Los dos principales actores de la política santafesina: Miguel LIfschitz y Omar Perotti, se vieron las caras durante una hora en la delegación Rosario de la gobernación para acordar los trazos gruesos de la transición. Y bajarle la espuma a tantas y tal vez desfiguradas expectativas. Al menos Lifschitz habló muy bien de esa reunión; Perotti partió inmediatamente hacia el Medio Oriente en busca de petrodólares para arrancar su gestión.
Lifschitz contó que acordaron que el presupuesto 2020 sea remitido a la Legislatura después del 10 de diciembre, y que obviamente no licitará nuevas obras públicas que pudieran comprometer la futura gestión. No sabemos si hablaron del pase a planta de unos 1.500 agentes contratados; otro tema meneado por estos días.
Sobre esta cuestión – que no es menor presupuestariamente – tras la última reunión de los equipos técnicos de los gremios UPCN y ATE y funcionarios del gobierno, se reconoció el derecho y la posibilidad a los reclamantes de ser designados en la planta permanente del Estado de manera progresiva, pero al introducirse el concepto “sujeta a la existencia de cargos vacantes y crédito financiero vigente”, la última palabra la tendrá Omar Perotti. Lifschitz está maniatado por la Ley de Responsabilidad Fiscal para hacerlo. De todos modos, no sabemos si eso es lo que el gobernador electo quería que sucediera.
Finalmente el Ministro de Economía Gonzalo Saglione tuvo que retroceder sobre sus pasos, y admitir la decisión política tomada por el Gobernador: el presupuesto 2020 lo armará su sucesor (¿Walter Agosto?).
Seguramente la “ley de leyes” podría ir acompañada de una nueva Ley de Ministerios, toda vez que Omar Perotti se comprometió en campaña a reducir el actual número de organismos (12 ministerios y 2 secretarías de estado). Perotti también bregó por la eliminación de los cinco nodos gubernamentales.
De todos modos, mucho antes (del 10 de diciembre) se sabrá cuál será la línea bisectriz del Gobernador electo en torno de la composición burocrática de su gobierno con el anuncio de los designados, que sería después del 12 de Noviembre.
A Perotti le gusta reflejarse en el esquema de gobierno cordobés, donde De la Sota y Schiaretti supieron crear “agencias” (turismo, cultura, deportes, inversiones, etc.). Hoy día, en el Ministerio de la Producción de Alicia Ciciliani funciona la Agencia Santafesina de Inversiones y Comercio Internacional (Santa Fe Global) que reemplazó la vetusta secretaría de comercio exterior.
Dolores intestinales en ambos lados.
A Perotti se le reveló el líder del sector básicamente senatorial NES (Nuevo Espacio Santafesino) Armando “Pipi” Traferri, a quien no le gustaron algunas formas de conducirse del equipo de transición del Gobernador electo para con el Gobernador Lifschitz, a quien rescató como un mandatario que “nunca discriminó” (a las administraciones peronistas), contrariando un reciente y flamígero documento del PJ que planteaba todo lo contrario.
Traferri es el hacedor político de la hoy Vicegobernadora Alejandra Rodenas y, al menos formalmente por lo que resta de sesionar, titular del bloque de senadores del PJ. Sospechamos que el sanlorencino le está marcando el territorio a su otro gran adversario en la puja por el poder interno dentro del PJ y del futuro gobierno de Perotti: el “Chivo” Rossi y su principal escudero en Diputados: Leandro “Quico” Busatto, ambos personeros del Instituto Patria de CFK.
Después del 10 de diciembre es probable que otros gallos canten en el bloque de senadores PJ; entre ellos el conciliador senador rafaelino Alcides Calvo, seguramente nexo directo entre la legislatura y la Casa Gris; mientras que las dos nuevas figuras del peronismo senatorial, Marcos Castelló de esta capital y Marcelo Lewandosky de Rosario, deberán demostrar que la opulencia electoral puede transformarse en sapiencia política.
Si bien el axioma político y Kapeluz de la política le augura a Omar Perotti el poder de mando a partir del uso de “la birome”, el piamontés rafaelino tendrá que lidiar, como presuponemos, con el indómito poder senatorial por un lado, y el inquietante despliegue territorial del kichnerismo por el otro.
Sin contar las ambiciones gubernamentales de personajes como Oscar “Cachi” Martínez, que cuenta con experiencia de armados territoriales y vocación de “ambulanciero”, y quien junto a “Quico” Busatto, querrían seguramente suceder a Perotti en el 2023.
A Miguel Lifschit le sucederá lo mismo: si bien en un reciente cónclave con sus diputados electos se acordó que su futura presidencia de la Cámara no correrá peligro (algunas peregrinas ideas conspirativas aún persisten dentro y fuera del espacio), mantener la solidez del bloque de los 28 en una futura legislatura híper politizada e intrigante, será para el actual Gobernador una faena políticamente desgastante.
De suerte que es probable que a Omar Perotti y Miguel Lifschitz los mantengan ocupados – y porque no aliados llegado el caso – la sofocación de ambiciosos focos conspirativos, toda vez que el tablero geopolítico a partir del 10 diciembre será tan vasto como fértil para voluntariosas aventuras de poder.
Ni Perotti, ni Lifschitz, ni los hoy rutilantes intendentes electos de Rosario (Pablo Javkyn) y Santa Fe (Emilio Jatón) tendrán hegemonía política ni territorial. Si a esto le sumamos la, porque no también enigmática, aparición de Amalia Granata en el firmamento político santafesino que bien podría refulgir como una gran estrella o tener el paso fugaz de un cometa, el medio ambiente a partir del 10 de diciembre se electrizará aún más.
Fantasiosas elucubraciones a 13 días del primero de los dos debates presidenciales que podrían acabar definiendo – o no- las elecciones del 27 de octubre, sumándole una inesperada dosis de ansiedad que no sólo enloquezca a los mercados.