Marcelo Gieco, Director de Discapacidad e Inclusión del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, festejó su cumpleaños, en plena pandemia y durante la vigencia del decreto de su superior Omar Perotti que prohíbe las reuniones afectivas.
Una de las personas que participó de esa reunión clandestina, resultó positivo a las pruebas de Covid-19 que se le practicaron, y puso a toda la ciudad en “alerta naranja”, como lo describió el Intendente Luis Castellano.
Rafaela, por obra del destino, Dios, los controles, o a quien se le quiera atribuir, gozó de una situación epidemiológica envidiable durante casi cuatro meses. Mientras Córdoba, Rosario, Paraná, Chaco y el AMBA se sumían en un frenesí de contagios, la “Perla del Oeste” seguía inmune al peligroso Covid.
Pero todo eso cambió el lunes 17 de agosto. Un “irresponsable” empresario había violado las disposiciones sanitarias y, con su hisopado positivo, se convirtió en el “monstruo de los contagios en Rafaela”.
Más aún, las autoridades locales convocaron a una conferencia de prensa al día siguiente en el que se encargaron de dejar en claro que las 91 personas aisladas y las 5 empresas cerradas eran pura y exclusivamente responsabilidad de una persona que trajo el virus a la ciudad.
Pero le faltaba una parte a la historia oficial. Ese mismo fin de semana, Gieco había festejado, junto a dos grupos de personas, su cumpleaños. Y uno de sus invitados portaba el virus. Por lo que cabría la posibilidad de que haya contagiado a otros, que llevaron la enfermedad a diferentes lugares y obligando a las autoridades sanitarias a trabajar largas horas para establecer el “Mapa Epidemiológico” y evitar que se propagara el virus de manera incontrolable.
Sin embargo, en éste punto, es correcto aclarar que el Director de Discapacidad e Inclusión del gobierno santafesino no es portador del virus, o por lo menos no se conoce que su hisopados haya dado positivo; sí es cierto que se encuentra aislado al igual que su grupo de contactos estrechos.
Pero la noticia de que un funcionario provincial violó la cuarentena y desobedeció el decreto provincial que prohíbe las reuniones afectivas, no trascendió. No hubo un repudio, ni conferencia de prensa, ni investigación de oficio. ¿Qué pasó?
Tal vez el gobierno local no pueda avanzar disciplinariamente sobre un funcionario provincial. Pero sí puede enviar un mensaje al gobernador de su mismo partido: Ponga en orden a sus subalternos. Porque éstos están limando las chances del PJ rafaelino de seguir en la Intendencia.
Rafaela Noticias