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Editorial: «Volver», un camino lleno de incertidumbres en el marco de una economía local arrasada

Está claro que la ciudad de Ceres no tendrá «retrocesos» en el marco de la pandemia. Casi 50 días de aislamiento total, fue un escarmiento para el sector comercial, y se verá si tambien para la población. Los 21 dias iniciales de pandemia, y ASPO, más los 14 días de las dos semanas anteriores, y los vaivenes de las «fases», que fueron abriendo y cerrando puertas, llegaron al límite de la tolerancia.
Se viene una nueva etapa de la nueva normalidad. Ceres, a diferencia de muchas localidades del norte provincial, a excepción de Villa Ocampo, deberá recomponerse de las cenizas. Los 20 casos de coronavirus de Junio, no serán un saldo fácil de acreditar en cuenta y encarar tan aliviada lo que vendrá.
Primero, porque en el contexto de las «fases» muchos se han quedado en el camino. Segundo, «hay una estigmatización» lógica que imperará un tiempo prolongado, post pandemia.
El «coronavirus» desajustó los objetivos del 2020. Y habrá que reamarse, sin hojas escritas, y con improvisación, pero hay que armar el esquema futuro.
Primero lo primero, hay que subir de fases en los próximos días de julio. Si la cosa viene como está, y la gente colabora respetando el distanciamiento social, y los comercios los protocolos, Ceres antes del 10 de julio estará en fase 4. En esa etapa, se permitirá la apertura de hoteles, gimnasios, y el retorno a las salidas de esparcimiento. Pero para eso, dos cosas, pocos casos, todos con nexo, y además, solidaridad comercial.
Pero si la fase 4 está a pocos días, la del distanciamiento social no está demasiado lejos.
En esa instancia los bares, comedores, reuniones familiares, y la ampliación de horarios para los kioscos, se sumarán al contexto de «mover» una economía local arrasada por todo lo alcanzado en la pandemia.
Si las clases están en la mira para «agosto», el resto no está demasiado lejos. Ese movimiento de distanciamiento social, permitirá alentar a un sector de la economía local, hoy en un marco de enorme incertidumbre.
Una entrevista de hace pocos días con unos de los miembros del Centro Comercial, permitió saber que «no todos volverán» a reabrir sus emprendimientos.
Y en esa lista, no son pocos, están los sonidos, las discotecas, las boleterias de los ómnibus, las empresas de catering y atención de eventos, y los salones sociales. Estos rubros «necesitarán» urgente una ayuda estatal para encarar la «nueva normalidad» porque el riesgo de caerse definitivamente es grande.
Algunos propietarios sostienen que «no sabemos si este año volveremos a trabajar». No es un dato menor. Lo aseguró Michlig en dialogo con este mismo medio, «hay un programa post pandemia que debe atender a estos rubros antes de la debacle total, y el incremento del desempleo».
Pero a la par de todo este movimiento, y evaluación de tiempos para reabrir o salvarnos, está el coronavirus y sus alcances. Ceres debe llegar urgente al distanciamiento social y acabar con el estigma en el resto de las localidades que «ven con mucho prurito e incomodidad» a los ceresinos. Eso depende de nosotros, pero también depende del resto de los mandatarios departamentales, y regionales.
Es necesario que los productores afectados por las estrictas medidas preventivas de Santiago del Estero se ablanden para que «esas explotaciones» no terminen estalladas y sumen más problemas a la crisis económica local. Debe concretarse en este mes de Julio, porque las producciones camperas no esperan en el tiempo, y tampoco entienden de pandemia. Hay que salir rápido del cuadro actual, para que el salvataje llegue a tiempo. Por ahora no se ha conseguido, y el coronavirus, y sus miedos imperan en algunas provincias.
No hay tiempos para dilaciones, semana a semana debemos demostrar que la pandemia está,. que no se va a ir, que rondará por siempre, y que hay que conquistar inmunidad económica antes de lograr la inmunidad contra la propia enfermedad. Porque si se espera la vacuna salvadora, tal vez sea muy tarde para que el contexto económico pueda resistir el embate final, y el toque de gracia para una extinción que dolerá mucho en el futuro inmediato.

 

Martin Farias