Los politicos se han encargado en estos últimos días, y sabidos los datos del escrutinio electoral, de buscar sostener los votos como si fueran propios. No importa que dice el verdadero elector, la principal estrategia es mostrarse con «poder» a pesar de que las urnas los mandaron a la casa.
Es notorio que la pelea del frente opositor más importante del Kirchnerismo en los últimos tiempos, no sedujo a ninguno de sus electores. Quedaron los fieles, los que pudieron captar el mensaje y jamas lo cambiaron, a pesar del surgimiento de Javier Milei. Juntos por Cambio perdió la elección. Cuesta asimilarlo puertas adentro, hay rencor y bronca. En el medio, las peleas mediáticas que flaco favor le hacen a los dirigentes que mediante una mentira electoral, se sostenian bajo el paraguas de «ser la única opción de unidad (?) para derrotar a quienes han venido gobernando el pais los últimos tiempos». Claro está que Bullrich, Morales, Losteau, Macri y compañia, ya están del lado del derrotado. Cuando se ponen en un lado o en el otro, lo hacen para demostrar quien tiene más poder, dentro de este frente destrozado a los que algunos no quieren ponerle la tapa del ataud.
Los que votaron a Juntos por el Cambio, con la consigna de abatir al Kirchnerismo, ya no pertenecen a esa fuerza. Ahora son votos volátiles, que no tienen una «propiedad». Los votos son de la gente, y será ella la que elija el 19 de noviembre. Es muy cierto que ni Massa ni Milei, los representan ni cerca, por ese motivo es que habrá incertidumbre hasta el mismo día de la elección que haran esos más de 6 millones de votantes.
Que Bullrich junto a Macri digan que hay que votar al único que propone el cambio, o que Massa pida que lo acompañen los votos de Schiaretti, es al menos risueño. Por lo menos para los que hace rato andamos dando vueltas sobre resultados electorales. Las propuestas concretas ya no existen, no se habla un solo segundo de que se quiere hacer, de lo que se gastan minutos y horas es hablando de lo mal que le hará el otro al pais. Realmente lamentable.
Pero habrá que tomar una decisión, es real que no se puede ser tibios en esta elección. Pero es bueno aclarar que tampoco se debe permitir solo votar para destruir al contrincante o sus ideas. El electorado volatil, el más de 30% del total de argentinos que votó a Juntos, Schiaretti o Bregman, debe exigir condiciones serias y propuestas concretas de gobierno hasta el 2027. No se puede quedar solo con la chiquita del miedo que genere el otro. Ni siquiera debe prestar atención a lo que vayan a decir dirigentes perdedores, y que solo buscan simpatias del demonio. Alguien, muy ligado a la política, sabe decir, «para hablar de politica hay que hablar con los votos». Y está claro que lo que digan Macri, Bullrich, Schiaretti o Bregman no tiene ese sustento. Perdieron, y listo, no hace falta ser más explicitos sobre su situación.
Hay quienes, y es lógico, tienen la amargura propia de que la batalla que se propusieron desde el año pasado, con los colores amarillos, con las elecciones provinciales y sus victorias, y su batido mensaje «antikirchnerista», no fue suficiente. Esa coalición ya no existe en terminos reales, a pesar que desde algún sector se esté negociando para seguir defendiendo una coalición, parecida, pero que ya no será igual.
MARTIN FARIAS