Sería exagerado afirmar que si la oposición volviera a rechazarle a Omar Perotti el paquete de emergencias que enviará esta semana, habría rifado su gobierno. Pero ciertamente no sería el arranque deseado; y todo se le haría cuesta arriba de ahí en más.
De todos modos este lunes y martes el Gobernador se enterará, sin intermediarios, qué piensa el FPCyS; al menos los dos socios mayoritarios: la UCR y el socialismo. Los primeros en plantearles las objeciones del caso serán los radicales, encabezados por su presidente Carlos Fascendini.
Al menos los diputados radicales, y tras ojear el borrador que ya tiene en su poder todo el mundo (salvo que sea un ardid) murmuran que lisa y llanamente que es “invotable”: otra vez contiene delegaciones extraordinarias de facultades desde el Poder Legislativo hacia el Poder Ejecutivo y, básicamente, no contempla plata fresca para los municipios; solo los autoriza a endeudarse, aseguran.
Ya no importa si el plexo a enviar sufrió un «re-styling» comenzando por su propio nombre: ahora sería «ley de necesidad pública», “un término que denota menos apremio, pero si un tono imperativo”, deslizó un asesor radical. En el campo dirían que es el mismo perro, e igual de bravo, pero con distinto collar.
Habrá que ver si la norma no empieza a corroer las estructuras internas de la oposición, hasta debilitarlas de tal manera que se derrumben por su propio peso.
Por lo pronto, en el FPCyS el diputado Ariel Bermúdez del Partido CREO votará junto al peronismo a pedido de su jefe político Pablo Javkin, el intendente de Rosario; mientras que desconocemos si Gabriel Real del PDP y Mónica Peralta del GEN mantendrán las posturas del 30 de diciembre.
Amalia Granata le había dicho al Ministro de Gobierno Estéban Borgonovo que no cuenten con su voto y el de su compañera de bancada Betina Florito si enviaba nuevamente un paquete de leyes de emergencia.
¿Y los senadores radicales?; ¿volverán a abstenerse como el 30 de diciembre último?, ¿o actuarán en “espejo” con sus correligionarios radicales si estos decidiesen rechazarlo”.
Naturalmente que la presión institucional del Poder Ejecutivo y el aparato peronista harán lo suyo para quebrantar voluntades. Las catapultas de Omar Perotti para socavar los muros frentistas serán las apremiadas financieramente municipalidades y comunas; para seguir luego con el ariete empresarial y todo aquel acreedor del Estado; incluidos medios de comunicación. Hasta llegar finalmente a la sensibilidad social ya anticipada por el Partido Justicialista: «no es suficiente una emergencia en seguridad sin insumos en los hospitales, sin comida en los hogares ni en los comedores escolares y comunitarios”, avaló la conducción peronista.
¿Y el peronismo senatorial?. Aunque Armando Traferri siga tragando saliva por hechos del gobierno que supone provocadores hacia su figura política, sería improbable que esta vez, como ocurriera con el presupuesto, se aliara con el radicalismo para empantanar el paquete de entrada. Ahí ya no habría marcha atrás con Omar Perotti; y viraría el rumbo de la historia por escribirse.
“O hay ley, o no hay plata”.
En la multitudinaria reunión en el salón blanco de Casa de Gobierno con las “fuerzas vivas” de la sociedad, el Gobernador junto a sus ministros les mostró a los presentes sorprendentes powerpoint con el resultado presupuestario y la deuda de corto plazo, aclarando que los datos usados surgían del propio sistema informático de gestión contable provincial gestionado por los denominados «órganos rectores», un tecnicismo que significa «el personal de carrera», aunque esos órganos rectores se encuentran bajo la conducción política del Secretario de Hacienda, a la sazón vice ministro, cargo al que el mundo político le asigna el símbolo del «manejo de la caja provincial».
En lo presupuestario, se mostró que en los 4 años de la gestión Lifschitz hubo 2 años con superávit y 2 años con déficit. Pero como los «rojos y azules» tienen montos distintos, las sumas y restas de los 4 años arrojan un déficit acumulado de 23.280 millones de pesos.
Desde el socialismo, inmediatamente replicaron que en esos mismos 4 años los recursos provinciales acumulados superaron los $800.000 millones, o sea que Lifschitz por cada $100 que gastó $97 los pagó con recaudación y $3 los «pateó para adelante». Y más aún les llamó la atención – al FPCyS- que los datos expuestos no hayan sido asociados al déficit consolidado provincial y el déficit específico de la Caja de Jubilaciones (unos 13 mil millones de pesos).
Números que enmarañan y confunden, aún a los profesionales presentes en el salón blanco, que luego preguntaron y se encontraron con otros números (así son las finanzas mezclada con la política).
Lo trascendente será el resultado político esperado por el Gobernador Perotti y su muñeca política para lograrlo: que se apruebe el paquete de “Necesidad Pública”. ¿Está implícito el 2021 entre las filigranas de la Ley?.