Parece que fue una tormenta perfecta. Y el “barco” de Vicentín no aguantó las olas. Anunció que no podrá hacer frente por ahora a vencimientos que llegarían a 900 millones de dólares con bancos locales y extranjeros y 21.000 millones de pesos con productores agropecuarios. En la empresa creen que estarían en condiciones de regularizar la situación en abril. Pero mientras tanto, hay una cesación de pagos que convirtió al sector granario en un hervidero de versiones. ¿Qué pasó?
El aluvión de ventas anticipada de granos para liquidar divisas y fijar retenciones antes de una eventual suba con el próximo gobierno, se combinó con las restricciones financieras que se agudizaron en los últimos meses. Los bancos cortaron todas las líneas de crédito en dólares porque necesitan las divisas para hacer frente al retiro de depósitos. Los bancos públicos, principales financistas de esta gran cerealera, retacearon el fondeo habitual. A esto se debe sumar las limitaciones que tiene una empresa de capitales nacionales frente a sus competidoras internacionales, que pueden obtener respaldo financiero desde sus casas matrices.
En cambio, Vicentín ha tenido como principal respaldo financiero al Banco Nación, que habitualmente le abre líneas de crédito “por 300 millones de dólares”, según explicó Javier González Fraga, titular de esa entidad pública. Así, el fondeo para giros corrientes y para prefinanciar operaciones de corto plazo, que Vicentín conseguía habitualmente a una tasa de 7-8% anual, trepó al doble. Y se hizo inaccesible.
Así fue como una de las mayores exportadoras de granos del país, con una facturación anual de US$ 4.255 millones de dólares (entre soja, harinas, aceites, maíz, carne, y biocombustibles), asumió que no podrá hacer frente a todas sus deudas. En un comunicado a sus clientes, reconoció que “ha iniciado un proceso de reestructuración de pagos a partir de una situación de estrés financiero que afecta a la empresa”.
En el mercado dicen que los problemas de Vicentín empezaron en octubre de 2018, cuando el Gobierno subió las retenciones y eliminaron el diferencial del 3% a la harina y el aceite de soja. “Todos mantuvieron la molienda alta con márgenes negativos pero las multinacionales tienen espaldas y las locales quedan en problemas”, dijo una fuente del sector.
El caso está generando mucha preocupación entre productores, acopiadores y todo tipo de operadores del mercado de granos con eje en el río Paraná. Y nadie sabe aún qué gravedad implica. Lo que todos tienen claro es que involucra a una empresa de las grandes, y el estruendo es mucho mayor que el causado por otros casos como la corre-acopio BLD o el corredor Sebastián Grimaldi, que este año también cesaron sus pagos.
Este jueves se realizó una reunión no programada en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), donde estuvo su presidente Daniel Nasini, que hace apenas una semana asumió en el cargo como sucesor de Alberto Padoán, el titular de Vicentín, quien presidió la BCR en los dos últimos períodos de gestión. Junto con representantes del Centro de Corredores de Cereales de Rosario, encabezados por Miguel Simioni, se analizó la situación, con el objetivo de tratar de contener la preocupación de múltiples operadores del sector.
Lo que se sabe por ahora es que la empresa en cuestión, que despacha casi 300 barcos al año, ya está trabajando en el reperfilamiento de sus obligaciones financieras. “Estamos evaluando distintas alternativas y trabajando para poder cumplir los compromisos adquiridos, y confiamos en resolver de manera exitosa la circunstancia que nos toca transitar”, señalaron.
Mientras tanto, la preocupación de múltiples operadores y productores que tienen cobros pendientes con Vicentín invade al mercado.
Clarin