Se va otra elección de la tanda 2023. El domingo se definirán los candidatos que deberan definir las elecciones presidenciales de octubre, con la meta de catapultarse desde el 10 de diciembre como el manubrio de este vehiculo destartalado que es la Argentina.
Motivados en la nada misma, el pais concurrirá a las urnas para elegir. Preguntas muchas, respuestas pocas. Los argentinos han venido eligiendo en los últimos tiempos su solución, y claro está, que ese deseo jamás se cumplió. Las formulas experimentales no sirvieron. Las heridas son muy grandes para querer solucionarlas con «yodo y curitas». Esa desazón es la que genera esta enorme incertidumbre de cuantos irán nuevamente a elegir el destino de su lugar, terruño o distrito hasta el 2027.
En todos los partidos, y los propios candidatos, se han encargado de bajar un mismo mensaje, «andá a votar, no importa por quien votes, pero andá a ejercer ese derecho divino que es elegir tus propios representantes». Si el mensaje penetró, se sabrá despues de las 18 hs de este domingo. Pero pasa por cosas más profundas que el ciudadano deje en manos de otros su decisión. Está asqueado de la inseguridad, la asfixia impositiva, la inflación, las pésimas prestaciones de la salud, la pandemia, la sequía, y otras. Se hartó.
La politica ha transitado en estos tiempos una fuerte batalla para instalar dos mensajes totalmente antagónicos. El mal siempre ha sido el otro. No hacerse cargo de los errores de uno mismo, disimulandolo con actos de engaño, chicanas, y la complicidad de un batallón de guerreros anónimos en las redes sociales. Ante tanto cambalache, las dudas se originan en la base de la democracia, que es la ciudadanía. Se han venido mirando solo el ómbligo, se desentendieron de lo que cada uno de los mismos que se presentan en este proceso electoral, han provocado.
El pais, nunca menos federal que hoy, se sobrelleva en el dia a dia, con poco de futuro promisorio. La gente se acotumbró a solo superar la barrera de 24 hs, en un pais que tiene todos sus recursos en manos de monos con navajas. A este devenir de críticas constantes, se le ha sumado el desinterés de elegir por parte de los reales dueños del territorio. No hay dos posiciones como se quiere instaurar, el mensaje puede variar en los detalles, pero todos harán lo mismo. Tanto sectores más alineados a la centro derecha, como aquellos que pregonan los mensajes desde la centro izquierda, proponen recetas que han fracasado, incluso en paises en desarrollo. Son mensajes bellos para escuchar, pero poco probables de poder implementar, incluso teniendo el bastón de mando.
La desilusión del conjunto es lo que ha llevado a tanta incertidumbre de cuantos serán los encargados de elegir en estas PASO del domingo. Alguien dirá, «la mesa está servida», pero no sabemos quienes se sentarán a esa mesa. Es que tal vez el menú se repite como en otras etapas de la Argentina. La falta de propuestas concretas ha sido una constante. Ante un diagnostico correcto, la medicina que nos cure no aparece. Se ha venido remarcando que todo está mal, que todo nos lleva al abismo, pero nadie ha demostrado como evitar ese proceso.
Hay una cuerda que se ha tensado demasiado, tan tensa está, que a punto de cortarse, no tiene más espacios para el tironeo. Esta tal vez sea una de las últimas oportunidades para alivianar esa tensión. Habrá ganadores y perdedores, la presión de haberse impuesto en una Primaria, llenará de responsabilidades a quien conquiste el triunfo. Ese será quien deba prosperar en un proyecto claro para que en octubre, el camino esté más limpio, y con territorio menos hostil. Hay que ponerle fin a las peleas y mensajes poco claros, estas PASO medirán el tránsito del elector, ese mismo que abondonó sus posibilidades de elegir, y quiere dar su propio mensaje. Si ese alarido ciudadano no se escucha, la política argentina, tal cual la conocemos estará acabada, y deberá replantearse seriamente el destino de su esencia. La moneda está en el aire, la suerte está echada, esperemos el resultado.
MARTIN FARIAS