Ahora, cuando salimos de casa, allí donde la cuarentena por la pandemia lo permite, un nuevo «integrante» se sumó a las cosas que no debemos olvidar llevar con nosotros: la mascarilla.
Y, aunque la obligación de usarlo es algo momentáneo (o eso esperamos), parece que va para largo. Dejando de lado las restricciones, se trata de quizás una de las medidas de protección contra el coronavirus más molesta. Pero aún así la mayoría de la gente es responsable con su uso.
Ahora bien, dentro de la triste y frustrante situación que estamos viviendo desde que llevamos la mascarilla como algo habitual parece como que la gente es un poco más agradable de ver.
Podría deberse a la sensación de protección y seguridad, pero este fenómeno responde a algo mucho más sencillo: nuestro cerebro nos estaría engañando para que los demás nos parezcan más atractivos con la mascarilla puesta. Y no, no lo decimos nosotros: lo dice la ciencia.
Si estás preocupado por el sudor acumulado en la zona del bigotillo, tranquilo: la gente te ve más guapo que nunca.
El por qué es bastante sencillo y lo explica la psicología: nuestro cerebro nos engaña.
Nuestro cerebro nos estaría engañando para que los demás nos parezcan más atractivos con la mascarilla puesta. (Xinhua/Mariana Bazo)
No es culpa suya, ojo, sino de uno de los principios más básicos de las teorías de la percepción: nuestras mente siempre rellena los huecos que no ve bien sean figuras incompletas o rostros humanos, porque necesita darle un sentido a lo que quiera que tengamos delante.
Es más, si nuestra mente no tiene la suficiente información como para completar una imagen y que se ajuste a la realidad, se inventa los datos que le faltan.
Si nos referimos a la percepción de las personas entrarían en juego las leyes de la Gestalt, que indican que cuando completamos un rostro, la mente atribuye o se inventa la mejor forma posible para poder completarlo.
Ejemplo: ves a alguien por la calle con unos brillantes y enormes ojos verdes, rodeados de espesas pestañas negras. Tu mente, en ese momento, presupondrá que el resto de sus rasgos son igual de atractivos, y conformará un rostro simétrico, una dentadura perfecta y blanca o unos labios carnosos.
Si nos referimos a la percepción de las personas entrarían en juego las leyes de la Gestalt, que indican que cuando completamos un rostro, la mente atribuye o se inventa la mejor forma posible para poder completarlo. EFE/Yonhap
Es más, es muy poco probable que a la persona que tienes enfrente le asocies un grano gigantesco en la nariz, o los dientes totalmente torcidos, aunque así sea.
A este fenómeno se le denomina completado amodal: la nariz y la boca no son visibles, y no existen partes sueltas que hagan que tus ojos y tu mente puedan obtener la información necesaria para completar el rostro.
Sin embargo, habrás visto rasgos similares con anterioridad (incluyendo medios de comunicación, redes sociales), por lo que tu cerebro será capaz de crearlos, recurriendo a esos recuerdos y creando una imagen que representa cómo crees que podría ser la persona.
En gente conocida, sin embargo, sí tienes recuerdos de sus rasgos, pero como nuestra mente tiende a ‘idealizar’ las imágenes que percibimos (la memoria siempre tiende a almacenar aquello que nos resulta placentero), siempre resultarán más atractivos.
Hace unas semanas se publicó un curioso estudio al respecto, en el que investigadores del Temple University’s College of Public Health y la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) estudiaron los efectos que las mascarillas en la percepción de 500 participantes.
En cuestiones de atractivo, los rostros cubiertos con la mascarilla se juzgaron como más atractivos que aquellos que iban sin ella. El estudio, titulado adecuadamente Beauty and the Mask (La bella y la mascarilla), dejó opiniones para todos los gustos, con algunos de los rostros mejorando hasta en un 71% en ‘belleza’ con el artículo sanitario puesto.
“Para la gente que se preocupe por su aspecto físico o no acaben de gustarse cómo se ven con mascarilla en público, tenemos pruebas que dicen que, en realidad, la gente les va a percibir como más atractivos”, confirmó David Sarwer, investigador de Temple University,
“Es más nos recuerda que la mirada es algo a lo que con frecuencia nos sentimos atraídos. La gente ve más atractiva a otras personas cuando llevan mascarillas, y pensándolo, es un plus al gesto de altruismo que realizamos al ponernos una, porque estamos protegiendo a todos los que tenemos alrededor”.