En medio de la clase, en crisis de nervios y tras estallar en llanto, una estudiante le contó a su docente el calvario que vive en su hogar. Reveló que es víctima de constantes agresiones físicas por parte de su madre, quien además le niega alimentos.
La vida de una niña de 12 años cambió de manera abrupta. Estaba en su hogar en la localidad de Palo Negro –departamento Rivadavia- cuando fue víctima de un abuso sexual. El agresor era su hermanastro y un amigo de este. Ella, desesperada por la situación vivida, le contó a su madre lo sucedido.
Trataba de encontrar un poco de ayuda. Apenas tenía ocho años en ese momento. Pero su madre, lejos de cuidarla y protegerla haciendo la denuncia, la obligó a callarse. Le dijo que “no volviera a repetir eso nunca más”. Mientras pasaban los años, las tardes de juegos y risas terminaron convirtiéndose en una pesadilla.
La mujer de 45 años la maltrataba psicológicamente. La obligaba a realizar los quehaceres domésticos de la vivienda y que la acompañara a trabajar. Además, la hostigaba a que realizara y atendiera “de buena manera” a su padrastro y a su hermanastro. Antes de denunciarlos, la mujer obligó a su hija a tratarlos como a su familia.
La adolescente creció. Tiene 12 años y cursa el 7º año del Nivel Primario en la escuela ubicada en la localidad de Palo Negro. Estaba en clases, donde la docente brindó información sobre educación sexual y los derechos de cada persona. En ese momento, su calvario que vivía a diario la abrumó.
Mientras escuchaba cada uno de los delitos que se cometían cuando no respetaban las libertades de las personas, la estudiante comenzó a llorar. La situación fue advertida por la maestra, quien no dudó en contenerla y trasladarla hacia la dirección del establecimiento educativo para brindarle la asistencia psicológica que necesitaba. Rodeada por la directora de la escuela y por su docente, la menor reveló lo que le sucedía.
“Mi mami me vive pegando”, fue lo primero que pronunció la víctima. Temblaba, sentada en el pupitre. Las lágrimas no cesaban de caer, mientras ella reafirmaba que “le tenía mucho miedo a su madre, porque era muy mala con ella”.
Mientras las docentes intentaban asistirla, la menor decidió contar algunos detalles del sometimiento que vivía en manos de su progenitora y buscaba ayuda.
Respiró profundo y luego, en medio de una crisis de nervios, indicó: “Mi mami muchas veces me pega y me encierra en el baño. No me da de comer. Me encierra en el baño y no me quiere dar comida ni agua”.
La situación había comenzado a suscitarse a partir del abuso sexual que sufrió en manos de dos familiares.
Ante la situación, los docentes que actuaron comprometidos con la estudiante, la trasladaron a la sede de la Comisaría Comunitaria 34 de Selva –departamento Rivadavia- donde radicaron la denuncia penal correspondiente en contra de la mujer.
En el hecho se dio intervención a la Fiscalía de turno de la circunscripción Añatuya, que dispuso una serie de medidas judiciales a seguir las próximas horas.
Abusada por su hermanastro y su amigo
Ante los uniformados, la menor indicó que había sido víctima de abusos sexuales por parte de su hermanastro y por un amigo de este, en su vivienda. Su madre sabía sobre el ataque sexual, pero nunca radicó la denuncia penal.
De acuerdo con lo manifestado por la víctima, tanto su madre como su padrastro, además de someterla a constantes palizas y hostigamiento psicológico, la obligaban a quedarse sola en la casa con su abusador.
La estudiante develó las identidades de los sujetos, al tiempo que contó que el ataque se produjo cuando estaba en su casa y los agresores la encerraron en una de las habitaciones, donde la desnudaron y la accedieron carnalmente. Por lo que ella temía regresar a su hogar.
El primer ataque sexual se habría suscitado cuando tenía entre 7 y 8 años.
Tras la denuncia realizada por los docentes, la Fiscalía de Añatuya dispuso que la menor sea entrevistada por los psicólogos del Poder Judicial, con el fin de establecer fehacientemente los pormenores de los ataques sufridos por la víctima.
Además, se dispuso que sea examinada por el médico forense para establecer los abusos denunciados por la menor y las lesiones propinadas por su madre, durante los castigos.
Con información de Nuevo Diario