Está claro que se viven tiempos tensos en lo económico, social, educativo, y del día a día. Argentina salió de esa amargura propia del desencanto con la realidad, a partir de los goles, los gritos, y el seleccionado argentino de fútbol que consiguió la tercera corona de su historia en Qatar. El fútbol hizo lo que la politica y sus políticos vienen errando, enamorar a la gente, al pueblo, a la masa.
Pero la Navidad y en tiempos de reflejar el mensaje real del pesebre de Belén deberían usarse para el reseteo. Los politicos deberían reveer donde esta el origen del desencanto, que desata furia y descontentos de la gente.
Ojala pudiera lograrse, pero son tiempos violentos. Es dificil decir algo, hacer algo, sin un ataque feroz del otro lado. Posiblemente ahí radique la esencia de los males. La Navidad suele tener la magia de ceder rencores, y brindar por ser mejores personas, trabajar por el prójimo, y hacer mea culpas. Es probable que algunos tengan esa aspiración, la del ceder poder aunque sea debajo de las luces de un árbol, y enfrente del nacimiento de Jesus.
Pero es dificil pensar que todo lo prometido en ese lugar sagrado vaya a extenderse mucho más tiempo del que dura la festividad navideña. Es que se avecina otro año electoral, donde incluso en las celebraciones los mensajes cruzados sobre actos, dádivas, y otras yerbas se cocinan mediante los whatsapp.
Los politicos podrían prometerse encarar un 2023 más generoso con las masas y la sociedad, y más austero para sus propios intereses. Parece que esto se ve dificil, es que no hay indicios de que esto haya pasado en tantos pero tantos años de democracia. Siempre estamos en el mismo baile. Somos un cangrejo, avanzamos solo un paso hacia adelante, y dos o tres para atrás.
En el cachengue están todos, no hay distinciones si hay mas o menos de un sector político o de otro, en el cuadro final no falta nadie. Hay muchas cosas por hacer, pero muchas. Esa agenda explota de ideas, propuestas y promesas. Pero ejecutarlas es la cuestión. Es ahi adonde habrá que apuntar todos los cañones. Pero ya no hay demasiado tiempo para dilatar las soluciones, es imperioso que en el 2023 se deba recuperar esperanzas, se deban mejorar las condiciones de vida de cada uno de nosotros, pero principalmente brindar previsibilidad, eso es lo que nos falta. Ver hacia adelante con un brújula que indique el norte.
Esto no solo puede ser para el gobierno nacional, debe ser para toda la columna, los legisladores, jueces, gobernadores, intendentes y presidentes comunales. Si no se consigue una comunión absoluta caeremos definitivamente al abismo, al cual le estamos besando el lomo.
No hay posibilidad de pretender ir hacia un pais, una provincia o un pueblo mejor, si falta previsibilidad. Hay hartazgo de que nunca se cumpla lo prometido, e incluso, se abuse del poder, tanto que desde el clientelismo fácil, lo que llegue llegue solo para aduladores, fanáticos o chupamedias. Eso hay que cambiarlo urgente, no hay margen de tolerancia para seguir dilatandolo. La Justicia deberá hacer lo suyo. Pero no solo condenar, sino que hacer cumplir condenas, y poner en el estrado a corruptos y funcionarios que no cumplen su rol como lo establece la ley. No hay mas tolerancia para quienes manejarse al margen de la ley desde el amiguismo o el fanatismo por viejos idolos de barro de la politica nacional. Condenar con rigor a quienes delinquen desde el delito menor, y asegurar que habrá paz y armonía entre quienes trabajan a destajo para asegurar un futuro promisorio para los suyos.
La economía será la clave que deberá estar en el ítem de la inmediatez. Hay que resetear el sistema actual, no se puede seguir al ritmo que se va, es imposible aguantar un hilo más sin que la cuerda se corte. Hay que redifinir todo, desde las ganancias siderales de algunos sectores del poder, hasta los que reciben migajas para cantar por un partido político. No va más, eso es del pasado.
Hay mucho para soñar esta navidad, hay muchas cosas para interiormente prometerse ser mejores. No habra camaras ni microfonos de radios, o paginas escritas, será el politico ante el pesebre el que tendrá que desde su conciencia prometerse ser otro, no hay más tiempo para alargalo. El nacimiento de Jesus es todo un símbolo, dice muchas más cosas de las que podemos ver con el ojo humano. Fue hace 2022 años, y sus esencia se mantiene intacta. Desde la política, alguna vez, se deberan pensar que nadie es más que el niño nacido en una cuna de pajas.
¡FELIZ NAVIDAD PARA NUESTROS FIELES LECTORES!
Martin Farias
