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«Niño Dios»

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Con 7 renos, y un trineo, Santa Claus, San Nicolas o Papa Noel, como lo bautizó una conocida gaseosa, llegó a todo el mundo. Esa magia de poder pensar en alguien, ya personificado, vestido con ropas de inviernos, y volando por el universo, entre al hogar de cada familia del mundo, es inspirador, y motivante.

El Niño Dios nació, y ese es el más sentido mensaje. Para celebrar ese nacimiento una reunión familiar alrededor de la mesa es la esencia mas relevante del evento que cambió la historia de la humanidad.

Peero claro, cuando Jesus nació en un humilde pesebre de Belen, provocó tambien divisiones sobre aquel nacimiento. Siempre, y ante cualquier cosa que nos ocurra en nuestro alrededor, o tal vez en algún lugar recondito del mundo, nos traerá esa opinión no concordante con las de los demás. Asi somos, viene en nuestro carácter, y lo demostramos ante la primera posibilidad de discusión.

Jesus nació en un mundo muy distinto al nuestro, al de estos dias. Nació para realizar una tarea, y la cumplió. Todo estamos por acá para hacer lo mismo. De poco sirve nuestro existir si no buscamos cambiar los canones de la realidad. Todos tenemos deberes, obligaciones y responsabilidades. Debemos encararlas con la responsabilidad de que lo que decidamos afectará nuestra zona de confort. A veces, y por los tiempos que corren, parece dificil aceptar que alguien pueda cambiar las cosas tal como las conocemos, o nos acostumbramos a conocerlas.

Pero la Navidad, cada vez que la celebramos, nos permite pensar en un año distinto, mejor, mas productivo, más solidario, más inclusivo. Ese desafío no es menor, poder equilibrar todos los ítems, es complicado. Pero hay que intentarlo. La Navidad nos permite iniciar un año lleno de posibilidades, de cosas nuevas, de renovados desafíos, y hay que asumirlos como tal.

Esta Navidad hará lo mismo. Nos pondrá enfrente de nuevos desafíos. No nos será fácil, pórque tampoco lo fue para Jesus por aquellos tiempos remotos.  Pero lo hizo, cambió aquella normalidad de la que todos creian era lo correcto, por la intempestiva intervención divina, de mostrarnos a nuestro Dios pero con acciones de bien, cumpliendo el rol para el cual estamos por esta vida. Los cambios jamás serán fáciles, nadie sostiene ni piensa eso. Pero la esperanza que de esos cambios serán siempre para mejorarnos nuestros días, es invalorable.

Con fé, esperanza, y armonía, recibimos a Niño Dios, en esta Navidad, para que con su nacimiento nos ilumine el camino más firme, el que nos proponga hacer lo que tengamos que hacer para asegurar el bienestar de todos.

¡Feliz Navidad!

Martin Farias