(Por Diario El Litoral).- En la ciudad de San Cristóbal, y en medio de la pandemia ya que el tren jamás se detuvo, seis mujeres trabajan en el Belgrano Cargas realizando distintos tipos de tareas dentro de la estación y de los galpones del ferrocarril, además de una mujer encargada del área administrativa. Todas son jóvenes y ponen un gran empeño en las asignaciones de su ámbito laboral.
No hay dudas de que el ferrocarril representa a millones de argentinos y durante muchos años fue el principal medio de transporte hasta la década del ‘90, cuando el país recibió un duro golpe. Muchísimas personas y pueblos enteros sufrieron la privatización, y aún recuerdan el cierre del ferrocarril como uno de los momentos más tristes de su vida.
Tiempo atrás, en la época de esplendor, también eran muy pocas las mujeres que integraban el personal. Por ejemplo, de ocho mujeres había mil varones en actividad. En la actualidad, si bien el porcentaje es menor, continúa en aumento. Vale aclarar que en ese entonces, las mujeres solamente desarrollaban tareas administrativas.
Para conocer un poco más sobre el trabajo que realizan y las responsabilidades que tienen a cargo, este medio entrevistó a las seis jóvenes mujeres ferroviarias: Triana Gianelli, Carla Acevedo, Lucia Barrios, Flavia Zárate, Natalia Franchino y Micaela Lescano.
Durante muchos años, el cupo femenino estuvo relegado del área de transporte, pero desde el gobierno y las empresas privadas intentan que se aumente la cantidad de operarias argentinas y se valoren sus roles.
La decisión de sumar mujeres a los talleres
El secretario de la Unión Ferroviaria -delegación San Cristóbal-, Marcelo Andreychuk, explicó las razones por las cuales hoy hay mujeres trabajando en el Belgrano Cargas y Logística SA, empresa que principalmente se dedica al traslado de la producción de granos de la provincia.
“Esta es la primera vez que en San Cristóbal y muchos lugares se ha incorporado a la mujer para realizar tareas operativas a la par del hombre. Esta es una movida que venía gestionando nuestro secretario general, Sergio Sasia, junto con su comitiva de trabajo del gremio y gremios asociados para la incorporación de la mujer al trabajo igualitario con el hombre. A partir de 2019, se logró que una compañera ingrese al área mecánica, que es Triana; a partir de ahí se siguió gestionando y abriendo puertas para la incorporación femenina. Con orgullo cuento que tenemos cinco compañeras ligadas en forma directa al área de producción, tres de ellas van a tornería, dos producción y reparación de vagones, Natalia que está en la parte de transporte en la estación y Ayelen Compagnon en administración. Además entrará otra mujer antes de fin de año en el área de seguridad e higiene industrial. Estamos muy contentos”.
Y remarcó: “Un país sin trenes es una Nación sin futuro. Es la hora del ferrocarril”.
Al recibir la gran noticia de su incorporación -varias de ellas se concretaron en medio de la pandemia-, todas las jóvenes incursionan en los distintos oficios del trabajo: aprendieron a soldar, a manejar máquinas y a utilizar diversas herramientas y equipos que se necesitan en el día a día.
Las seis mujeres son técnicas egresadas de la escuela Tambor de Tacuarí Nº 474 y es indispensable para ingresar a trabajar que posean ese título, debido a un convenio que firmó la institución con la empresa Belgrano Cargas para que al terminar el nivel secundario los alumnos tengan la posibilidad de realizar las prácticas profesionalizantes.
Triana, la primera de esta nueva época
Ella ingresó en el 2019 como operaria en los talleres ferroviarios, siendo la única mujer que integraba el equipo colmado de hombres y compartió su experiencia personal.
“Hoy en día estoy muy contenta, orgullosa de mis compañeras, de que estén con nosotros, que sea equidad, que sigamos demostrando que sí se puede y que cumplimos las mismas tareas y obligaciones que todos. Anhelaba tener compañeras, hoy se dio y estoy agradecida, esto da lugar a las demás chicas que tienen la ilusión de entrar y de cortar con el miedo de que la mayoría son hombres”.
Al igual que la mayoría de las jóvenes es hija de exferroviarios, su madre trabajó en el área administrativa durante 19 años, su padre fue tornero y hoy está su hermano. Ser ferroviario viene de cuna.
“Muchas historias en la mesa. Tenía dos años cuando se cerró el ferrocarril, fue una etapa bastante triste, y hoy cambió mucho esa historia personal y familiar”.
Con respecto a trabajar con tantos compañeros varones, siendo al comienzo la única mujer, Triana dijo estar “súper agradecida a mis compañeros que nosotras de ellos aprendimos el oficio y la paciencia de los superiores. Nos cuidamos mucho, se formó un grupo muy lindo, ellos nos dan el lugar, somos un gran equipo, una gran familia y todos tiramos para el mismo lado”.
El secretario de la Unión Ferroviaria local, Marcelo Andreychuk, junto al equipo femenino del taller.Foto: El Litoral
De maestra a ferroviaria
Carla Acevedo se encontraba trabajando en otra localidad como docente hasta que tuvo la oportunidad de ingresar al ferrocarril y no lo dudó. Fue un cambio de vida muy importante, actualmente está en la parte mecánica, haciendo reparaciones y temporalmente realizando tareas administrativas junto con Triana sobre protocolos de vagones.
“Gracias a Dios tuve la posibilidad de entrar, fue un cambio totalmente diferente pero era lo que yo quería, lo que buscaba y se me dio. Es más tiempo para disfrutar de la familia, el trabajo de las maestras es muy grande todo el tiempo, más ahora en tiempos de pandemia que es sumamente demandante ser docente. Tenemos un grupo hermoso, los varones son compañeros, ayudan, colaboran, aprendemos de ellos y hacemos la misma fuerza que ellos”.
Carla también viene de familia ferroviaria, trabaja su marido, tíos, primos y su papá que continúa en el Belgrano Cargas desde hace diecinueve años. Además de sus abuelos, que también trabajaron. De pequeña conoce el oficio y es una privilegiada de poder hacer lo que le gusta.
“Un lindo trabajo y un lindo grupo”
Lucía Barrios se encuentra trabajando en reparación de vagones, pero está asignada a todo lo que es tornería. Como las demás chicas, realiza las actividades a la par de los hombres, recibió capacitaciones y viene con el oficio desde la escuela secundaria.
“Está bueno trabajar acá, es algo a lo que una no estaba acostumbrada. Pese a que es algo nuevo, de cierta forma estábamos habituadas a hacer en la escuela, manejar diferentes tipos de herramientas, trabajar con los chicos. Es un lindo trabajo y un lindo grupo. Los hombres son más cantidad pero nos permiten a todas actuar, preguntar, te cuidan mucho y te enseñan la mejor manera de trabajar”.
Lucía también es de familia ferroviaria, trabajaron su abuelo paterno, un tío y una tía como enfermera en los talleres de Santa Fe.
“De a poco fuimos aprendiendo”
Flavia Zárate, a diferencia de sus compañeras, es la primera ferroviaria de la familia y en la entrevista contó que le gusta mucho su trabajo. Al comienzo sintió algunos miedos pero a medida que fueron pasando los días aprendió a hacer lo que le encomendaron en el sector de tornería.
“Fui encontrándole la vuelta a todo para poder hacer, los compañeros son excelentes, nos ayudan desde el primer día. Es trabajo pesado, pero no es algo que no podamos hacer, ahora puedo hacer cosas que al principio me costaban”.
La toma de decisiones en sus manos
Natalia Franchino está trabajando en el área de transporte, tiene muchas responsabilidades en el día a día, en su turno se encuentra sola y por eso debe tomar decisiones ante diferentes situaciones que se puedan presentar, según las diferentes alternativas u operaciones.
“Estoy en la estación, que es muy distinto a lo que hacen ellas, pero siempre vamos aprendiendo. Somos cinco en total, cuatro hombres y yo, y a mí me gusta mucho. Tengo a mi hermano y a mi marido que trabajan y siempre me siento acompañada de ellos dos y de mi hermana que está en Rosario. En mi turno estoy sola, siempre estuve con mi jefe, que fue el que me enseñó todo, ahora me toca estar sola pero muy bien y me gusta”.
“Ojalá que el ferrocarril vuelva a ser lo que era”
Micaela Lescano ingresó al taller hace seis meses, durante el aislamiento, y está en el sector de reparación. Siendo muy joven, experimentando en este nuevo mundo, al principio sintió algo de temor como sus compañeras, pero con el paso del tiempo fue dándose cuenta de que “podemos ser lo que queramos ser todas en cualquier lugar o trabajo”, expresó.
Mica está muy feliz por esta oportunidad y pasó por momentos de gran ansiedad esperando el llamado que la confirmaba en su nuevo trabajo.
“Estoy súper agradecida a la Unión Ferroviaria y a Sergio Sasia por habernos dado este lugar a todas. Feliz porque es un cambio personal y profesional. Tengo a mi pareja, a mi cuñado y a mi suegro trabajando y antes estuvieron en el taller viejo mis dos abuelos, mi abuelo paterno me contó sus anécdotas y sus lindos recuerdos.
Al ser consultada sobre qué piensa de la reactivación del ferrocarril y del nuevo movimiento que se puede observar sobre las vías que atraviesan a la ciudad de San Cristóbal, la joven manifestó una enorme alegría por las fuentes de trabajo que esto genera.
“La gente lo ve, nos preguntan qué hacemos nosotras, nos felicitan porque no era común ver mujeres trabajando dentro del taller. Nosotras agarramos la amoladora, soldamos, levantamos los vagones, aprendemos día a día. Estamos en una ciudad ferroviaria y ojalá que el día de mañana sea lo que era antes”.