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«Jaque mate»

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Como no podía tener un desenlace distinto al previsto, el cierre definitivo de la Clinica Ceres Salud, conmocionó a la comunidad. Es que era el último bastión de la salud privada en Ceres con sala de internación. De las primeras lágrimas de nacimientos en sus habitaciones, al silencio absoluto en sus pasillos. Fue toda una época, donde la ciudad podía contar con opciones para su remedio.
Lo de la clinica, vaya título, era la crónica de una muerte anunciada, se fue yendo de a poco, mientras afuera de la escena se tejieron miles de hipótesis sobre su realidad.
Esta clínica nació con una fusión que ya tenia riesgo de caer al precipicio. Justamente aquellas dos clinicas, Parque y Mater Dei, tuvieron que buscar lo que parecia dificil, consensuar fuera de la competencia, la convivencia entre muchos profesionales, los cuales cada uno tenía su corazón puesto en sus establecimientos de origen.
Ceres Salud, ya fue parida en «crisis». Mater Dei y Clinica Parque, competian en un mercado de «migajas» de la gran torta que produce la salud privada. Aquel acto de la «fusión» contó con médicos referentes de la medicina local, algunos siguen hasta hoy estando al frente de sus especialidades, otros decidieron partir a la vida eterna. Pero desde aquel primer día, los dialogos que se mantenian vertían rasgos de que la cosa estaba «poniéndose fea» y habia que lograr consensos para subsistir. Asi se arriaron banderas de favoritismos, se taparon la nariz, y encararon la fusión.
No hubo nunca un camino color de rosa. Se dividieron consultorios por un lado, y la internación en otro lado. El dia a dia se mantenia, a pesar de que la popular cápita de PAMI jamás volvió, y las obras sociales privadas pagaban con mucho atraso. Los médicos y accionistas siempre vieron el panorama dificil. Y como la cuestión siempre vino a los tironeos, se dejó de hacer grandes inversiones. Y la clientela de pacientes, encontró en otros lugares, la atención que en Ceres no podía brindarse, sencillamente por no tenerla.
La inauguración del nuevo hospital regional, abrió otro nicho importante en la atención médica. Los mismos médicos de la Clinica, tenian consultorio en el hospital. Por lo que se hizo más accesible para muchos ciudadanos atenderse con menor cargo en el nosocomio público que en el privado. Algo más que lógico.
Y asi las cosas, se fueron deteriorando con el correr de los meses. La pandemia, llegó justo para «frenar» lo que ya era un dime y direte constante sobre el cierre de la Clinica privada.
La pandemia puso a todos los nosocomios públicos y privados en guardia, para atender lo desconocido. Allí ingresa el Gobierno de la Ciudad para aportar una persona a la administración. Puso un hombre de su confianza a acomodar los números alteradisimos de la economía de la clinica. Jullier hizo un buen trabajo. Lo dijeron los médicos, accionistas, y hasta los propios empleados. Apaciguó la tormenta, eso no puede negarselo nadie. Hacerlo, sería solamente para atacarlo por su cuestión política.
Jullier les advirtió que el camino era corto si las cosas de los números económicos no mejoraban. Se lo confesó varias veces al directorio. Incluso auditó las cuentas, y en plena pandemia le envió un informe al Gobierno de la Ciudad, destacando que la clinica se iba a pique. La decisión del gobierno, ante la crisis del Covid, fue asistir financieramente a la clinica con un cierto monto de dinero, que tampoco nunca fue suficiente. Era una «curita» para un enfermo terminal. Pero lo que importaba era mantener las camas de internación, por si el Coronavirus, atacaba fuerte a la internación del hospital. Varias veces la Intendente manifestó que sin la «clinica» abierta en tiempos de covid, todo hubiese sido mucho peor.
Pero como todo tiene un principio, tambien tiene un final. Esa asistencia se acabó cuando culminó la pandemia, y se dio un ataque desmedido contra el administrador que decidió postularse como candidato a Concejal. Se mezcló la política, se lo culpó de los problemas de la economía de la clínica a Jullier, quien decidió dar un paso al costado y enfocarse en la elección. Desde aquel momento se supo siempre que lo del cierre llegaría en cualquier momento. Sorprenderse ahora es no querer mirar el recorrido.
No fueron ni un solo gobierno, no es Milei, ni el Peronismo, los que terminaron con la crisis en la salud privada local. Fueron muchos factores. La salud, como muchas otras economías regionales, se convierten poco a poco en monopólicas. Quien controla una «cápita» tiene las de ganar. Las empresas de medicina prepaga no solo son administradores de los dineros de sus afiliados, son verdaderos «pulpos» de la salud. Son los dueños de las clinicas y tienen diálogo directo con proveedores y laboratorios. Sin esos contactos, más los telefonos abiertos de los politicos de turno, es imposible subsistir, y más aun en localidades del interior del interior. Eso es parte de lo que terminó pasando con esta clinica que cerró en Ceres, como la mayoria de las clinicas que todos los meses se cierran en distintos puntos del pais. Parece ser que la salud privada es solo para ser manejada por unos «pocos». Como lo son varias otras actividades en el pais.
Los empleados, es entendible, lloran el cierre de la clinica. Es su lugar de trabajo, y alli con tantos años de pasillo, han visto todas. Desde nacer hasta morir. Fueron testigos de las pocas buenas, como tambien de las muchas malas. Hoy atraviesan la peor, la del cierre definitivo. Buscarán con su sindicato llegar al mejor arreglo indemnizatorio posible. Tal vez puedan originar una cooperativa de trabajo. No se sabe. No hay muchas alternativas para enfermeras que se han dedicado toda la vida a esa sola tarea. Algunas más jovenes, otras más cerca de la jubilación, todas atraviesan momentos de congoja por el cierre de su fuente laboral. Pero, ellas como los administradores y socios, sabian que el dia llegaria. Y llegó.
Se hicieron gestiones y esfuerzos para sostener lo insostenible. Ahora quedará rearmar el mapa de la salud privada en la ciudad. Se podrán abrir consultorios en domicilios de los médicos o bien que el mismo edificio se transforme en consultorios integrales, pero la internación privada se terminó. Todo recaerá en las camas del hospital. Esto será hasta que en algun momento, o algun día, algunos vean que las cosas cambiaron, que en el pais las cosas cambian, para apostar de nuevo a abrir una internación privada en nuestra ciudad. Es una pena grande, porque la salud de la gente, es un verdadero derecho, para los que tienen una prepaga o para los que no la tienen; con este cierre, en Ceres, se perdió una gran parte de ese derecho.

MARTIN FARIAS