Lejos quedaron aquellos tiempos de gente ingresando y saliendo con electrodomesticos, apurando la entrega del puerta a puerta, y las ganas de parte del personal de que la enorme sucursal Ceres esté esplendida.
En la actualidad solo 4 empleados sostienen la sucursal, y cobran su sueldo a cuentagotas por semana. Lejos están de percibir un haber a la altura de las circunstancias. Cuando la cosa empezó a tambalear allá por mediados del año 2019, la empresa ofreció retiros voluntarios, algunos agarraron lo que se les ofreció, pero otros no quisieron perder sus derechos y se quedaron en la empresa.
«Es una tristeza enorme para nosotros ir a la sucursal, es como que entras a un lugar sin vida» afirmó una de las 4 personas que todavia siguen trabajando bajo la firma Minicuotas Ribeiro.
El continuo cierre de sucursales, la poca publicidad en medios masivos, y hasta incluso la poca difusión en las redes sociales de sus ofertas sepultaron las aspiraciones a apaliar la crisis con posibilidades de ganar la batalla.
En las últimas semanas, un cartel que publicita que el gran local de Ribeiro, está a la venta, puso en conocimiento de gran parte de la sociedad que una de las empresas más grandes de electrodomésticos del pais, está practicamente afuera del mercado ceresino.
CONVOCATORIA DE ACREEDORES
A la noticia de la crisis de Garbarino, la mayor cadena de electrodomésticos del país, días atrás se supo que otra de las empresas del rubro, Ribeiro, afronta problemas. En medio de un contexto financiero desfavorable, con caída fuerte del consumo para esa industria, la cadena de la familia homónima había dejado de pagar salarios, comenzó a cerrar locales, suspendió su sitio de e-commerce y, según trascendió en el mercado de retail, busca un socio para capitalizar la compañía.
La última noticia indica que Ribeiro presentó la convocatoria de acreedores para evitar la quiebra. Así lo confirmó hoy Manuel Ribeiro, presidente de la empresa, quien confía en la medida les permitiría “seguir vivos como compañía” e intentar la recuperación para volver a la normalidad. “La situación macro del país y del mundo no ayudaron a pesar del atractivo que significa una empresa con gran cantidad de clientes y su perfomance en el mercado”, argumentó.
“La decisión no fue fácil para una empresa familiar con más de 110 años de existencia, que junto al país superó innumerables crisis económicas y financieras, tal vez la más fuerte y no tan distante fue la de 2001/2002, que llevo al país, a su gente y a sus empresas a una situación de gravedad extrema”, aseguró el empresario en una carta pública. Allí detalló cómo la cadena se recuperó de ese momento y llegó a tener anual facturación anual de casi USD 370 millones en 2017, antes de la devaluación.
“No tiene mucho sentido explayarnos sobre la gran crisis económica que vive el país desde el 2018 en adelante porque ustedes la viven a la par. La caída en el nivel de actividad y por ende en los resultados de la empresa, se originaron como dijimos con la devaluación del año 2018 y sus consecuencias inmediatas, es decir altas tasas de interés e inflación y en contraposición la baja en el poder adquisitivo de nuestro cliente promedio, afectaron de manera ostensible la venta y por ende la situación económica y financiera de la compañía”, agregó.