En el ámbito local leer lo ocurrido es más fácil. El oficialismo llegaba a esta PASO con la fortaleza de Alejandra Dupouy como principal estandarte. Todas las mediciones la ponian por lejos como la politica de mejor imagen, y además con el mayor caudal de intención de votos. Ninguna falló. Alejandra Dupouy fue por lejos la más votada en el oficialismo y en toda la elección PASO. Incluso fue la mejor electora de los 32 distritos del departamento por sobre su rival opositor, detras los apabullantes numeros de Felipe Michlig.
Dupouy obtuvo 1300 votos más que sus candidatos a Concejales, no es una cifra menor. Es que sus candidatos a ediles, no son Dupouy, están lejos de serlo. Incluso, hilando fino, los votos de la lista oficialista a Concejales, están arrastrados por la propia Intendente. Esto se sabia antes, y es lo que dentro del propio radicalismo saben. Dupouy gana con mucha más facilidad esta elección, que aquella que la llevó al poder en 2019. Y no es un dato menor tampoco, que culpa de Dupouy el peronismo viene realizando elecciones flojas y están lejos de darle batalla en una contienda mano a mano. Fassi hace una elección de 2800 votos, caminando solo y con el lastre de las ultimas elecciones del PJ. Consiguió el piso histórico del peronismo tras la salida de Busquets en el poder. Pero no puede sumar nuevos adherentes. El Peronismo empieza a sentir la desazón de alejarse del poder verdadero. Fassi era la carta más clara para jugar en esta elección, no habia demasiadas opciones, pero tal vez arrancó tarde su campaña, no le fue tan fácil asimilar la mala gestión provincial y la del peronismo desunido desde el 2019 en Ceres. Hubo intentos de que haya fotos de unidad, las hubo pocas. No alcanzó con la voluntad de Sasia y su gente. La única carta que queda es salvar la ropa con el primer concejal para el 10 de septiembre. Sanchez tiene la chance de parar en el Concejo a la linea de Busquets, y después habrá que analizar hacia el 2025 quienes quedaran parados del Justicialismo que quiso en algun momento edificar Luisina Giovannini.
Cuando se apostó por Lancellotti, hubo algo más de 1000 votos para esa linea, y desde el sector de Busquets se habló de la herida de la «división». Pero dos años más tarde, en este 2023, la intención de unificarse tampoco da el resultado esperado. Algo hay adentro del mismo seno justicialista que no permite el despegue. Hay mucho lastre, que después del 2019 no se ha podido decantar. Tal vez Dupouy sea la gran culpable de eso, o tal vez las mismas aspiraciones mezquinas puertas adentro del PJ sean las verdaderas culpables. La suerte está echada, Fassi tendrá que salir a remontar más de 20 puntos de diferencia y Sanchez a pelear para que dos fuerzas minoritarias y sin estructuras como Acuerdo Ceresino, o Escucharte Ceres, no les den el gran golpe de gracia.
Guirado y Blanco reunieron entre ambos más de 2300 votos. Votos por afuera de las estructuras, de los votantes que afirman que debe haber otras miradas a la politica ortodoxa. En estos 2300 votos hay radicales, peronistas, proistas, mileistas, hay un poco de todo. Son de quienes quieren ir a bancar la politica desde el sector más débil. Guirado no tiene más que ofrecer que su tránsito por el Concejo, en la campaña su discurso no se basó en prometer más de lo que podia certificar, que era lo hecho en algo más de 3 años. Blanco tampoco salió a celebrar lo lindo que es la «politica». Salió a proponer la mirada del vecino de clase media, que busca ser representado en un poder legislativo. Esos 1000 votos de Blanco son para analizar realmente. Que parte de su mensaje sedujo a sus electores. El que afirma que la politica tiene muchos vicios, el de no cobrar por legislar, o porque vienen por afuera de las estructuras millonarias de los grandes partidos. De casi 8000 votantes netos, 1000 de ellos avisan que hay algo que no está andando bien.
Algun operador politico le escribia anoche a este sitio de noticias, terminado el recuento de votos, que no habia que dimensionar lo de Blanco porque siempre hubo votantes «rebeldes» que votaron a quien fuese candidato por afuera de las estructuras partidarias. Obviamente es una opinión y la cual no compartimos. Si uno hace memoria, y a corto plazo nada más, hubo candidatos a Intendente, y a Concejales de fuerzas como el Socialismo, el PRO, y hasta radicales en internas, que no sacaron 1000 votos. Incluso algunos sacaron menos de la mitad, y hasta consiguieron llegar a estar sentados a la par del poder. Blanco tal vez le sea dificil llegar a los votos necesarios para asumir en una banca del Concejo, lo dirán los ceresinos el 10 de septiembre, pero logró su cometido, encender las luces amarillas puertas adentro de las grandes estructuras.
En el ámbito departamental, no hay demasiado para el análisis. Felipe Michlig, actual presidente de la UCR, le ganó la pulseada a otro estratega del partido, Julian Galdeano. Desde el minuto cero, Michlig habia elegido a Pullaro, a quien le habia manifestado en varias ocasiones quererlo como a un hijo. Lo hizo candidato, y Pullaro se lo devolvió arrasando la interna ante una candidata que prefirió la confrontación, la denuncia facil, las luces de los canales de TV en Buenos Aires. Esta vez no alcanzaron las bambalinas, ni el discurso corriente de mostrarse anti K. La estrategia de Losada se parece mucho a la de Bullrich, mostrando que los malos solo están de un solo lado, y tal vez haya que revisar que las cosas no son tan asi. A Michlig le pasó en su interna con Romina Lopez. La Intendente de San Guillermo le puso el cuerpo a una elección PASO que desde el arranque mismo se veia desigual. Lopez tomó un discurso similar a la linea Losada, y Bullrich, y quedó lejos. Michlig arrasó la interna, y seguramente, solo el tiempo curará las heridas de esta confrontación politica.
Lo decia ayer mismo en una escuela ceresina, una mujer de la oposición de Michlig, «es dificil quitarle poder y votos a alguien que almacena cada vez más poder», y la votación final le dio la razón. Michlig como muchos de sus pares en el Senado no tienen competencia en el terreno electoral. Lo dicen los números, elección tras elección.
MARTIN FARIAS