No sólo el riesgo país en 2.700 puntos básicos, el salto de la cotización de los dólares financieros, la huida de los inversores de la deuda en pesos y la remarcación desatada de precios ante las dificultades para importar al dólar oficial se cuentan entre las malas noticias con las que el mercado y la economía en general recibieron a la flamante ministra, Silvina Batakis. Tampoco el contexto internacional le dio nada de qué alegrarse, más bien lo contrario. Lo que fue viento de cola en gran parte de la gestión de su antecesor Martín Guzmán, se transformó decididamente en viento de frente para la designada funcionaria, que en sus pocos primeros días de gestión recibió menos de la mitad de los dólares que ingresaron la semana anterior.
Así se desprende de las estimaciones privadas en base al cierre del mercado único y libre de cambios (MULC), que indican que el lunes la liquidación de divisas sumó unos USD 120 millones mientras que, al día siguiente, ingresaron apenas USD 80 millones. Estas cifras se ubican muy por debajo del promedio diario de liquidación de la semana pasada, cuando ingresaron unos USD 1.024 millones, es decir, unos USD 205 millones por día. Crisis interna en el Gobierno y salida de Guzmán mediante, todo indica que a diferencia de lo que ocurrió en los últimos meses, cuando se batieron todos los récord de ingreso de divisas, julio cortará la racha de la abundancia.
De acuerdo a las cifras que informó la CIARA-CEC, la cámara que agrupa a los exportadores cerealeros, en junio ingresaron unos USD 3.815 millones, lo que representó un aumento interanual de 33% y convirtió al período en el “mejor junio” desde que se elabora el registro. Pese a la expectativa oficial, julio no será igual. Si bien se esperaba que este mes también el ingreso de dólares superara el nivel registrado en julio del año pasado, cuando la liquidación de divisas arañó los USD 3.600 millones, el cambio de contexto internacional y, sobre todo, la crisis doméstica, impactan en todas las proyecciones. La perspectiva no mejora hacia mediados del segundo semestre, cuando es el turno de la cosecha de trigo.
Ocurre que, en primer lugar, se derrumbaron los precios de los granos -también del petróleo-, en el contexto del temor de los mercados mundiales a una recesión global. Los precios internacionales del trigo y el aceite de soja, por caso, cayeron 25% y 30% respectivamente en el último mes. A ese dato se suma la ampliación de la brecha cambiaria en la Argentina, con la escalada de los dólares libres desde que el Gobierno comenzó a tener serias dificultades para financiar sus necesidades en el mercado de pesos.
“Era previsible que baje el nivel de liquidación de granos por parte de los productores. Lo que ya venía más lento en la comercialización era la soja, y lo que pasó en los últimos días con la cotización de los dólares libres genera expectativas de devaluación lo que claramente es un factor que demora la venta. Se sumó a eso la baja de precios internacionales, que fue sorprendente también puede generar la expectativa de que sea transitoria y que haya una recuperación”, apuntó Juan Manuel Garzón, economista especializado en mercados agropecuarios del IERAL, quien diferenció la venta de los productores de la liquidación de los grandes exportadores aunque reconoció que, en definitiva, los grandes traders y empresas de la industria tienen “incentivos parecidos” a frenar la venta. “Tanto los productores demorándose en vender sus granos como los exportadores demorándose en cerrar sus operaciones y liquidar, va a contribuir a desacelerar el flujo de dólares este mes”, dijo Garzón.
Existe, por supuesto, el factor de la estacionalidad. Los meses pico de ingreso de divisas son mayo y junio, que este año quebraron todos los máximos con un flujo mensual por encima de los USD 4.000 millones. Sin embargo, el inicio de julio fue atípico. “Estacionalmente este mes baja pero creo que hay retraso en la liquidación, en la que hay que mirar también cómo afecta la caída del precio de la soja, que pasó de USD 650 a USD 578 por tonelada”, sostuvo el economista Amílcar Collante.