«La Niña se ha instalado, y se espera que persista hasta el próximo año, afectando las temperaturas y los patrones de precipitación y tormenta en muchas partes del mundo». Así se inicia el documento elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que recoge y publica el Servicio Meteorológico Nacional.
Dos semanas atrás advertíamos en estas páginas que para el último tramo del año se aguardan, en nuestra región, precipitaciones por debajo del promedio y temperaturas por encima de las habituales. Esto es principalmente por acción de La Niña. El informe que se difundió en las últimas horas extiende esa previsión hasta el primer mes de 2021.
«La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, a saber, los vientos, la presión y las precipitaciones». explica el informe, que llama la atención sobre otro dato: se espera que el episodio de La Niña de este año sea moderado a intenso. «La última vez que se registró un episodio intenso fue en 2010/2011, seguido de un episodio moderado en 2011/2012».
¿Qué se espera?
«Se registrarán algunas de las anomalías de precipitación más importantes relacionadas con el episodio de La Niña de 2020 en el Gran Cuerno de África (con precipitaciones por debajo de lo normal), Asia central (con precipitaciones por debajo de lo normal), Asia sudoriental, algunas de las islas del Pacífico y la región septentrional de América del Sur (con precipitaciones por encima de lo normal)».
En particular, para América del Sur, La Niña puede traer lluvias por encima de lo normal en grandes partes del norte del continente, mientras que más al sur pueden producirse lluvias por debajo de lo normal tanto en la costa oriental como occidental. El episodio de La Niña de 2020 tiene características muy similares: es probable que en la franja norte del continente se den precipitaciones superiores a lo normal, mientras que en gran parte del Cono Sur es probable que se observen precipitaciones inferiores a lo normal.
No todo es natural
«El Niño y La Niña son importantes condicionantes naturales del sistema climático de la Tierra. Pero todos los fenómenos climáticos naturales se producen actualmente en un contexto de cambio climático que es producto de la actividad humana, que está exacerbando las condiciones meteorológicas extremas y que está afectando el ciclo del agua», dijo el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.
«La Niña tiene típicamente un efecto de enfriamiento de las temperaturas globales, pero este enfriamiento queda más que compensado por el calor atrapado en nuestra atmósfera por los gases de efecto invernadero. Por lo tanto, el 2020 sigue en camino de ser uno de los años más cálidos de los que se tiene registro y se prevé que el período 2016-2020 sea el quinquenio más cálido desde que se iniciaron los registros», añadió Taalas. «Actualmente los años en que se producen episodios de La Niña son más cálidos incluso que años anteriores con intensos episodios de El Niño».
El Boletín El Niño/La Niña que publicó este jueves la OMM afirma que «hay una alta probabilidad (90 %) de que la temperatura de la superficie del océano Pacífico tropical se mantenga en los niveles característicos de La Niña hasta finales de 2020, y tal vez hasta el primer trimestre de 2021 (55 % de probabilidad).
En este punto, se advierte que El Niño y La Niña no son los únicos factores que condicionan las características climáticas a escala mundial y regional. Además, «no hay dos episodios de La Niña o de El Niño que sean iguales: sus efectos en los climas regionales pueden variar en función de la época del año y de otros factores. Por ello, las instancias decisorias siempre deben consultar los pronósticos estacionales más recientes para obtener la información más actualizada».
En vistas de estas variaciones, la OMM pasó de trimestral a mensual la publicación sobre el clima estacional mundial, e incorpora -además de El Niño y La Niña- otros factores que influyen en el clima, como la Oscilación del Atlántico Norte y el Dipolo del Océano Índico, «a fin de evaluar sus posibles efectos en la temperatura superficial y los patrones de precipitación a nivel regional y de que esa información pueda utilizarse para sustentar gran parte de los debates estacionales con las Naciones Unidas y otros asociados».