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A pesar de la nueva normalidad, bares, comedores y hoteles ceresinos, la siguen peleando para mejorar los ingresos

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Tras la declaración de la cuarentena en todo el pais, por el Covid 19, para muchos emprendedores se inició una nueva etapa, la de la reconversión total o parcial. Marzo, abril, mayo y junio fueron meses durísimos porque las medidas sanitarias impuestas originaban el cierre total de bares, comedores y hoteles.

Las instancias de las conocidas «fases» se esperaban con muchas ansias, y en ese trayecto la planificación de la «nueva normalidad» era un hecho. Hasta marzo, Ceres, ofrecía una oferta gastronómica, hotelera y de esparcimiento relevante, tal vez de las más importantes de la región. Los fines de semana era muy habitual encontrar entre comensales o visitantes, gente de distintos puntos de la región y el pais. Pero hoy, a 9 meses de aquel marzo que lo cambió todo para siempre, se inició un camino de búsqueda constante de atractivos improvisados para seducir al vecino local de salir, sentarse en un bar, o cenar en un comedor con amigos.

El servicio de Delivery, que ya funcionaba antes de la pandemia, pero en rangos más acotados, se convirtió en la salida más lógica de la pandemia, y su protagonismo trepó a cifras siderales. Es habitual, en estas noches encontrar deliverys de todo tipo de productos, llevan desde bebidas, hasta golosinas, comidas, o postres. Mientras los «pedidos» telefonicos funcionan al máximo, las asistencias a los comedores o bares solo permiten la subsistencia o el salvar la «noche» como dicen los propietarios.

Ceres, tiene un movimiento desde agosto, con todos sus bares, hoteles y comedores abiertos, pero aun cuesta encontrar todo ocupado en la misma noche. Los dueños le atribuyen esa condición a que «la gente se acostumbró al delivery» y se queda en la casa.

No es disparatado lo que afirman los propietarios de bares y comedores, los cuales tuvieron que poner «dos rodados» para cumplir con las entregas en tiempo y forma. «Se nota que nos falta la gente que venia de afuera, los fines de semana, habia gente de otros lugares que venia a los boliches, y pasaba a comer o tomar algo antes de las discotecas».

En un diagnostico rápido, Ceres ofrece para sus fines de semana, tres comedores, y tres bares, que trabajan hasta las 3 de la mañana. Son pocas las reservas previas, y por eso se atiende a todo el que llega dentro del horario permitido. Para la oferta de cenar en la comodidad de  hogar, aprovechando la pileta del patio de la casa en tiempo de noches calurosas, el servicio de comida para llevar y de bebidas tiene una gama mucho más amplia. No solo los comedores y bares tienen sus deliverys muy activos, sino que se suman a la noche, emprendimientos familiares y rotiserias  que ofrecen sus propuestas culinarias en las redes sociales.

En este marco, es que la noche ceresina, aunque recobra vigor a medida que van pasando los meses, no está ni cerca de otras temporadas. La modalidad de los bares es proponer algo de música con dee jays, como un servicio más a quienes deciden salir entre amigos a comer algo rápido, tomarse una cerveza, y salir del acoso del encierro y laboral diario.

En los hoteles aun falta que salga gente a las rutas, y eso se nota claramente porque ni por asomo la disponibilidad de camas está sold out. En el sector esperan que «haya un movimiento de turistas de paso» que los obligue, por las distancias a recorrer, a pernoctar en la ciudad.

La ausencia de las discotecas o propuestas bailables en la ciudad tambien atentan contra la venida de los pueblos vecinos, como asi también las limitaciones de cruzar el paso interprovincial Selva- Ceres. Para una «nueva normalidad» con ganancias netas, en estos rubros específicamente ligados al esparcimiento o alojamiento, aun falta un rato largo.  Incluso, hasta existen las sospechas, de que los muchos meses de cuarentena, han cambiado las costumbres de mucha gente, y contra eso será muy difícil poder pelear.

Martin Farias