familiar con la separación y reciclado de la basura sólida.
El Gobierno, en su afan de profundizar y solidificar su politica de una ciudad más «Vivible y sustentable», con politicas que alienten a la población a la separación de residuos en origen, aumente la forestación, y cuide el medioambiente a partir de prácticas ecológicas, sabe tambien, que su «talón de Aquiles» es el Centro de disposición final.
No le es simpático, a la gestión de Dupouy trabajar mucho en terreno, pero que los resultados se vean opacados por las «humaredas» del basural.
Es probable, que todavia no hayamos visto lo peor; porque este lugar se ha convertido en una problematica que este gobierno quiere erradicar, pero se encuentra con las dificultades propias de haberse encontrado con un problema que tras «dos decadas» nadie habia puesto en agenda. Es real que nadie hizo nada, y la pelota siempre la fueron pateando para adelante. La cuestión es que el partido ya se está terminando, y el resultado comienza a condicionarse a la desidia de los años.
El Gobierno recurrirá a las «curitas» para evitar que la herida se siga agrandando. Pondrá picos de acceso a riego para poder accionar rápido a los focos ígneos. Cámaras de seguridad para identificar a los «piromanos» de basurero que prenden fuego intencional en el lugar, y con ello profundizar la vigilancia. Ya hay trabajando serenos, pero el terreno es muy amplio para que una sola persona en su turno, lo controle en su totalidad. Estas no son «soluciones definitivas», son paliativos, y «curitas» para cubrir la herida.
Tal vez desde la «oposición» haya alguna idea más profunda, más impactante, más eficaz o más útil que las vertidas. Probablemente, eso sea tan dificil que ocurra, como tan dificil se torne borrar el basural ceresino para siempre.
Martin Farias