Duró poco el armisticio entre el gobernador saliente y el gobernador entrante. Casi el tiempo que demandó la conversación entre ambos, y el posterior relato del encuentro contado solo por uno de los participantes: Miguel Lifschitz. Perotti, fiel a su consigna de no hablar, no lo ratificó ni lo desmintió. Dejó que los hechos hagan su parte.
Uno y otro padecen las consecuencias del ejercicio del mando; Lifschitz por el goteo diario de abandono del poder real (el formal lo tendrá hasta el 10 de diciembre); y Perotti por la la cercanía del poder, formal y real, que aviva el fuego de las ambiciones y vanidades en su entorno.
Radicales en acción.
El senador por San Cristóbal Felipe Michlig habló después de un plenario del sector NEO, que apoyó al Vicegobernador Carlos Fascendini como nuevo titular del Comité provincial de la UCR, de un “nuevo frente” que muestre al radicalismo como principal protagonista, habida cuenta de su fortaleza territorial afianzada tras cada elección.
Mientras tanto su par sanjustino Rodrigo Borla, acompañado por su diputado electo Fabián Bastía se reunió con el radical rector de la UNL Enrique Mammarella para articular a ese vital centro de poder – no solo académico- de esta capital, con el “nuevo” frente que se está gestando. Desde el centenario edificio de Boulevard Pellegrini de esta capital surgieron a la arena política ex rectores tales como Hugo Storero, Mario Barletta y José Corral, estos dos últimos finalmente intendentes.
El ingeniero químico Mammarella hoy no tiene ambiciones de poder político extra claustros, pero ya comienza a jugar en la reserva electoral del radicalismo. Debutar en primera división será cuestión de oportunidad.
En Rosario el intendente electo Pablo Javkyn, radical de origen pero con partido propio (CREO), es uno de los alfiles con el cual el radicalismo piensa acompañar a Miguel Lifschitz para darle batalla en el 2023 al peronismo sin reelección (al menos eso creen) de Perotti; mientras que de Barrancas hacia el taco de la bota, otros radicales con territorio estrechan filas, caso los senadores Lisandro Enrico (Gral López), Germán Giaccomino (Constitución), Hugo Rasetto (Iriondo) y el electo Leo Diana (San Gerónimo) junto a los diputados electos y reelectos Maximiliano Pullaro, Julián Galdean y el santafesino Alejandro Boscarol.
En definitiva, 13 diputados y 7 senadores radicales seguramente pedirán aumento de capital dentro de la sociedad frentista, donde convivirán con Ariel Bermúdez (CREO), Gabriel Real del PDP y Mónica Peralta (GEN).
Socialismo en debate tras la debacle.
El socialismo gobernante, sin el poder provincial y la Municipalidad de Rosario, tratará de rearmarse en torno de la céntrica figura de Miguel Lifschitz presidiendo la Cámara de Diputados junto con Antonio Bonfatti, presidente del socialismo nacional y referente indiscutido del Partido.
En la venidera composición legislativa el socialismo ya no tendrá senadores (hoy exhiben dos); mientras que en la Cámara de Diputados se advierte la figura del actual diputado Joaquín “Popi” Blanco como un importante actor en los futuros y ásperos debates parlamentarios y políticos.
El peronismo ya sufre el desgaste del poder.
Algunos peronistas pareciera que no terminaton de entender las coordenadas políticas con las que deberá gobernar Omar Perotti, en un clima económico nacional de ajustes y duros pases de facturas internos con el gobierno saliente, y le está reclamando más de lo que el Gobernador electo, por imperio de las circunstancias, podría conceder.
Se advierte demasiada ansiedad en algunos sectores, trasuntada en imprudentes acciones fruto de apresurados prejuzgamientos. Perotti no dejará a nadie, que considere necesario, afuera de su gestión.
Las escaramuzas pueden observarse con claridad en la legislatura, fundamentalmente en senadores, donde un grupo de parlamentarios (no se sabe bien cuantos) parecieran dispuestos a discutirle poder al electo Gobernador.
En la futura Cámara de Diputados, el ecuménico Ricardo Olivera será, quizás junto con Silvina Frana, el viaducto propicio con la Casa Gris.
Presupuesto 2020: un conflicto evitable.
El presupuesto 2020 se transformó en un inexplicable sainete, toda vez que insólitamente – para algunos – el Gobernador Lifschitz se comprometió con Omar Perotti a no enviarlo, lo cual se interpretó como violatorio de la Constitución, motivo por el cual ardió Troya el jueves pasado en la legislatura.
Diputados le dio plazo hasta el 31 de octubre para que Miguel Lifschitz lo remita al parlamento; mientras que en Senadores le enviaron una carta, firmada por los presidentes de los bloques (incluido el PJ) y el Vicegobernador Fascendini, conminándolo a “adecuarse a lo dispuesto en el artículo 72, inciso de la Constitución” y enviar el presupuesto 2020.
Asimismo, leyes como el Plan de Intervención integral en Barrios de Rosario, sumada a una ampliación del «Plan Abre» que el peronista Armando Pipi Traferri quiere para más ciudades de la Provincia, junto a la integración a Obras Menores de Rosario y Santa Fe pedida por Rubén Galassi, le agregan una cuota de tensión extra a la transición.
También Granata.
Si de fricciones políticas se trata, Amalia Granata tiene que lidiar por estas horas con algunas rebeldías internas en su teocrático sector, que le demanda esfuerzos adicionales en pos de conjurarlos. Algunos consejeros le hacen notar el liderazgo electoral de Carlos Reutemann, a quien nadie se hubiera atrevido a discutirle siquiera el color de la corbata.
Nada que desentone con la cada vez más inquietante realidad social ante la inminencia de las elecciones nacionales.