Quedó claro, con el último revuelo en el Concejo por una vieja reglamentación del año 1984, que por muchos años nadie se puso a medir los alcances de «democratizar» realmente las comisiones vecinales.
Aunque desde el Peronismo se buscó rapidamente otra modificación aprobada en el comienzo de la decada del 90, el choque por el movimiento en los barrios dejó en evidencia, más allá de los nombres que integren cada comisión, y a que dedican su vida laboral, que hace 30 años nadie toca una ordenanza que debería ser clave más en tiempos donde los politicos de entrecasa se desgarran las vestiduras defendiendo los alcances de la democracia.
Quedó en evidencia que durante todo el menemismo, de la decada del 90 donde Ceres fue gobernada por la UCR, todo el ciclo post menemismo, y la era del kirchnerismo y los 4 años del macrismo, donde la ciudad fue gobernada por el peronismo, nadie se atrevió a «cambiar las condiciones» de las reglamentaciones para erigir y consagrar una comisión barrial. Y acá nos preguntamos, como surgió en muchos vecinos de la ciudad el día viernes, o no se buscó cambiarlas para que el poder siga teniendo injerencia directa sobre cada presidente barrial a través de los «punteros» mal pagados y hasta patoteros, con llegada al edificio municipal, o bien porque ninguno de quienes fueron Concejales en esos 30 años, se puso a mirar realmente que sucedía en los barrios.
Tal vez ocurrieron las dos cosas, y de manera combinada, cosa que no nos sorprendería en lo más mínimo, ya que en la sociedad ya hace bastante tiempo se pone en cuestionamiento la poca capacidad productiva de quienes se sientan en las sillas del legislativo.
Pero desgranemos el hoy por hoy, la realidad, la que provocó que haya que ir a los archivos, inclusive desde la dictadura de los comienzos de los 80, para saber que reglamentos hay en cuestiones barriales.
Primero, en la UCR gobernante, aquel discurso de la Intendente Dupouy en un programa radial sobre «no habrá punteros politicos en los barrios» motivó a los vecinos a empezar a buscar enrrolarse en las comisiones. Es que se habian hartado de las presiones de quienes ejercieron tantos años el rol de punteros de la oscuridad para conseguir una chapa, o una ofrenda floral para la capilla del barrio, mientras que los beneficios para si, se multiplicaban. Pero esto no es lo más grave, lo peor que pudo haber pasado en tantos años «democráticos» (?) es haber preferido desde la Municipalidad de Ceres, no darle vuelo a los vecinos, no motivarlos para que se congreguen en grupos para solicitar soluciones a las necesidades del conjunto. Le quedó siempre más comodo al gobierno, poner el puntero, y que sea el, de acuerdo al color politico del vecino, quien solicite las ayudas o les cierre la puerta. Solo asi se explica que más de la mitad de los barrios en Ceres no tengan comisiones vecinales, incluso con sus ex presidentes ya fallecidos, o gente que decidió irse de la ciudad hace mas de 30 años.
Eso demuestra claramente que a la politica de entrecasa, le molesta mucho una comisión barrial organizada y con pluralidad partidaria. Quedó demostrado el año pasado cuando se fueron armando las comisiones de algunos barrios. Y más aun quedo demostrado el jueves por la noche, donde lo presentado por Maza, y después rectificado por el peronismo, dejó en evidencia que desde los 90 nadie mejoró una ordenanza para las vecinales, esto es lo más contundente, y no las declaraciones estúpidas que se hicieron en las redes sociales. Lo que sucede, es que estamos muy acostumbrados a que se tape el sol con el pulgar. Te ponen un árbol para que tape el bosque, eso es lo más grave, y esto es lo que hay que cambiar. No nos quedemos en lo chiquito de pensar que si quienes integran las comisiones son empleados municipales, bancarios o cortadores de pasto. Porque si el debate solo pasa por quienes pueden ser parte de una comisión estamos fritos y no avanzaremos en nada.
Es prioritario que limpiemos todo el panorama. El Concejo está de feria, y estaria muy bien, que cada edil pueda pensar, sin defender solo su camiseta política, el como actualizar y dinamizar las reglamentaciones para armar comisiones vecinales.
Como puede ser que Ceres, desde la política, no haya imaginado nunca el cambio evidente en la comunicación, y la aparición de nuevas tecnologías, y avalando prohiciones impuestas en tiempos de dictadura. Deberia darles verguenza a los ediles de todos estos años hablar de una ordenanza modificada en algunos articulos en la década del 90.
Para salir del paso, será este concejo, o tal vez el que venga desde el 10 de diciembre el cual deba armar una ley local actualizada, prolija y sin prohibiciones para que las comisiones barriales de verdad tengan voz y voto. Si no lo hacen, es porque las mezquindades partidarias estarán por encima de los reales intereses de los vecinos.
Que en los barrios se ganan las elecciones nadie lo duda. Pero no hay que explotar el manoseo de manera permanente, como se ha hecho desde la vuelta de la democracia en Ceres. Porque la falta de motivación en la gente para participar en una comisión esta anclada a las pésimas conducciones políticas que convirtieron en un trapo de piso a los barrios y su gente. Los politicos, desvergonzadamente se sacaban fotos en la humildad de algunos patios, para convencerlos de que las soluciones a sus problemas llegarían.
Asi transitamos todos estos años, sin que nadie se motive para participar y que su voz se escuche, y se preste a ser manipulado.
Si en los barrios se ganan las elecciones, entonces demosle la libertad, y las herramientas para que los vecinos elijan a sus representantes, y sin andar escondidos entre gallos y medianoche para designar gente que se ponga como gato faldero a la par del gobernante de turno, o como opositores irracionales que solo buscan ser bastiones destructivos y para sacarse fotos con los candidatos politicos, esos mismos que cuando se van de la reunión se les rien y se olvidan para siempre de lo que prometieron.
Democracia, participación, más comunicación a través de las nuevas tecnologías y elecciones supervisadas por veedores es fundamental para que se asegure la transparencia en una elección barrial. Después cada vecino, con su conciencia hará pesar si les gusta las bondades del General y Su Esposa, o prefieren imponer a otros estandartes de las politicas del pasado. Pero no será una imposición, será una elección personal. Porque independientes no los hay, hay indecisos, pero independientes en la politica no existen y todos tienen un color politico atado por la familia, o por su propio sentimiento.
Hay que barajar y dar de nuevo, lo que pasó que sirva para sentar las bases hacia adelante, el poder que hay en los barrios es significativo y los politicos lo saben. Hay 23 vecinales en nuestra ciudad, con calles de tierra, de ripio o todas pavimentadas. En algunas no existen las copas de leche, o un comedor improvisado para dar de comer o atender a los vulnerables, pero en otros los hay y es fundamental la asistencia. Hay barrios con gente que necesita servicios que mejoren su calidad de vida, y no solo sean visitados en tiempos de campaña con el verso de que esto te lo van a conseguir si ganan. El poder de los barrios es tremendo, meten miedo, y por eso los politicos pretenden manosear a la gente. El peronismo no va a dejar que donde ellos imaginan están sus votos, el gobierno local imponga gente que le sea simpática. Ocurrió en Barrio Malvinas, y eso detonó todo. Pero está muy bien que se pongan en revisión todas las comisiones, los que no tienen nada que esconder y hayan cumplido con las normas que sean ratificadas. Pero a partir esto, que haya un cambio signficativo en las condiciones. No podemos permitir que en tiempos de democracia, se esté pensando en quienes deben o no deben integrar una comisión. Estamos de acuerdo que funcionarios públicos o politicos de turno en distintos ámbitos no integren esos núcleos barriales, pero al resto hay que buscarle la forma local de que puedan participar.
Porque si estamos avalando la democracia, a estas alturas, no podemos permitirnos que una comisión barrial sea elegida a dedo, a las escondidas, por un puntero, sin una participación de todos, repitiendo las formulas del pasado que gobernó la ciudad.
Martin Farias