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Perotti aceleró decisiones a partir de las presiones de los sectores comerciales en la provincia

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El lunes a la tarde el gobernador Omar Perotti decidió que había que bajarle el fuego a la olla a presión, aunque eso significara rever sus propias decisiones. Fue entonces cuando la flexibilización del comercio que el domingo a la noche sólo era para localidades de menos de 5.000 habitantes, en menos de 24 horas pasó a ser para casi todos, inclusive el aglomerado Rafaela, que unas horas antes estaba en el lote de los no exceptuados junto con el Gran Santa Fe y el Gran Rosario.

Desde la semana anterior centros comerciales de toda la geografía santafesina venían elevando la presión sobre las autoridades locales y provinciales para retomar algún tipo de actividad. El anuncio del domingo a la noche limitando esa posibilidad a localidades de menos de 5.000 habitantes fue el punto en el que la calentura se transformó en hervor.

¿Qué fue lo que disparó la impaciencia? La extensión de la cuarentena sin duda, pero también jugó en contra, paradójicamente, el “éxito sanitario”, aun cuando todos saben que los buenos resultados, en Santa Fe y el país, no dejan de estar atados con alfileres-
Este lunes, intendentes del PJ le escribieron directamente al gobernador. El mensaje en general fue el mismo: «no da para más, no se puede seguir conteniendo a la gente, hay que abrir ya».

La manifestación de comerciantes en la ciudad Esperanza fue apenas el emergente. Intendentes del PJ, según testimonios recogidos para este artículo, saltearon a secretarios y ministros y fueron directo al whatsapp del gobernador. El mensaje en general fue el mismo: no da para más, no se puede seguir conteniendo a la gente, hay que abrir ya.

Los intendentes y presidentes comunales se sienten rodeados: por un lado comerciantes y profesionales presionan por retomar, a media máquina, pero retomar; y por el otro los asfixia el descomunal hundimiento de la recaudación en niveles promedio del 50%. No son pocas las localidades donde los protocolos provincial y nacional fueron flexibilizados sui géneris a partir de acuerdos entre los gobiernos locales y las entidades de la comunidad.

Un funcionario provincial lo resumió así: “Dicen que no dan más, no pueden bancar más”.

Algo parecido transmitieron dirigentes de las gremiales empresarias a funcionarios y legisladores del oficialismo con el pulso de lo que había significado la flexibilización restringida anunciada el domingo.

Uno de ellos fue Ricardo Diab, titular de la Asociación Empresaria de Rosario: “Lo que le transmití al ministro de la Producción es que el trabajo de contención de las instituciones tiene un límite, y que de no cambiar nada no debían sorprenderse si aparecían situaciones en las que las bases pasaban por al lado a los dirigentes”.

Como Diab, asociaciones, intendencias y centros comerciales de distintos puntos de la provincia transmitieron el estado de ánimo al funcionario o legislador que tuvieran a mano. Todo eso mientras los aplausos en la plaza de Esperanza ganaban las pantallas informativas nacionales y de la provincia.

A esa altura los principales colaboradores del gobernador le hicieron llegar el clima que se vivía y la posibilidad concreta de manifestaciones de comerciantes autoconvocados o, lo que sería peor, había pueblos y pequeñas ciudades donde voces inorgánicas agitaban la idea de una desobediencia generalizada, “sublevación”, abrir como sea, no pagar ningún impuesto, entre otras.

Había pueblos y pequeñas ciudades donde voces inorgánicas agitaban la idea de una desobediencia generalizada.

Perotti reunió a primeras y segundas líneas de los ministerios más involucrados en el manejo de la pandemia y la cuarentena, consultó con Nación y decidió acelerar los tiempos. Resolvió que los anuncios hechos 15 horas antes se extendieran al resto de las localidades menos Rosario y Santa Fe. Sorpresivamente, apareció también Rafaela, cuya suerte en el anuncio de la noche anterior estaba atada a Rosario y Santa Fe.

También decidió que el anuncio esta vez no quedaría en manos de colaboradores y asumió personalmente la responsabilidad de comunicar junto con el ministro de Salud y un especialista encargado de darle cobertura científica al cambio de posición.

En realidad, más que cambio de posición, el gobierno se encontró en menos de 24 horas en la necesidad de acelerar los tiempos por la presión territorial e instrumentar de apuro lo que tenía proyectado para la semana próxima después de que se conocieran los pasos que daría el gobierno nacional.

El gobierno se encontró en menos de 24 horas en la necesidad de acelerar los tiempos por la presión territorial.

Si algo dejó en claro el gobernador a intendentes y gremiales empresarias en las últimas es que esta flexibilización requiere el compromiso de ellos, porque se entra en una zona que la provincia no tiene capacidad para controlar la obra donde trabajan tres operarios o si a un local entran dos o más personas.

Mal clima
La semana anterior desde distintos puntos de la provincia se habían dado señales de que, como estaban, las restricciones sobre ciertas actividades, en especial el comercio, habían llegado a un límite de tolerancia social particularmente en localidades donde ni cerca hubo un caso de coronavirus y en otras que lo hubo hace semanas que no hay contagios. Los más orgánicos gastaban los celulares a través de las dirigencias de centros comerciales y empresarias, otros intentaban autoconvocatorias.

En San Justo, el centro comercial, acompañado con la firma del intendente y el senador departamental, le escribió al gobierno: “Han pasado más de 40 días desde el inicio de la Cuarentena. Nos hemos comportado de una manera casi perfecta como sociedad. San Justo no ha tenido ningún caso (de coronavirus), nuestra ciudad ha sido, según estudios realizados, la que menos movimientos ha detectado. Nuestros ciudadanos cumplieron y respetaron a rajatabla el DNU Nacional. En fin, queda a las claras que hemos priorizado la salud”, aseguraron, además de reprochar que “el fundamentado” protocolo de flexibilización de “más de 20 páginas” presentado al comité de crisis no fue escuchado.

La ciudad cabecera del departamento San Justo venía de una semana de crispación comercial. El primer antecedente fue el de la propietaria de la casa de artículos para el hogar Angeloni que desoyó las normativas y decidió abrir igual. Según contó el dirigente Adrián Shuck de la Federación de Centros Comerciales de la provincia, ella y su hijo pasaron el fin de semana detenidos. “La semana pasada también varios comercios se pusieron de acuerdo para abrir, tal vez con un guiño de la intendencia de que no los sancionaría, pero al poco tiempo estuvieron Gendarmería y la Policía para hacer cerrar locales”, explicó.

Shuck destacó el rol de la senadora Marilín Sacnun porque “fue ella la que destrabó la prórroga hasta el 30 de junio” que días atrás publicó el Boletín Oficial para que no se aplicasen multas ni sanciones a los descubiertos bancarios. “Estamos pidiendo además 90 días para recuperar esos cheques y luego un blanqueo teniendo en cuenta que el emisor mostró la voluntad de resolverlo”.

Es conocida también la durísima carta pública de la Federación de Centros Comerciales de Santa Fe, que hasta dejó de lado las formalidades del lenguaje institucional para hacerse escuchar, provocando el enojo de la plana mayor del gobierno. La federación es una entidad de segundo grado, y reúne a centros comerciales de toda la provincia, incluida la influyente Asociación Empresaria de Rosario. La carta fue la señal más clara de que la columna mercurial del termómetro había entrado en zona roja.

Ahora los grandotes
Uno de los puntos que Fececo objetó es la línea de corte para flexibilizar: “¿Por qué localidades de 5.000 habitantes y no las de 10.000, 20.000, 30.000? ¿Cuál es el criterio?”. Indudablemente el Comité de Crisis Central quiso ir paso a paso y probar a pisar el terreno, si funcionaba abría un poco. El límite de 5.000, por cierto, es arbitrario, pero lo mismo se plantearía si hubiera sido 10.000 o 20.000. De hecho, ahora que se admitió al resto de las localidades a partir de este miércoles, la misma pregunta comienza a correr en los grandes centros urbanos.

Sin embargo, en los casos del Gran Santa Fe y Gran Rosario, Perotti tiene un margen de maniobra acotado por las normativas nacionales. Las decisiones en estos aglomerados urbanos dependen del gobierno nacional, ya que están fijadas en uno de los DNU presidenciales. Por lo tanto el punto de presión está en Buenos Aires. El gobernador actuó rápido en ese sentido puso la pelota en ese campo. Él ya elevó el pedido. Ahora depende de la Casa.

El aspecto crítico en los aglomerados Santa Fe y Rosario es la planificación del transporte urbano. La Intendencia de Rosario, en base a datos de uso del sistema, prevé dividir la actividad de la ciudad en dos grandes bloques horarios y repartir actividades para evitar superposición de pasajeros en los ómnibus.

El esbozo inicial, según dijo el intendente Pablo Javkin, es bancos por la mañana y comercio y construcción por la tarde. Los bancos, que hasta ahora abren a las 10, se adelantarían a las 8.15 para cerrar 13.15.

David Narciso para Aire de Santa Fe