Argentina es, por segunda vez en su historia, finalista de un Mundial de básquet. Esta es la primera final tras 17 años, luego de Indianápolis 2002 con la Generación Dorada. La Albiceleste derrotó 80-66 a Francia y este domingo enfrentará a España en el partido definitorio. Luis Scola y Facundo Campazzo fueron los motores del equipo. Emanuel Ginóbili observó el encuentro desde el borde del campo.

El seleccionado dirigido por Sergio “Oveja” Hernández se apegó al plan inicial y defendió con uñas y dientes, tanto que a un equipo plagado de jugadores NBA les llevó tres cuartos, es decir, 75% del partido alcanzar los 50 puntos, teniendo en cuenta que promediaron 90 puntos por partido en este mundial.

Luis Scola, como en los anteriores partidos, mostró el camino al resto de sus compañeros y lideró al seleccionado nacional. Vincent Collet, DT de Francia, no encontró respuestas para frenar a un “Luifa” inspirado y jugando como si tuviese 20 años, cuando en realidad tiene 39.

Hernández, en cambio, halló en el banco de los relevos las soluciones a cada obstáculo que le planteó el seleccionado europeo. Los sustitutos ingresaban y eran productivos en la misma medida que el que abandonaba el campo.

En la fase defensiva Argentina fue una roca. Pero en la ofensiva los conducidos por el “Oveja” no sintieron la presión de tener en frente, otra vez, a un seleccionado de mayor jerarquía individual, porque en lo colectivo la Albiceleste fue inconmensurable.

Luca Vildoza terminó con 10 puntos, Gabriel Deck con 13, algunos de los números que explican este pasaje a la final del mundo. El próximo objetivo es España, a la cual espera a partir de las 9 (hora argentina) este domingo.