Laila Roth parece estar hecha para hacer reír desde el escenario. A fuerza de autenticidad y un estilo muy propio, generó furor en redes y llenó salas de todo el mundo con su show de comedia, que se destaca por sus vivaces interacciones con el público y una impronta de cercanía. Para los rosarinos, esa cercanía es literal: la comediante es oriunda de la localidad de Ceres, y vivió y estudió en Rosario antes de su despegue en el stand up.
Aunque su performance tiene la marca de más de una década de experiencia en el oficio, no siempre se dedicó a la comedia. En 2012 dejó de lado su carrera en los números y la estadísticas para meterse de lleno con lo que más le gusta: hacer reír. Después de un trabajo arduo por los sinuosos circuitos del stand up, en los últimos años se consagró a nivel internacional.
En redes, los clips de sus shows en los que dialoga con la gente en la platea cosechan millones de interacciones. Para quienes sean usuarios de Instagram o TikTok, es muy posible que el algoritmo alguna vez les haya acercado contenido de Laila. Y es que hay algo muy atractivo en el corazón su propuesta, algo simple y a la vez profundamente complejo: hacer preguntas abiertas al público (por ejemplo, qué les da vergüenza) y construir chistes sobre eso.
En esta dinámica casi colaborativa, Laila se destaca en su manejo de lo imprevisible de esas interacciones, y siempre logra su cometido: hacer aparecer las carcajadas en la sala. De esta forma, logra que todos se rían de todos y con todos, sacando al comediante y su propia vida del centro y referencia única de los chistes.
Con esta premisa, Roth recorrió todo el país, y estuvo en Uruguay, Chile, España, Holanda e Inglaterra. En 2023, se llevó el Premio Estrella de Mar a Mejor Stand Up de la temporada y una Gaviota de Plata en el Festival de Viña del Mar en Chile, donde actuó ante más de 15000 personas. En diálogo con la Capital, Laila repasó este momento de éxito, que también considera de constante aprendizaje.
Decías en una entrevista que ya no tenés la incertidumbre de que no vaya gente al show. ¿Qué desafíos y qué potencias sentís en ese saber que la sala va a estar llena?
Es cierto que ya no tengo la incertidumbre de que la sala esté vacía, eso da una tranquilidad increíble para subirte al escenario pero también tiene otro desafío que es saber que la gente que va espera algo de vos. Que quizás vio material mío, que por ahí quiere algo nuevo. Pero confío en que vamos a conectar, que les va a gustar y yo intento dar algo genuino en cada show.
¿Cómo fuiste construyendo tu estilo de comedia? ¿Tuviste o tenés referentes que te fueron marcando algún camino?
Lo fui construyendo con el tiempo, con la experiencia, medio intuitivamente, confieso. No hubo mucha intención, sino que fue sucediendo. Obvio que cada show me hace aprender, me da herramientas para entender qué funciona y qué no. Y sí, tengo referentes. Acá en Argentina hay un montón de comediantes que me encantan: Félix Buenaventura, Federico Simonetti, Connie Ballarini. Pero más allá de que son referentes y me gusta lo que hacen, intento aprender de ellos y no imitarlos, y ser lo más auténtica posible.
Te estás presentando en todo el mundo. ¿Qué cosas te han sorprendido de la recepción o interacción con algunos de esos públicos internacionales?
Fue una re experiencia. En Países Bajos se acercó muchísima gente habla hispana, sobre todo latina. Yo no siento que haga humor argentino, no creo que eso sea algo que caracterice mi humor. Entonces eso es algo que ayuda mucho. Y por más que cada cultura latina tenga sus características, hay algo que une y eso se notó en los shows.
¿Qué momentos de la gira disfrutás más y cuáles menos?
Lo que más disfruto siempre es el show, la conexión con el público, eso que se genera y que es único de cada función. Lo que menos me gusta de las giras es viajar mucho, dormir poco, no llegar a conocer los lugares. Por ahí voy a un lugar hermoso a hacer una función y me tengo que ir al día siguiente, pero no es nada grave.
Este año, además del éxito de audiencia, te llevaste algunos premios como el Estrella de Mar o el de Viña. ¿Qué te pasa con esos reconocimientos?
Es lindo, se siente bien, te hace sentir reconocida, un mimo. Me siento muy agradecida por esos premios, pero al mismo tiempo no hago las cosas para eso, sino porque me gusta mi trabajo, me gusta hacer reír. Y los premios son como un extra que está bueno cuando viene.
¿Qué es lo que más te divierte que no tenga que ver con la comedia?
Me gustan los reality shows medio falopa. Ahora estoy viendo la quinta temporada de «Love is Blind». También me gusta mucho ir a salas de escape, los juegos de mesa también. Me gusta mucho jugar.
¿Te parece que el hecho de ser santafesina, o de Ceres en particular, aparece de alguna forma en tu comedia?
Sí. Ser ceresina, santafesina, es parte de quien soy. No es un tema central del show, pero aparece aunque no me dé cuenta. En la forma de decir. Sigo muy santafesina en el acento. Y alguna que otra anécdota aparece cada tanto en el show.
Viviste en Rosario. ¿Cómo te llevás con el público rosarino y qué te pasa con venir a actuar a la ciudad?
Hice la universidad ahí, así que tengo amigos. Mi hermano y su familia viven allá también. Y siempre que voy a Roasrio me reciben muy bien, con los brazos abiertos. Un poco me siento como en casa cada vez que voy.
Ahora que cumpliste el sueño de vivir de lo que te gusta, ¿qué otros deseos te gustaría cumplir ahora?
Disfrutar del momento que estoy viviendo.
Con información de La Capital