En distintos sectores de la oposición fue una semana de marcha atrás. No se pusieron de acuerdo en salir a hacerse cargo del video «machista» del fin de semana pasado. Incluso se marearon tanto, que las demostraciones que aparecieron de distintas organizaciones defensores de los derechos de la mujer, e instituciones fuertes de la ciudad, los «noqueó». Aquel video, de la Intendente en su huerta y de las «obras» que quisieron pintar como las obras hechas en Paris o en Tokio, sirvió para que algunos fuertes opositores «tomen distancia» y se llamen a silencio.
Pero como la venganza siempre tiene una cara, apareció la cara de los operadores con micrófono, y de otros que dolidos aun por aquella derrota electoral de 2019, sin poder digerirla; y que son los mismos que confeccionaron el «video» a pedido, o por fanatismo, eso ya no cuenta, y atacaron a los medios de comunicación que juzgaron el contenido patético y misógino del material, pésimamente presentado, pero con un locutor profesional.
Estos mismos operadores con micrófono, guionaron al unísono que «hay buen pago del Gobierno de la ciudad para que se hable siempre a favor en esos medios». Juzgar el video y bajarle sentencia no lo hizo un medio de comunicación, lo hizo la gente, la de las redes, la misma gente que se «hartó» de vivir en una ciudad que estaba devastada. No es culpa de los medios de comunicación que difunden actividades del gobierno, por la cual muchos cobran, incluso los que salen a hacer periodismo de periodistas de manera constante.
Pero cuando ya no hay pasos firmes, y todo es desconcierto, la salvación política, con la misma formula de siempre, es atacar a los medios de comunicación. Ensuciarlos para que sus propios e inoperantes adeptos escriban muchas líneas en las redes sociales atacando a todo medio que hable o critique la «politica».
En el Concejo se refugian varias expresiones politicas. Y desde algunos sectores prefirieron el silencio cobarde total acerca del «video misógino», incluso no hubo una sola manifestación a favor o en contra del mismo. La única que escribe una columna editorial, justamente atacando los medios, es Soledad Guirado. Aunque no se anima a firmar su columna «editorial», donde siempre hay palos para periodistas, funcionarios, Intendente, Senador, pero jamás una autocritica. La Concejal, como licenciada en comunicación social, pone el «teclado» y escribe lo que siente. Tiene mucho rencor, contra todos quienes decidan discutirle su pésima forma de ver la política, enmascarada en una vestimenta que le queda grande. Es tan democrática la edil del Vecinalismo, que no permite que «justamente los dos únicos medios que tratan diariamente la política local» no puedan leer sus redes sociales, o puedan seguir un video en vivo de las sesiones del Concejo, porque «eliminó a los medios críticos» de sus contactos.
Está tan alejado de lo «democrático» lo que hacen o entretejen los opositores en el Concejo y en sus computadoras, que se encaprichan con una declaración de un secretario del gobierno, que los trató de «inoperantes» y del peor cuerpo de concejales de la historia. Exigen rectificación, cuando saben muy bien que esa rectificación poco sirve, porque la comunidad ya ha juzgado el comportamiento de los concejales «opositores». Jamas debe rectificarse nada, cuando se dice la verdad, y en esa tesitura está el Secretario de Hacienda. Pero si Ceres depende del capricho de estos «personajes» para aprobar ordenanzas claves para que todos los vecinos puedan acceder a servicios y obras, estamos muy lejos de ser «los representantes del pueblo, las voces de la ciudadanía, y otras yerbas berretas que venden sentados en una banca que le cuesta mucha plata a cada vecino todos los meses.
El poder legislativo está para legislar, no es una capital del interrogatorio permanente, ni del cuestionamiento de un «quincho» para los emprendedores. Cuando no se está a la altura pasa esto que sucede hoy, Ceres no tiene un legislador que hable en serio, de parte de los ciudadanos críticos. Porque está claro que la gestión de la Intendente tiene errores, tiene dilaciones, pero si no consigue una sola «brújula» en el Concejo, toda la ciudad camina hacia la nada. Solo el cuestionar, ayuda poco, y salir a difamar a los mensajeros con cifras absurdas, que incluso ellos como ediles pueden conocer si se lo proponen, no ayuda en lo más mínimo a que Ceres deje urgente este patético show, el mismo patético show que siempre tiene los mismos «disfrazados».
Martin Farias