La pre cuela de la sanción definitiva del presupuesto 2020 comenzó 48 horas antes del satisfactorio desenlace, tras intensas 30 horas de negociaciones: fue el martes al mediodía en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados Antonio Bonfatti cuando éste, junto al titular de la bancada socialista Rubén Galassi y el peronista Luis Rubeo decidieron abrirle la puerta a la racionalidad política, y empezar a dialogar. Saludable gimnasia que no se había puesto en práctica – por las razones que fueran – entre los equipos técnicos de Miguel Lifschitz y Omar Perotti, desde que comenzó la más teatralizada que práctica “transición”.
Bonfatti, Galassi y Rubeo acordaron que esto no debía ser la final de la Libertadores, toda vez que si el actual oficialismo quería, el presupuesto “armado por Lifschitz y votado con la complicidad de senadores peronistas”, al decir del “perottismo”, que le había propinado la primera derrota política al Gobernador electo, saldría de la misma manera (el FPCyS ostenta la mayoría simple) en Diputados.
Pero hubiera sido una victoria a lo Pirro. Bonfatti y Galassi se comprometieron a hablar con los propios; y Rubeo haría lo propio con los suyos.
Inmediatamente, el coordinador de los equipos técnicos Rubén Michlig (Walter Agosto aún no terminó de definir su gabinete) llegó hasta el despacho del Ministro de Gobierno Pablo Farías con las carpetas para incluir los injertos y cambios – que en verdad no fueron tantos – de la Ley de Leyes, que luego votarían de manera unánime diputados y senadores peronistas y frentistas.
El “Perottismo”, a través de Roberto Mirabella y el sobreactuado diputado “rossista” Leandro Busatto sigue insistiendo que, a pesar de las modificaciones pedidas y admitidas, el presupuesto votado “lo armó Miguel Lifschitz pensando como futuro opositor”, según explicitó Busatto.
El académico diputado radical en Cambiemos Sergio Mas Varela puso las cosas en su lugar: “lo que se hizo fue cumplir con la Constitución, que manda enviar el presupuesto antes del 30 de setiembre de cada año; y naturalmente el último año de mandato siempre el presupuesto será elaborado (como los propios peronistas reconocieron ocurrió en el 2007 entre Obeid y Binner) de manera conjunta por los gobiernos saliente y entrante”, ilustró.
Esta vez no ocurrió. El peronismo en su conjunto, y Perotti en particular, pagarán quizás un elevado costo político interno por tantas desavenencias : “lograron quebrar la confianza que nos teníamos», sentenció el senador Armando Traferri en su recinto cuando le dieron sanción definitiva al presupuesto, no sin antes apuntar ásperamente hacia quienes, dentro del propio Partido Justicialista, laceraron a los seis senadores (liderados por el) que una semana antes, “por falta de diálogo y caudillismo”, justificó, habían votado sobre tablas el mensaje arribado desde la Casa Gris 24 horas antes.
La discordancia intestina en el peronismo quedó reflejada también con el pedido del perottismo al Gobernador Lifschitz para que no envíe los pliegos del radical Jorge Henn y el peronista Gabriel Savino como Defensores del Pueblo adjuntos zonas Norte y Sur respectivamente. Henn había formado parte de las negociaciones con otros sectores radicales en el frustrado intento de reforma de la Constitución, pero ¿y el peronista rosarino Savino?.
La “cláusula invisible” del presupuesto.
La discusión presupuestaria contuvo, además de un estratégico artículo 54 a pedido del futuro oficialismo (sólo para entendidos en administración pública, y en los gambitos que se pueden hacer con las reglas de ese ambiente), la posible resolución de otro insólito conflicto entre Lifschitz y Perotti: la transmisión del mando.
La cesión del oficialismo a las modificaciones en el presupuesto sugeridas por la gente de Perotti, devino en el compromiso de que el Gobernador entrante acepte recibir los atributos del mando (bastón y banda) en el salón blanco de Casa de Gobierno a las siete de la tarde del próximo miércoles 11. A cambio, el gobierno convencería al Vicegobernador Carlos Fascendini para trasladar la hora de la asamblea legislativa ante la cual Omar Perotti jurará como Gobernador – cuyas invitaciones para las 11 de la mañana del miércoles 11 están impresas- para las cinco de la tarde.
Granata y los peligros que acechan a una noble causa
Amalia Granata hizo valer el poder de los votos y la supremacía que otorgan en política los liderazgos, y le pidió a cuatro diputados electos de su sector que no formen parte de su bloque Somos Vida.
La “mediática” hoy Diputada y líder de Somos Vida, obtuvo merced a su pública militancia en contra del aborto y la defensa de la familia tradicional, que le valió la afrenta hasta límites inimaginables de agravios personales por parte de diferentes “colectivos” que propugnan, legítima pero intolerantemente todo lo contrario, el masivo apoyo popular traducido en casi 300 mil votos, que literalmente sentaron en seis bancas a figuras que, más allá de méritos personales y acciones colectivas (como la militancia del credo evangélico) individualmente no hubieran conseguido siquiera aparecer.
Cuatro de esas seis figuras que el 10 de diciembre se sentarán en las poltronas de diputados por el arrastre de sus votos, le interpelaron el poder. Cuando Granata advirtió que además de egos personales –advertidos desde hace tiempo – podrían subyacer otros intereses, optó por pedirles que se aparten de su lado.
Extrañamente, quien fuera la revelación electoral del pasado 16 de junio quedó en minoría con un bloque de dos integrantes. Quienes fueron sus compañeros de ruta serán – por ahora – cuatro.
Desdichadamente para la noble causa que desembarcará -hecho inédito en el país- en la política legislativa santafesina el 10 de diciembre, a poco de ocurrir el lamentable sisma, un sector de los escindidos utilizó, vaya a saberse con qué finalidad, un hecho inexistente este ultimo jueves: el tratamiento en el Senado, encima sobre tablas, de la media sanción de Diputados del Protocolo para el aborto legal, para exhortar, en una tarde calurosísima, a una movilización de militantes ProVida frente a la legislatura.
Fue un acto irresponsable y sin sentido alguno, que no midió las consecuencias que podría generar en los ánimos de personas bienintencionadas, que se alarmaron ante “cadenas de whatssap” para una movilización en vano.
Tal como titulamos esta nota, la casi total inexistencia de diálogo en todos los estamentos sociales, no solo políticos, está llevando a la sociedad argentina al borde de un peligroso abismo; hacia el que nos empujamos entre nosotros mismos.