El grupo sanguíneo de una persona y otros factores genéticos pueden estar relacionados con la gravedad de la infección por coronavirus, de acuerdo con investigadores europeos que buscan nuevas pistas sobre por qué el COVID-19 afecta a unos mucho más que a otros. Los hallazgos, publicados esta semana en The New England Journal of Medicine, sugieren que las personas con sangre tipo A tienen un mayor riesgo de infectarse con el coronavirus y desarrollar síntomas graves.
En el pico de la epidemia en Europa, los investigadores analizaron los genes de más de 4.000 personas para buscar datos que fueran comunes en aquellos que se infectaron con el coronavirus y se enfermaron gravemente, y descubrieron que un grupo de variantes genéticas que están involucradas con las respuestas inmunitarias son más comunes en personas con COVID-19 grave. Estos genes también están involucrados con una proteína presente en la superficie celular llamada ACE2, que el coronavirus usa para ingresar e infectar células en el cuerpo.
Los investigadores, dirigidos por los médicos Andre Franke, de la Christian-Albrecht-University de Kiel, Alemania; y Tom Karlsen, del Hospital de la Universidad de Oslo, en Noruega, también encontraron una relación entre la gravedad del COVID-19 y el tipo de sangre.
El riesgo de que el COVID-19 deje grave a una persona fue un 45% más alto en las personas con grupo sanguíneo A que en aquellas con otros tipos de sangre. En las personas con tipo O parecía ser un 35% más bajo. ”Los hallazgos proporcionan señales específicas sobre qué procesos patológicos pueden estar ocurriendo en un (paciente con) COVID-19 grave”, dijo Karlsen a Reuters.
En diálogo con este medio, el médico genetista Jorge Dotto (M.N. 107.411), uno de los referentes en genética a nivel mundial, explicó: “Está claro con este estudio que la clave tiene que ver con el genoma. Este tiene un rol trascendental en efectuar la respuesta a la enfermedad por SARS-CoV-2. No entendíamos por qué hay personas que desarrollan un mayor riesgo de enfermedad que otras y esta investigación nos dio una respuesta. Los estudios del genoma en los que se basó le otorgan una robustez científica especial”.
Muchos investigadores han buscado pistas en torno a por qué algunas personas que se contagian con el coronavirus se enferman de gravedad y otras no tanto. Ser mayor o ser hombre parece aumentar el riesgo, y los científicos han revisado los genes como otro posible factor que influye en la gravedad de la enfermedad.
Existen cuatro grupos sanguíneos principales: A, B, AB y O, y están determinados “por las proteínas en la superficie de los glóbulos rojos”, dijo la doctora Mary Horowitz, directora científica en el Centro para la Investigación Internacional de Trasplantes de Sangre y Médula. “Las personas con sangre tipo O son más capaces de reconocer ciertas proteínas como extrañas y eso puede extenderse a proteínas en la superficie del virus”, indicó el doctor Parameswaran Hari, especialista en sangre en la Escuela de Medicina de Wisconsin.
Durante el brote del SARS, el síndrome respiratorio agudo grave causado por un primo genético del coronavirus que ocasionó la pandemia actual, “se observó que la gente con sangre del tipo O era menos propensa a desarrollar síntomas graves”, añadió.
“Todavía estamos entendiendo bien el mecanismo de acción. Lo que sabemos es que el grupo sanguíneo podría estar relacionado con la gravedad de la infección por COVID-19 y que las muestras de la investigación fueron recogidas en lugares donde el efecto del brote fue severo y crítico, con penetrancia y mortalidad destacadas. Los investigadores fueron a ver personas con falla respiratoria y encontraron por un lado, genes en el brazo corto del cromosoma 3p con estas variantes genéticas y por el otro, en el cromosoma 9, vieron que las personas en el grupo A tenían mayor riesgo de la infección y las del grupo O un efecto más protector”, aseveró Dotto sobre los hallazgos.
Recientemente, los resultados preliminares de una investigación de la compañía líder en pruebas genéticas 23andMe Inc., que involucró a más de 750.000 participantes, sugirieron que la sangre tipo O protege particularmente contra el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19. “También ha habido algunos informes de vínculos entre el COVID-19, la coagulación de la sangre y las enfermedades cardiovasculares”, asegura Adam Auton, investigador principal del estudio de 23andMe. “Estos informes proporcionaron algunas pistas sobre qué genes podrían ser relevantes”.
La investigación encontró que las personas con sangre tipo O tienen entre 9% y 18% menos probabilidades que las personas con otros tipos de sangre de haber dado positivo en la prueba del virus. Sin embargo, hubo poca diferencia en la susceptibilidad entre otros tipos de sangre, encontró el estudio. Cuando los investigadores ajustaron los datos para tener en cuenta factores como la edad y las enfermedades preexistentes, así como cuando restringieron los datos solo a aquellos con alta probabilidad de exposición, como los trabajadores de la salud, los resultados fueron los mismos.
Estudiar la genética de las personas más susceptibles al SARS-CoV-2 podría ayudar a identificar y proteger a las personas más expuestas, así como a acelerar el tratamiento y el desarrollo de fármacos. Varios otros estudios que analizan tanto la gravedad de la enfermedad como la susceptibilidad también han sugerido que el tipo de sangre tiene un rol importante.
Sin embargo, si bien esta evidencia es convincente, todavía queda un largo camino por recorrer. El reporte no prueba que exista una conexión con el grupo sanguíneo, pero corrobora un reporte anterior de China sobre dicho vínculo. “La esperanza es que estos y otros hallazgos señalen el camino hacia una comprensión más profunda de la biología del COVID-19”, escribió el jueves en su blog el director y experto en genética del National Institutes de Estados Unidos, Francis Collins.
Sin embargo, otros científicos pidieron cautela. La evidencia de que el grupo sanguíneo tiene un papel es “preliminar… no es una señal suficiente para estar seguros”, señaló el médico Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute en San Diego.
Para Dotto, “independientemente de que esto se haya descubierto y que sea importante, las personas que tengan sangre de tipo A o O no deberían modificar su conducta”. “Sin embargo, como una decisión de política de salud pública, luego de que otros centros médicos del mundo decidan darle mas fuerza al hallazgo y proceder con investigaciones, sería prudente por ejemplo, que eventualmente las personas con sangre tipo A sean las primeras en recibir vacunas. A su vez, estos hallazgos nos brindan una categorización para poder tomar mayor dimensión de los cuidados”, concluyó.
Con información de Bloomberg, AP y Reuters