Carlos Jesús es de Málaga, tiene 48 años y hace más de 11 que se encuentra viajando. Su transporte es una bicicleta asistida por un motor, que tracciona su «casa» a cuesta: una casilla de madera donde tiene su cama y otras pertenencias. El protagonista cuenta que todo comenzó porque no se sentía satisfecho con su vida, con su trabajo, a pesar de estar bien. «Era un esclavo», aseguró.
Un día empezó a meditar, a hacer yoga, a recibir links de viajeros y decidió hacer lo mismo. Así fue que vendió todo, incluso su casa, y empezó a viajar. «Ahora ésta es mi casa», manifestó señalando la casilla tirada por la bicicleta.
Hace 4 años que se quedó sin recursos, por lo que se mantiene con donaciones que recibe de la gente o trabajando en diferentes oficios. Expresó que nunca pasó por inconvenientes como enfermedades o delitos. En relación a lo primero, indicó que al transformarse en vegetariano mejoró su físico. Mientras que a los robos los ahuyenta con sus pensamientos. «Pienso que todo el mundo es bueno. Los pensamientos son peligrosos, si son negativos. Eso se llama la ley de la atracción», señaló.
Carlos Jesús hace 4 años que no vuelve a España y manifestó que no volverá más porque ya pertenece «a la madre tierra». Lleva recorrido 67 países, con 50 mil kilómetros en América, 9 mil kilómetros en Rusia, 3 mil en Israel, Egipto, Turquía, Líbano, Italia y tantos otros lugares.
El sabado estuvo por Ceres, y el domingo pedaleó hasta la ciudad de Rafaela y de allí a Pilar a donde va a pasar la Navidad. Para luego seguir hacia Buenos Aires. Desde allí, seguirá su camino hacia un nuevo destino, el cual todavía no tiene planificado.