La fiscal de Añatuya, María Cecilia Rímini, solicitaría la prórroga de detención y reformularía la imputación de Cristian M, el panadero y chofer de ambulancia sindicado de intentar asesinar a la docente y comerciante, Adriana Bedú, el 6 de abril en el Bº Los Álamos, Selva, departamento Rivadavia.
El grave incidente sobrevino en la casa y comercio de la víctima, de 51 años, previa jornada durante la cual Mansilla habría realizado diversas vigilancias, según lo habrían delatado las cámaras de seguridad.
De acuerdo con la investigación de la Seccional 34 y de la fiscal Rímini, hasta entonces Mansilla trabajaba en la panadería de los suegros y como chofer de ambulancias.
Intimaciones
No había antecedentes, pero sí deudas e intimaciones de acreedores.
Aquel 6 de abril se habría trasladado a la despensa de Bedú. Al parecer, sorprendió desde atrás a la víctima y la golpeó ferozmente, provocándole traumatismo de cráneo. Ingresó a la casa, fue a una mesa de luz y huyó con más de $50.000.
Quizá satisfecho con el dinero, se fue sin inspeccionar el resto de la vivienda. De hacerlo habría descubierto más dinero, deslizaron los investigadores.
La halló una niña
Antes de las 12, una amiga llegó a la casa. Como Bedú no contestaba, hizo que su hija ingresara por una ventana. La víctima estaba en un charco de sangre en el garaje, sector en donde funciona la despensa.
El 7 de abril, los médicos informaron que la paciente padecía “traumatismo con pérdida de conocimiento, fracturas múltiples de cráneo en región parieto occipital, hematoma en ambas regiones oculares y traumatismo cerrado de tórax”.
Después de varios días casi inconsciente, pudo recuperarse y proveyó el nombre de Mansilla.
De “femicidio en grado de tentativa”, M. sería indagado hoy por “homicidio críminis causa”, es decir intentó asesinarla para ocultar el robo.
Los plazos procesales
El miércoles se cumplirán los 15 días de detención de M. y por ello la fiscal requeriría hoy la correspondiente prórroga.
Así lo deslizaron los voceros judiciales, quienes manifestaron que dentro de dos semanas Rímini estaría en condiciones de pedir la prisión preventiva.
Hasta hoy, el proceso se nutre de videos, la declaración de Bedú, de sus vecinos, indagatoria de M., pericias a cargo de la División Criminalística.
Aunque Rímini prefiere trabajar en silencio, su entorno deslizó que ya reunió todas las piezas del rompecabezas en esta historia.
En la hipótesis de la fiscal, M. quiso matar a Bedú para esconder el robo de $ 50.000, aterrado de que lo descubrieran.
Dos testigos lo vieron cerca de la casa de la víctima
Una vecina de la víctima habría declarado que ese día pasó por frente de la casa de Bedú cerca de las 8:30. “La saludé. Estaba parada atrás del mostrador tomando mate. Ella me dijo: ‘Buen día’”. Volvió a los 10 minutos y habría visto a M. en la cuadra de Adriana y frente a una peluquería.
Añadió la testigo que Mansilla vestía una campera negra de cuero, jean negro y zapatillas.
El sujeto hablaba por teléfono detrás de una planta y se escondía.
Para la testigo, el sospechoso quizá se ocultaba de los cuñados, quienes son los hijos de su patrón y propietario de la panadería en la que él trabaja.
La mujer ahondó que M. iba girando junto a una planta y cuando lo saludó, él no le habría respondido, aunque ella no escuchó que hablara por teléfono.
Otra testigo también complicó a M.. Habría subrayado que esa mañana lo vio a las 8:40 desde la ventana. Dijo que el hombre llevaba colocado un barbijo blanco, vestía una remera negra y pantalón negro.
Destacó la testigo que lo notaba un poco nervioso. Caminaba de un lado a otro y cambiaba de rumbo, pero en dirección hacia la vivienda de Bedú.
“Estás loco, me habrás visto ayer”, negó a su compañero
Un chofer de ambulancia habría señalado en la investigación que esa mañana pasó frente a la despensa de Bedú. Eran cerca de las 8 de la mañana. En la puerta estaba M., de guantes y con barbijo y el negocio estaba abierto.
Posteriormente, el hombre se habría cruzado con M., mientras intentaba trasladar a la docente y víctima hacia el Hospital de Selva. Le preguntó “Cristian, ¿eras vos el que estaba parado en el negocio cuando pasé?”, pero el hoy imputado le habría respondido: “Estás loco, me habrás visto ayer”, pero ello no era posible. Los domingos, todo el comercio cierra por decisión municipal.