Desde Estados Unidos, Pedro Massaccesi charló con Olé.Desde Estados Unidos, Pedro Massaccesi charló con Olé.
Del otro lado del Zoom, en un living oficina de Orlando, Estados Unidos, charlando sueltísimo con Olé está Pedro Fernando Massacessi. Chombita blanca, pantalón al tono, sillón cremita haciendo juego con las paredes, un reloj tres talles más grandes que su muñeca izquierda, una impresora esperando escupir la tinta que los mercados lanzan en forma de flechas para arriba y para abajo… Quien fuera para la prensa, a fines de los ’80, declarado el sucesor natural de Ricardo Bochini, jura que hoy podría pasar una y mil veces por la vereda par de Avenida Mitre al 400, por la sede del Rojo en Avellaneda, y las nuevas generaciones jamás lo reconocerían. Los padres del piberío recordarán, sin embargo, que este santafesino de Ceres fue el mismo que hace casi 34 años, un 25 de mayo de 1989, ingresó en cancha de Ferro contra Deportivo Armenio en un segundo tiempo para dar vuelta un resultado (2-1) y darle a los Diablos Rojos un título que hoy también cotiza en bolsa.
Pedro Massacessi y el gol a Armenio que le dio el título a Independiente ante Deportivo Armenio en 1989
No se detiene. Pone quinta. La sigue. “Ellos te estudian, analizan que no tengas problemas, antecedentes de drogas, ponele. Y listo. No sabés lo que fue la ceremonia de entrega. ‘¿Pedro, va a venir con su familia a retirar el auto? Eramos siete. Champagne, una mochila, una réplica del mismo autito en miniatura. Me había comprado un Porsche primero para entregarlo en forma de pago. Pero te enamorás de los autos. No lo querés soltar. Me lo quedé. Pensar que cuando me prestaron a Chaco estaba a pata…”, rememora. No fue fácil su vida de jugador. Por eso, tal vez, ese resquemor eterno y vitalicio con la dirigencia y el mundo del fútbol (salvo con sus colegas, claro).
De millonario a mendigo
Con todo para romperla, pasó de dar una vuelta olímpica y pasó a For Ever para pelear el descenso. Ahí empezó a darse cuenta de algunos manejos. “Había hecho el gol del campeonato, el gol que necesitaba desde hacía cuatro-cinco años para consolidarme. Era una lucha interna para mí. El Indio Solari, según me decía, me ponía de suplente para agarrar fríos a los rivales en el segundo tiempo. Después, para subsanar el error, me llevó a Japón. Yo tenía todo para salir del club. Me quería Vélez, Gimnasia, Estudiantes. Pero el presidente de Chaco For Ever (Jorge Omar Yunes) era un senador amigo de Pedro Iso, el por entonces presidente de Independiente. Se encontraron una tarde y chau. Un mundo distinto. Para darte un ejemplo, en un Platense-Chaco hice un gol arrancando desde mitad de cancha. Había cuatro periodistas, mi mamá y mi papá. Del golazo no se enteró nadie. Perdí trascendencia. Igual, yo no cumplí, eh. No plasmé lo que se hablaba. Desgraciadamente me sucedió”, reconoce en formato de autocrítica quien tendría además un pasito por Chile, una larga estadía en México (Cobras de Ciudad Juárez, Atlante, Pumas UNAM) y una despedida invisible por el escandinavo Jazz, actual equipo de la tercera categoría finlandesa, muy lejos de las calles de su pueblo, de la “canchita de la Anita” y del Club Central Argentino Olímpico, desde donde llegó a los 15 años a la pensión de Independiente. Otro Pedro. Otro Independiente…
Pedro Massacessi, ex Independiente, le expuso a Olé las diferencias entre el jugador de hoy y el del ayer
El tiempo no para. Massaccesi tampoco. “Hace 11 años que vivo en Estados Unidos. Primero estuve en Miami y ahora en Orlando. Sin embargo, a pesar del tiempo y de la distancia, ver lo que pasa en el club, duele. Desde lejos me meto en Olé, leo los diarios, estoy al tanto de todo. Desde hace años que se notan los problemas actuales. Me acuerdo que en 2002, el presidente (Andrés Ducatenzeiler) veía los partidos en remerita y desde el techo de la Visera mientras, en Europa, los que mandan son reyes, visten de traje y corbata… Tampoco me gustó lo que le dejaron hacer al Turco Mohamed. Ganó un torneo insignificante como la Sudamericana en 2010, lo festejaron muchísimo, pero por darle prioridad salieron últimos en el Apertura de la Liga. Al año siguiente, el equipo descendió… Cambio cualquier cosa por no descender. Y después, ver este vaciamiento con esta gente nefasta… Vivía en la pensión, ahí estudiaba. El club era mi segunda casa. ¿Cómo no lo vas a sentir?”, sufre. «Vos ves los movimientos, cosas raras. El tipo de jugadores que contratan, los técnicos que van. ¿Cuántas veces dirigió Falcioni a Independiente. Pero no siempre la culpa la tiene el presidente de turno… Yo llevaba a mi hijo a las Inferiores. Una vez, el manager festejaba y le pedía a los jugadores que retrocedieran porque le estaban ganando 1-0 a Gimnasia. Si soy directivo, lo echo. Porque no me interesa ganar, ser campeón de Inferiores, sino que le enseñe algo. Y así se fueron juntando millones de cosas. Ese manager era defensa, contrató a los técnicos que eran defensa. Era Independiente, no Estudiantes. El directivo le dice al manager que salgan campeones. ¿Y a mí qué me importa que la Cuarta salga campeona?”, rememora con una alta dosis de calentura tamizada.
Desde Estados Unidos, Pedro Massaccesi charló con Olé.Desde Estados Unidos, Pedro Massaccesi charló con Olé.
“Fue una cosa tras otra. De mi experiencia de 11 años en Estados Unidos, te puedo decir que mientras la gente no vaya presa, no se la juzgue y no tenga que dar explicaciones, nunca vamos a cambiar. En los clubes, en el país, en la política. Acá, el alcalde de Nueva York, rival de Donal Trump y dueño mitad de la ciudad, miró fijo a una secretaria, y a la semana tuvo que renunciar por acoso. ¿Y si robaste? Te dan 15 años y no te saca nadie. En Independiente, Cantero no va, Comparada menos, Moyano menos… Independiente debe 50 millones de dólares. Y no va a tener solución mientras no se ponga algo firme…”, continúa su catarsis ya desde un rol bien marcado. “Yo a los 17, 18 años, quería copiarme del Bocha pero también de otro tipo de gente, de empresarios por ejemplo. Los quería ver actuar para que no terminar como la mayoría de los jugadores. Vos tenés que copiar eso”, invita a pensar. Y abre el juego a las preguntas. Porque a su juego lo llamaron.
En aquel mentado partido en Caballito, cuando un gol de Massacessi sacó campeón al Rojo, Solari decidió incluir a Pedro en reemplazo de su tocayo Monzón. Con el paso de los años, y hasta la llegada de Ricardo Zielinski, el ex defensor de la Selección se disfrazó varias veces de bombero desde sus interinatos. Siempre le puso el pecho y sus conocimientos al servicio del club. El otro Pedro, en tanto, confiesa haber sido sondeado más de una vez para dar una mano en cuanto ex aunque sin suerte.
“Cantero vivía en (el country) El Carmen, donde vivía yo cuando dejé de jugar. Vino una sola vez a casa, hablamos pavadas y nada más. Nunca me consultó. De Fabio Fernández soy muy amigo, pero nunca me dijo nada. El jugador tiene vestuario por eso tiene que estar ahí. ¿Conocés algún jugador de fútbol gerente de Coca Coca? No. Sin embargo y al contrario, cualquier empresario está metido en el fútbol. No te preguntan, no te consultan. No sé si está bien lo que está haciendo Román en Boca, pero se rodeó de siete ocho jugadores y por lo menos van a hablar de fútbol. El jugador sabe cuándo tiene que hablar, cuándo callar. Eso no lo sabe un empresario. Hoy teniendo al Bocha, Trossero, Marangoni, Villaverde, el Chivo Pavoni, Santoro, gente sana… ¿Quién los llama a ellos? Se hace muy difícil”, sentencia.
“Estamos en un fútbol donde hoy, además, están los empresarios, que a veces te benefician y a veces te perjudican. A nivel deportivo, te defienden: si ganás vos, gana él. En su momento, yo agaché la cabeza, lloré tres días, me fui a Chaco, no había vendas… Igual, me pagaron mejor que en Independiente. Veníamos en micro desde Resistencia, mil kilómetros en micro de ida y mil de vuelta… Hoy el empresario te defiende un poquito más…”, reflexiona.
-Así y todo, conociendo casos bastante generales, a veces da la sensación de que, aunque cobren millones, los jugadores -por alguna extraña razón- no están salvados… Incluso el que invierte en 70 departamentos, no tiene idea de cómo administrarlos. A vos, por lo que contás, tan mal no te fue.
-Es fácil explicarlo. Sos jugador de Primera. Empezás a salir en todos los diarios, no te cobran en los bares y tenés 500.000 dólares en el banco porque sos el 9 de un buen equipo. Te retirás y te caés. La vida te sacude, te da un golpe. Imaginate nosotros, que vinimos de abajo y no terminamos la secundaria. Imaginate un pibe de 18 años con 500.000 dólares en el banco, que vayas a bailar y te regalen cosas. Por eso vos tenés que trabajar duro durante tu carrera. Son dos, tres, cinco años full. Al principio y al final, no ganás. Es muy difícil cuidarla.
Pedro Massacessi y la anécdota del jugador que tenía cuatro millones de euros en el banco y no sabía qué hacer con el dinero
-¿Antes también? Eran otros números. La canción de tu época decía: “Vale diez palos verdes, se llama Maradona…”. Hoy un jugador normalito puede pasar a Europa o a la MLS por esa cifra…
-En Independiente cambiaban los autos cada seis meses. Marangoni no. Fijate… El jugador se tiene que dar cuenta que gana mucha plata (premios, Libertadores, torneo local, primas). Pero la gente que lo rodea, su familia, no está capacitada para manejar ese cambio. Hoy entra el representante en juego. Quiere que te vaya bien pero… ¿Y la dirigencia? Cuando hay diez, 15, 25 operaciones como hubo en Independiente, ¿te equivocaste en todas? Se equivocan a propósito. Decidieron contratar a Cecilio Domínguez, que estaba en el América. No tenés que ir a Harvard para darte cuenta que el fútbol mexicano está muy por debajo del argentino, aunque sean millonarios. Si Cecilio Domínguez no andaba en México, ¿podía venir a Independiente? Si viene regalado, lo traigo. Cuando me dijeron que valía siete millones de dólares… No podés hacer esa sangría. ¿Y hoy quién lo paga?
-Hiciste tu recorrido muy en silencio. Juntaste una moneda sin jugar en grandes ligas y vivís bien. Muchos ex compañeros, a los 57 años como los que tenés, no sé si están así de sueltos y tranquilos.
-A los jugadores de hoy y a los de nuestra época les está faltando algo. El tema no es cuánto ganás sino cuánto te guardás. Cuando me fui a Finlandia pregunté cuánto me quedaba en el bolsillo. Tenés además que tener una buena compañera. Llevo 33 años casado con una chica de Wilde, enamoradísimo, cuatro hijos, y eso es un buen sostén. La mayoría de los chicos hoy están separados… A los 18, ahora es muy difícil vivir. Gracias a Dios no viví ese nivel tan alto que vivieron otros jugadores. Me beneficié con eso. Yo todo lo guardaba para mi familia, para mis padres, ayudé a uno que otro hermano, y estoy con el tema de no creerte de que te las sabés todas o que sos el mejor. Mi primer BMW 0km me lo pude comprar recién a los 45…
-¿El primero? ¿Qué flota tenés?
-Quise tener un buen auto y lo quería tener para toda la vida. Hoy el jugador se lo compra a los 22 y no sabe ni prenderlo. Si hace un par de meses iba en tren al entrenamiento…
-Alejado del mundillo, como decidiste estar, ¿sería muy complicado darle una mano al jugador? Enseñarle a tener una suerte de jubilación de por vida para que viva con tranquilidad. ¿No se te ocurrió hacer una suerte de coaching, un consejero amigo que los baje a tierra?
-Sí, sería algo hermoso. Aunque no deje dinero. No me importa. Sería lindo decirles a los chicos de que la vida continúa después de los 35. Porque ellos siguen viviendo con ese ritmo de vida, con la 4×4. Pero cuando dejaste de jugar, ¿cómo seguís? ¿Qué negocio tenés? ¿La plata en el banco? Después, a los 40, la esposa se le va, problemas, engaños, y se derrumbó toda su vida. ¿Qué hacés desde los 40 hasta los 70? En el pueblo no sabías lo que es viajar en Primera, un buen restaurante. Y el fútbol te lo da. ¿Cómo volvés después al pueblo? Hablé con muchos jugadores, eh. Una vez, en un avión, uno me dijo: “Pedro, veo que tenés muchas propiedades. Yo jugué en Alemania y tengo la plata en un banco de allá…”. Le contesté: ‘¿Sabés que si ese banco funde terminás manejando un taxi? ¡Tenía cuatro millones de euros! En Estados Unidos te esperan con los brazos abiertos. El tema es que la gente, el entorno, los apabulla y les dice que eso es muy difícil. Te traen miedo. A mi toda la vida que gustó el tema de las inversiones, de las acciones… Un nene de cuatro años lo puede hacer. ¿Apple? ¿Tenés plata? Comprá. ¿Subió? ¿Te dio ganancia? Vendé. Pero te lo embarran para que vos no lo hagas, para que mueras dependiendo de otros.
-¿Y vos cómo la pegaste?
-Yo dejé de jugar en México, me instalé en la Argentina. Hubo una devaluación fuerte y compré en un terreno en Abril. Yo tenía dólares. A la semana vinieron 14 personas ofreciéndome asesoramiento y negocios. Te abruman. Te vuelven loco. Y ahí te equivocás. No sólo el representante cae. El primo, el hermano, el sobrino. El jugador trabaja cuatro horas, descansa ocho, 12. Después está el resto del día mirando Instagram. ¡Invertí en vos, ponete plata, hacé cursos! Yo puedo vender propiedades, por ejemplo. Lo hice para aprender. Estudié. Hice cursos de acciones. Hoy, con la familia, tenemos un emprendimiento. En lo mejor que podés invertir es en vos. Los chicos tienen que entender eso. No podés estar todo el dia pelotudeando.
-¿Qué le dirías al jugador que tiene un manguito pero no sabe qué hacer con él?
-Hay que ver dónde ponés a la plata. En Argentina, tu casa vale hoy vale 500.000 dólares, al otro día 50, al otro 400. Tenés que buscar que tu ahorro te deje una plata y que ese interés, de acá a 15 años, te permita estar bien. Pero, para hacer eso tenés que leer, ver videos, te tenés que juntar con gente, empresarios, que te aportan ideas. Es muy lindo estar con mujeres, salir y estar de joda. Pero no todo el día, loco. Si hace 100 años ponías 1000 dólares en el store market, hoy retirarías 21 millones. No te digo que va a pasar eso pero… Si vos le decís al jugador, vos jugás 20 torneos por año… Con esa plata, qué se yo, comprás acciones, una pavada, y la tenés ahí. Dentro de diez años, cuando dejaste de jugar, se fueron a las nubes. Aprovechá una operación, comprá una propiedad, una acá, otra en Uruguay, otra en Chile. No te comprés un auto exótico poniendo 500.000 dólares. Tenés que trabajar durante varios años para que un negocio, en un año, te dé 500.000 dólares de ganancia y el auto te salga gratis. Hoy mantengo nueve autos con mis hijos. ¿Cómo los pago? La mitad cash y la otra mitad, en cuotas a cinco años. Esas cuotas las pago con el negocio. Si sos tranquilo, no estás en una lotería. Y tenés que fijarte. Como el AirBnB. Si tenés una propiedad, te sale 400.000 dólares. La ponés en un alquiler normal y podés sacar, de bolsillo, 1800 dólares por mes. Pero en AirBnB te puede dar 7000 por mes. Llegué a tener 22 departamentos… Un día voy al banco con el cheque a pagar la cuota de mi casa. Y me dijeron si me gustaría invertir. El empleado me trajo una carpeta con todas propiedades con las que se quedó el banco. Departamentos de 40.000 dólares, que el banco no quería pagar el mantenimiento. En ese interín empecé a comprar por subastas. Me ayudaba un asesor hasta que aprendí y me corté solo. Vos tenés que ir evolucionando.
-Pudiste haber sido el sucesor de Bochini y terminaste manejando Wall Street, je.
-Ahora en junio me entregan la SF90, el primer híbrido de Ferrari. El tema es disfrutarlo y ser feliz. Y si no puedo, ahí tenés un cheque al portador. Los amigos de mis hijos ven los autos y dicen… “Es inteligente tu viejo, che”. Desgraciadamente, lo entendí así y lo aprovecho. Y si con mi experiencia puedo hacer el bien… Tengo tres cosas en la vida: Dios, mi esposa y mis hijos, y el universo. Soy un fanático del universo… El universo te lo devuelve todo lo que das. Soy un convencido de eso. Lo veo. Vos estás acá para dar. Sería tan feliz si viene un jugador y en diez años, de un departamentito pase a tres… Si se puede ganar algo, mejor. Pero no es el fin. Aunque suene medio pelotudo lo que dice este indio…
Fuente Ole Diario Deportivo