El presidente Javier Milei dejó listo este fin de semana el decreto que dará inicio al proceso de privatización de la empresa ferroviaria estatal Belgrano Cargas y Logística S.A.
Así lo indicó el vocero presidencial Manuel Adorni. «El Estado dejará de ser operador de los servicios ferroviarios de carga y de toda su infraestructura: material rodante, vías, talleres e inmuebles», aseguró el portavoz.
La creación de Belgrano Cargas y Logística es consecuencia del Decreto 1771 del 2008, bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con el cual se dio por terminada la concesión que regía desde fines de la década del ‘90 tenía la empresa Belgrano Cargas Sociedad Anónima administrada por la Sociedad Operativa Ferroviaria, denunciadas por irregularidades en el manejo de fondos y falta de inversión.
En 2013, a través de la Resolución 471, fue encomendada a Belgrano Cargas y Logística Sociedad Anónima la gestión integral de las tres líneas de transporte de cargas más importantes del país: la Línea Belgrano, la Línea San Martín y la Línea Urquiza. Los principales accionistas fueron tres Sociedades del Estado: Trenes Argentinos Infraestructura, Trenes Argentinos Operaciones y la Administración General de Puertos (AGP).
Ahora, la administración libertaria pretende desprenderse de la empresa estatal argumentando su ineficiencia, su elevada planta de personal y una estructura jerárquica desproporcionada en relación a sus funciones.
Proceso en marcha
El gobierno había anunciado en octubre pasado el pase a manos privadas de la empresa, habilitado a partir de la aprobación de la Ley Bases.
En aquel momento, al realizar el anuncio que ahora comenzaría a ponerse en marcha, Adorni había calificado a la compañía de «obscenamente deficitaria» y señalado que «el límite de cantidad de toneladas que puede transportar se mantiene congelado desde el año 2009”, mientras que en las últimas cinco décadas “la producción agrícola -que representa el 60% de la carga transportada- se multiplicó por cinco”.
También se había expedido al respecto el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. “Al permitir la libre competencia sobre la vía, nos liberamos del Estado pero también de un contratista monopólico. Las empresas argentinas van a poder operar sus propias locomotoras (si quieren); o podrán surgir 2, 3, 10 o las que sean empresas de transportes. El concesionario va a ser responsable de mantener la vía. Una vía de carga no necesita velocidad sino ser fiable. Y, sobre todo, evitar descarrilamientos (el Belgrano cargas tiene uno por día que nos cuestan fortunas). Como el concesionario internaliza estos costos la confiabilidad de las vías aumentará rápidamente”, explicó su visión en un posteo de X.
El proceso de privatización implica concesionar al sector privado la operación ferroviarias que actualmente gestiona la empresa estatal, junto a toda su infraestructura: material rodante, vías, talleres e inmuebles.
Mientras, se espera que en los próximos días el gobierno de a conocer más detalles del la operatoria y de las empresas interesadas en hacerse de la gestión de las líneas ferroviarias actualmente bajo gestión estatal.
En paralelo, crece la tensión entre el gobierno y los gremios ferroviarios. Durante enero La Fraternidad, sindicato liderado por Omar Maturano, realizó un paro de trenes y adelantó que podría adoptar nuevas medidas de fuerza.
Anteriormente, el Ejecutivo anunció el cierre de Trenes Argentinos Capital Humano. Por el momento, siguen en pie Trenes Argentinos Operaciones, Ferrocarriles Argentinos y Trenes Argentinos Infraestructura, compañías que canalizan fondos y tareas de la emergencia ferroviaria decretada luego del choque de trenes en Palermo, en mayo del año pasado.
Obras en Santa Fe
En 2021, la firma anunció inversiones por más u$s 100 millones en Santa Fe. Entre las obras más destacadas figura el Circunvalar Santa Fe, un proyecto destinado a desviar el tránsito ferroviario de carga fuera del área urbana, mejorando la eficiencia logística y reduciendo la conflictividad.
De acuerdo a las crónicas, el plan avanzaba a un lento ritmo de ejecución hasta mediados de 2023. La inestabilidad de precios y la incertidumbre política ante la posibilidad de un cambio de gobierno ralentizaron aún más los trabajos. Luego, consumado el cambio de gestión, las obras terminaron por quedar paralizadas.
Esta situación llevó a las autoridades provinciales a plantear al gobierno nacional la necesidad de reanudación de las obras. «La continuidad de los trabajos dependen de financiamiento externo, de la adenda número 5 del convenio con una firma china que financió parte de los trabajos», había señalado en junio del 2024 el ministro santafesino Gustavo Puccini, tras reunirse con funcionarios del Ministerio de Economía y de la Administración de Infraestructura Ferroviaria.
La obra en las afueras de la capital provincial contempla poco más de 60 kilómetros. Son 20 km de vías nuevas y la renovación de 44 km de vías sobre trazas existentes que no están operativas. También estaba previsto un nuevo puente de 900 metros sobre el río Salado. Y tres puentes viales en los cruces con las rutas 70, 11 y 4.
La importancia de dicha obra radica en que, actualmente, los trenes del Belgrano Cargas ingresan por el norte de Santa Fe, cruzan 61 pasos a nivel y atraviesan la ciudad en un tiempo promedio de 10 horas, con una velocidad de apenas 20 km/h. Con la nueva traza ferroviaria, se busca que los trenes circulen a velocidades de hasta 65 km/h, reduciendo el tiempo de tránsito a poco más de dos horas.
El proyecto es parte de un plan que incluyó la construcción de un nuevo acceso ferroviario a Timbúes, clave para la conexión con el puerto, pero tiene pendiente un nuevo puente ferroviario sobre el río Salado y tres puentes viales en cruces con rutas provinciales estratégicas.
Para la ciudad de Santa Fe, el principal beneficio del Circunvalar es la reducción de la conflictividad urbana, evitando la interferencia entre el ferrocarril y el tránsito vehicular en la ciudad. Además de mejorar la seguridad en el servicio, disminuir los tiempos de espera en los pasos a nivel y reducir la contaminación acústica.
Con información de El Litoral