Esta semana se marcha con alboroto. Es que es dificil convivir con la improvisación, pero peor aun, la incertidumbre. Hay muchos problemas, pocas soluciones. Asi de simple.
Hace pocos días, la Intendente se reunió con la ministra de salud Sonia Martorano. Nunca antes habian tenido la oportunidad de charlar cara a cara. La funcionaria, ponderada por su rol en la pandemia, terminó la reunión con la cabeza llena de problemas. Es que en el Hospital regional Ceres, hay falencias de estructura administrativa. Y eso es responsablidad del ministerio. Lo que pasa, es que nadie de los colaboradores con cargo, se animó a contarle a Martorano lo que sucede puertas adentro de este nosocomio. La Intendente le pintó un cuadro complicado y la ministra no sabia nada. El primer problema y profundo es que sin consejo de administración y sin un administrador el hospital no puede considerarse de autogestión. Michlig dijo mucho hace pocos dias atrás en una entrevista radial, «el trabajo de los médicos y enfermeras, que es notable, permite que la cosa siga andando». Pero, porque la ministra no sabe nada de lo que pasa puertas adentro, o mejor decir, y tras la reunión, no sabia nada. Ahora lo sabe y puso manos en acción. Si no hubiese sido por la reunión con Dupouy, tal vez todo hubiese seguido como hasta ahora. Martorano encomendó abrir todos los telefonos para que se atiendan estos problemas. Incluso, la responsable del área de inclusión social, y salud, afirmó esta semana en una entrevista de radio que «ahora empezaron a llamarnos, antes no nos atendian el telefono». Martorano se encontró con el problema de que quienes deben defender politicamente su gestión en territorio, fallaron en su proceder. El bastión del «gobierno» no fue defendido por los soldados. Tal vez por incapacidad, o por el simple hecho de no querer resolverlo.
Esas segundas y terceras líneas de todo gobierno deben estar aceitadas, sino todo pinta hacia el fracaso. Y ahi hay que preguntarse los motivos por los cuales no quieren solucionarse los problemas. Hay cuestiones de gestión que deben encontrar canales más cortos. La Intendente volvió a plantearle a Matias Giorgetti el tema de los caminos de la ruralidad. Desde el año pasado que el proyecto de la traza Ceres esta consensuando entre los productores, politicos y la educación, pero en Ceres no sale. En el gobierno local se plantean que la estrategia de retacearle obras como estas no dañan la imagen del gobierno de Dupouy, si no que es a la inversa. Dupouy y su equipo de trabajo sospechan que hay «una mano negra» que frena lo que desde acá se solicita. El viernes estuvo toda la cúpula del ministerio de producción, el director de vialidad, y Giorgetti firmando convenios con Hersilia y Colonia Rosa. Pero Ceres no, y la Intendente le mostró su descontento al secretario de infraestructura rural.
En estos tiempos cada una de estas acciones, denotan que hay algo que no está mostrando vigor. Lo mismo con la llegada de soluciones rápidas como la instalación del instrumental necesario para entregar 20 viviendas ya totalmente terminadas, pintadas y con las obras complementarias culminadas. Este es un tema burocrático que urge solucionar por parte de la provincia. Hay 20 familias desesperadas por instalarse en sus propias viviendas, las cuales ya les fueron otorgadas como manda la ley. Mientras tanto, y la provincia muestra sus debilidades de estructura en la tarea de las segundas y terceras líneas, desde Nación la cosa pinta un panorama de incertidumbre. No solo el problema es el económico que está estallado, sino el porvenir. Hay comercios que ven con mucha dificultad los meses que se vienen. Los productos aumentan todos los días, y cada vez son más los que deben dejar mercaderia en las cajas de los supermercados porque el dinero no les alcanza para comprar todo lo necesario. Hay desazón, y eso se va a sentir en las urnas el año que viene. El incremento en las tarifas de servicios, y el nuevo aumento de los combustibles pondrán el ánimo social de esta ciudad, como de gran parte del pais, en ebullición.
Y en el mientras tanto, quienes defienden los colores del gobierno nacional en la ciudad de Ceres, hacen silencio y solo se expresan para denunciar cuestiones que después que se resolvieron vuelven a la caja del silencio. No hablan, no se expresan, ya no hay amigos a los que ir a hablar, ni tampoco puertas para ir abrir. Lejos quedaron aquellos discursos donde se vaticinaba que se vendrían cosas importantes para Ceres si se los elegia para ser nexo con provincia y nación. Los meses pasan y esas promesas quedan sepultadas por una realidad que los pasó por encima. Los tiempos politicos apremian, y la cuenta regresiva para definir el futuro político del año que viene, ya comenzó.
MARTIN FARIAS
