El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la inflación de octubre se ubicó en el 2,7%, lo que significa una nueva desaceleración en el índice de precios al consumidor en relación con el 3,5% registrado en septiembre. De esta manera, el incremento de precios acumulado en los últimos doce meses alcanzó el 193%, según el organismo oficial.
Este nuevo dato refuerza la tendencia de moderación en la suba de precios que el Gobierno busca consolidar mediante una serie de medidas de política económica. Desde el equipo del Ministerio de Economía habían anticipado que el dato de octubre sería uno de los más bajos en casi tres años, apuntalado por un contexto de menor presión inflacionaria en algunos sectores clave, como alimentos y servicios regulados.
La inflación núcleo, aquella que excluye los precios estacionales y regulados, se ubicó en el 2,9%, por debajo del 3,3% de octubre. De esa forma, tuvo el menor registro desde septiembre de 2020. Nuevamente se marcó una diferencia entre los precios de bienes (2,1%) y servicios (4,3%), donde nuevamente éstos últimos se incrementaron por encima del promedio general.
La división de mayor aumento en el mes fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (5,4%) por las subas en Alquiler de la vivienda y gastos conexos; Electricidad, gas y otros combustibles; y Suministro de agua, seguida de Prendas de vestir y calzado (4,4%).
Las primeras señales de esta desaceleración ya se habían observado en las mediciones parciales de la Ciudad de Buenos Aires y otras ciudades del interior, como Bahía Blanca, donde la inflación mensual de octubre registró un descenso respecto a septiembre. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el índice se redujo a 3,2% desde el 4% del mes anterior. Esta moderación en la inflación porteña fue impulsada principalmente por menores aumentos en los rubros de alimentos y bebidas no alcohólicas, así como en servicios vinculados a la vivienda.
Factores detrás de la desaceleración
La baja en la tasa mensual de inflación puede atribuirse a varias razones. En primer lugar, el Gobierno ha intensificado su enfoque en controlar la nominalidad a través de un ajuste gradual del tipo de cambio oficial, lo que ha permitido reducir la presión sobre los precios internos. Desde la devaluación de diciembre, el ritmo de ajuste del dólar se fijó en el 2% mensual, lo que se ha convertido en un ancla clave para moderar las expectativas inflacionarias.
Adicionalmente, el Banco Central decidió a finales de octubre reducir la tasa de interés de referencia desde el 40% al 35% nominal anual, la primera baja en seis meses. Esta medida, que busca estimular la actividad económica sin desbordar la inflación, fue interpretada por analistas como una señal de confianza en que el proceso de desaceleración de los precios es sostenible. Según las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación mensual podría mantenerse en torno al 3% en los próximos meses, con la posibilidad de una caída adicional a partir de abril del próximo año.