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Maia, la nena que le puso rostro a los «millones» de chicos excluidos por «décadas»

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Todos pedimos por Maia, todos bregamos por su aparición sana y salva. La intervención policial más amplia desplegada en estos tiempos, todas las fuerzas trabajando juntas, para conseguir un resultado que celebramos todos, ¡ Apareció Maia y esta bien!.

Maia se fue con un sujeto, y ahora la justicia lo investigará a fondo para llegar al hueso de la verdad. Maia está con su mamá, la misma que ayer varios «hipócritas» de turno, acusaron por su adicción. Pero Maia es más que una nena que se rescató con un gran despliegue policial y de la televisión y la radio. Maia es una nena que con solo 7 años, vive con muchas ausencias. Pero la ausencia que más duele es la de la «igualdad». Maia, es la carita de millones de otras Maia que no tienen para comer, no tienen para ir a la escuela, no tienen techo, y no tienen un futuro prometedor en las actuales condiciones.

El caso Maia, es algo más que un hecho policial. Esta niña es una radiografía de la enorme desigualdad social y de leyes que protegen a los niños, totalmente avasalladas. Maia es la cara de la desidia de gobernantes egoistas, de poca monta, y que solo se han mirado el ombligo por decadas. Millones de chicos argentinos están en una misma condición, la de la exclusión total, la del hambre, y todavia asistimos al show de politicos cuestionándose unos a otros las dificultades del pais. Se acusan de quien hizo peor las cosas, y las patéticas funciones continuan y continúan, y los adeptos a las redes sociales salen a defender a los indefendibles.

El caso Maia, es una verguenza nacional. Se les debería caer la cara a todos, pero a todos sin excepción, por las condiciones en las que vive esta niña. ¿Que más hay que mostrarles a los politiqueros para que se den cuenta que esto asi, no va más? Y no es de ahora, es desde hace mucho tiempo. Nadie hizo las cosas mejor que otro. Todos se han equivocado en las decisiones que han tomado, todos se hicieron los distraídos ante tanta verguenza. Hay una desigualdad enorme, ya insostenible. Tal vez Maia pueda tener la chance de que a partir que su carita apareció en todos los medios nacionales, alguien le tienda una mano, y esa ayuda derive en su familia, con una casa digna, con posibilidades de escolarizarse, de pensar en mejorar su futuro. O pasará lo otro, lo que siempre sucede cuando se apagan las cámaras, «todo sigue igual, o hasta peor». Deseo que pase lo primero.

La soga se está tensando mucho, y tensarla más, puede ser un verdadero riesgo. Los politicos deben bajar y poner pie en tierra, porque el show se está terminando. Hay cosas que hay que resolver con una linea de política de estado, y es la «desigualdad». No podremos poner en marcha una nación si estamos dejando en el camino a millones de niños con las necesidades básicas insatisfechas. Los estamos dejando sin posibilidades desde el arranque mismo de su vida, una vida que será plagada de necesidades, mientras seguimos pagando millones de impuestos para mantener una fiesta de pocos.

Maia está bien, está viva, pero atrás de ese diagnóstico, hay un pais que está esperando decisiones contundentes, no solo asistencialismo, soluciones integrales para poder pensar hacia adelante, y con los niños felices y sus necesidades satisfechas.

MARTIN FARIAS