Ya habiendo pasado, solo momentáneamente, la peor parte de la corrida contra el dólar blue que se desató tras la devaluación oficial del lunes, en el Gobierno empiezan a analizar lo que deja la semana, una de las más volátiles en los últimos meses, en el mercado cambiario: en los despachos leen que hubo un componente de efecto pánico y de especulación y también un retroceso de la oferta de dólar informal en la city. La apuesta, en los despachos oficiales, es que tras el ruido del resultado de las PASO y el desembolso que Sergio Massa buscará del FMI la semana próxima, el mercado encuentre algo de sosiego.
Este jueves el dólar blue retrocedió hasta los 760 pesos y consiguió cortar una racha de diez jornadas consecutivas al alza. En lo que va de agosto el tipo de cambio informal subió 200 pesos. La mayor parte de esa escalada ($155) tuvo lugar desde este lunes, luego de que el Banco Central convalidara una devaluación del peso y subiera casi 22% el precio del dólar oficial.
A pesos constantes, el valor que tocó el dólar blue esta semana ya superó a los precios que tuvo esa cotización paralela durante la crisis cambiaria tras la salida de Martín Guzmán, en julio del año pasado ($744), según una estimación hecha por el economista de Econviews Miguel Kiguel. Todavía está más lejos, de todas formas, del pico de $880 -con la nominalidad actual- que alcanzó el blue en octubre de 2020, la primera gran crisis cambiaria que sufrió el gobierno de Alberto Fernández.
En despachos oficiales interpretan que hay una motivación principal en ese síntoma de pánico que dominó la semana en el mercado cambiario. La primera tiene que ver con el resultado electoral, que dejó en primer lugar a Javier Milei, un candidato cuya plataforma de campaña incluye la dolarización de la economía. Así, muchos actores del mercado buscaron “mejorar su rentabilidad” anticipándose a una eventual decisión en ese sentido. Es decir: desprenderse de los pesos si quien asomó tras las PASO como candidato más votado desconocería su continuidad como moneda de cambio.
Un argumento que esgrimen en el equipo económico respecto a por qué el componente central de escalada del dólar paralelo es especulativa tiene que ver con su comparación con el comportamiento de los ADRs en dólares, que no mostraron un desplome tan sostenido ni marcado tras un primer impacto que tuvieron algunas de esas acciones el lunes de devaluación post electoral.
Por otra parte, en el Poder Ejecutivo aseguran que hay actualmente en la plaza financiera porteña muchas menos terminales de venta de dólar blue que en el inicio del mandato de Alberto Fernández. En los últimos casi cuatro años el Banco Central cerró más de la mitad de las agencias de cambio que estaban habilitadas para operar: había 214 y quedan, en la actualidad, 94 con autorización para funcionar.
Por lo controles también cerró la mayor parte de las casas de cambio: quedaron en pie 12 de las 27 habilitadas a fines de 2019. Según aseguran fuentes oficiales, las principales razones que terminan derivando en los cierres son la falta de declaración de operaciones, la realización de operaciones no permitidas por la normativa, falta de documentación o que las agencias no podían justificar operaciones realizadas.
El Ministerio de Economía blandió en distintas oportunidades a los controles en la city como herramienta disuasoria ante una escalada de precios de los dólares paralelos. Para el mercado su utilidad es discutible y creen que puede tener un efecto mayor en desalentar a que los minoristas se acerquen a hacer operaciones.
En los últimos casi cuatro años el Banco Central cerró más de la mitad de las agencias de cambio que estaban habilitadas para operar: había 214 y quedan, en la actualidad, 94 con autorización para funcionar
En las últimas semanas el Banco Central también ajustó el cerco de las fiscalizaciones a importadores y realizó 81 suspensiones por incumplimientos a la Ley de Régimen Penal Cambiaria. Este grupo de empresas son investigadas por haber accedido, de manera irregular, a unos 375 millones de dólares.
Según estiman en los despachos oficiales, los controles redujeron los incumplimientos de este tipo a 0,2% al tomar en consideración el total del volumen de importaciones, que se encuentra en términos mensuales en el orden de los USD 7.000 millones. La liquidación de divisas efectiva por parte de los exportadores superó el 98 por ciento.
La investigación tiene lugar porque los importadores solo pueden acceder a dólares a través del Mercado Único Libre de Cambios (MULC) y después de superar los filtros que implica el sistema SIRA, que incluye, entre otros, la definición del perfil económico financiero (CEF) que realiza la AFIP y que en las últimas semanas provocó quejas de importadores de distintos rubros.
Hacia adelante, la lectura que predomina en el equipo económico es que tras la volatilidad marcada de esta semana, el mercado cambiario podría encontrar algo de sosiego la semana próxima, cuando el Fondo Monetario Internacional habilite el desembolso de al menos USD 7.500 millones que Sergio Massa irá a buscar el martes próximo.
De ese desembolso, una parte relevante se restará de la cuenta de reservas, ya que el Gobierno deberá devolver a la CAF los USD 1.000 millones del préstamo de cortísimo plazo que tomó hace algunas semanas para afrontar el pago de vencimientos con el organismo, y el crédito de Derechos Especiales de Giro (DEG) que hizo Qatar, junto con la recomposición de yuanes del swap de monedas con el Banco Popular chino. Con esas tres fuentes el Ministerio de Economía había pagado USD 3.500 millones a Washington antes de las PASO.
Una vez que se descuenten esos montos, quedarían, en forma neta USD 4.270 millones, según estimó el economista Amílcar Collante. Otra parte relevante de ese desembolso se irá en los próximos meses, durante la campaña para la primera vuelta. En septiembre el Gobierno tendrá que abonarle al Fondo Monetario USD 915 millones y, a lo largo de tres instancias en octubre, otros casi USD 2.630 millones más.
Mientras tanto, el Gobierno todavía mide cuál es el impacto en precios que habrá como traslado por la crisis cambiaria de los últimos días. El Gobierno les exige a las empresas de consumo masivo que este miércoles y jueves desfilaron por los despachos oficiales que a pesar de las remarcaciones y las expectativas de aceleración inflacionaria para agosto y septiembre, los aumentos que apliquen tengan un tope de 5 por ciento durante los próximos 90 días.
Hay, como argumento que Economía puso sobre la mesa, un incremento en los últimos meses, un aumento en los márgenes de ganancia que ahora les serviría a distintos sectores para absorber la devaluación sin pasar esa variación al precio al consumidor. En algunas de las empresas ya se resignan a que no tendrán chances de pelear por un incremento mensual mayor y apuntarán a cambiar la lista de productos contemplada en Precios Justos.