En su discurso de asunción Omar Perotti ratificó su origen: “soy un gringo que creció en el campo”, auto referenció. Nada más revelador. Definitorio de un legado cultural. Su posterior formación académica y política solo moldearon su futuro laboral. La herencia consanguínea no se modifica; “es la sangre”, definen en el campo, precisamente. Tal vez quienes tenemos una citogenética de origen italiano piamontés, seamos exageradamente tildados de “amarretes” ó su variante chacarera: “pijoteros”. Además, otro rasgo distintivo suele ser la terquedad y frontalidad, y básicamente una tremenda desconfianza, que pude llegar a extremos casi autodestructivos.
Perotti siempre desconfió de los socialistas: “hicieron bien el cuento, pero mal las cuentas”, refunfuña. Y está dispuesto a probarlo. Cada Ministro tiene la obligación de confirmarlo. Eso no implica que piense que fueron corruptos; pero si “derrochadores” (otra acepción telúrica).
La EPE a modo de ejemplo.
La intervención de la EPE molestó de sobremanera a sus ex funcionarios políticos: “no existe ninguna causal que justifique la intervención; Omar Perotti debería haber cumplido con la ley 10.014, constituir el directorio y a través del mismo fijar una nueva política, está en todo su derecho para eso fue designado gobernador, no necesitaba la herramienta usada”, musitó un ex director .
Con la sola presencia de Mauricio Causi – un hombre ligado a los sectores industriales – Perotti no solo evita compartir decisiones con el gremio y las cooperativas cuyos directores no serán designados, sino que tampoco abrirá la conducción de la EPE a otros sectores del PJ (porque con la EPE en estado de regularidad estatutaria el Ejecutivo debiera poner el presidente y 2 vocales).
Volvemos al concepto primigenio de esta columna: el interventor es un economista, cuando la EPE fue conducida casi siempre por un ingeniero. En el imaginario el ingeniero quiere mejorar el servicio, el economista ahorrar; es de esperar que el tan criticado en campaña costo de “la luz”, no se resuelva resintiendo la calidad del servicio.
La caja por sobre las relaciones.
Perotti en su flamígero discurso ante la Asamblea Legislativa, marcando la línea bisectriz de su “piamontesa gestión” se detuvo en la caja, sobreabundando en heredados números rojos para amortiguar y justificar futuras medidas de ajuste y evitar el “mangazo”, a costa de soslayar los modales políticos.
Carlos Reutemann supo hacer lo mismo, pero con una espalda política que el recién asumido hoy no tiene.
Un ex habitante del palacio de Hacienda ilustró didácticamente sobre el academicista “déficit fiscal”: “en esta Provincia, mientras los sueldos y jubilaciones se paguen en término, se hace muy difícil de instalar desde el gobierno mismo la situación de crisis, porque la única aguja del tablero que todos tienen (incluso comunicadores) es el pago de sueldos. Para la gente, ¿qué es el déficit? Una entelequia; mientras el empleado público cobre el sueldo al día, el cielorraso de las aulas no se caiga y los hospitales tengan gasas, el déficit es el sexo de los ángeles”, aleccionó.
La relación con los gremios estatales será tortuosa. La cláusula gatillo significó este año $ 8.100 millones de pesos extra sobre los $ 19.500 millones de aumento del 15 % pactado en paritarias. Lo que hizo un total de unos $27.600 millones de masa salarial, incluidos los pasivos; y sabido es que Perotti no tiene muchas ganas de seguir manteniéndola. Y ya avisó que no sabe cómo pagará el medio aguinaldo de diciembre.
Lo mismo sucederá con el pase a planta de casi dos millares de contratados: Perotti acaba de firmar un decreto dejando sin efecto las adscripciones y comisiones de servicio en la legislatura, para que todos los empleados públicos en esa condición regresen a sus puestos originales, quitándoles de un plumazo a los senadores, y también diputados, la mitad del equipo de colaboradores con que cuentan para trabajo técnico y territorial pagados por el Ejecutivo (el adscripto es un empleado que tiene su cargo en un organismo y presta servicios en otro).
El presupuesto que no hubiera querido.
¿Por qué sigue tan crispado el Gobernador con los senadores peronistas disidentes – a quien por lo visto no piensa indultar – por la aprobación junto al FPCyS del presupuesto 2020?. Si al fin y al cabo salió con los números que él deseaba.
De acuerdo con los finos sondeos realizados en los diagonales pasillos de la legislatura, los senadores y diputados (sin excepción de color político) sospecharon que Perotti, bajo el argumento de elaborarlo él mismo, se manejaría con el presupuesto del 2019 reconducido con todo lo que ello significa: no solo congela el presupuesto de las cámaras, sino al poder judicial, congela el monto del Fondo de Obras Menores y no incluía el Plan de Intervención Integral de barrios a municipios, entre otras discrecionalidades.
Lo cierto es que Omar Perotti inauguró una personalísima manera de gestionar la política, inentendible para unos, curiosa para otros, temeraria para la gran mayoría de los políticos por su decisión de dinamitar los puentes con los senadores afines, sin importarle perder la mayoría en ese hemiciclo lo cual, por precaución, contribuyó a poner los radares del resto, propios y extraños, en estado.
Para colmo de males, el estado nacional decidió modificar las retenciones al campo, lo cual en otras condiciones políticas lo hubiera habilitado al Gobernador santafesino a pedirle que restituyan el Fondo Federal Solidario (Fondo Sojero).
El Presidente Alberto Fernández le prometió a Perotti ante el pleno de la Asamblea Legislativa, y el pueblo santafesino todo, que ayudará a Santa Fe. Perotti es consciente de que ello difícilmente ocurra antes del primer semestre del año que viene. Mientras tanto, deberá arreglárselas con lo que ingrese. Y ahorre.