Generó polémica, y por varios motivos. En medio de la cuarentena obligatoria, con una inflación interanual de 50%, una emisión monetaria en alza para cubrir las necesidades de la pandemia, mucho uso de efectivo y por las críticas que provocó uno de los personajes que lo iba a ilustrar, el billete de 5.000 generó revuelo. Pero tuvo vuelo corto.
El presidente Alberto Fernández fue quien le dio el golpe de gracia, al menos por el momento. Y en la Casa de la Moneda, claro, acataron la orden presidencial: por estas horas, según pudo saber Infobae, terminaron de levantar las planchas de las máquinas y le dijeron adiós a las pruebas que estaban haciendo.
“No lo vamos a hacer”, dio Fernández. “No vamos a hacer un billete de 5 mil pesos. Fue una idea que circuló, pero no lo vamos a hacer”, insistió el Presidente.
“Justo se estaban probando cuestiones de tinta y gramajes, pero se suspendió todo después de lo que dijo Alberto. Se levantó el trabajo de máquina: o sea, se sacaron las planchas de prueba y se pusieron otras para seguir imprimiendo otros billetes, sobre todo de $200 porque hay mucho papel para eso”, le cuenta a Infobae un empleado de la Casa de la Moneda, el organismo que desde hace pocos días preside Rodolfo Gabrielli, ex gobernador peronista de Mendoza.
Según las fuentes, ese “levantado de planchas” es un trabajo habitual de limpieza de las máquinas que imprimen los billetes que lleva un día o dos, y se terminó de hacer en la semana que pasó. La tarea coincidió con la aparición del primer caso de coronavirus en la fábrica que tiene el organismo en Retiro.
“Es el adiós definitivo a la pruebas, acá ya nos olvidamos de ese billete. El gerente de producción tenía una orden que cambió completamente. Además, parte del trabajo se pasa a la fábrica de la ex Ciccone, en Don Torcuato. Este fin de semana será muy fuerte en cuanto a trabajo, se va a imprimir a full. El tema es que acá está viniendo algo menos de gente luego del contagio”, destacaron en Retiro.
Justo se estaban probando cuestiones de tinta y gramajes, pero se suspendió todo después de lo que dijo Alberto. Se levantó el trabajo de máquina: o sea, se sacaron las planchas de prueba y se pusieron otras para seguir imprimiendo otros billetes, sobre todo de $200 porque hay mucho papel para eso
Nunca llegó a imprimirse nada, ni siquiera una sola prueba completa de billete de $5.000. En el momento de parar las pruebas se estaban haciendo algunos cambios de color para el que la versión final no se pareciera al papel de 5.000 australes, con idea que tuviera más color azul y menos rojo.
Desde el Gobierno aseguran que se trata de un “viejo” proyecto que ya estaba en estudio cuando Federico Sturzenegger comandaba el Banco Central y que Miguel Pesce, actual presidente de la autoridad monetaria, había mencionado en enero como una posibilidad concreta. “El tema viene de arrastre y con una inflación de 50% anual no es para nada una locura, pero por ahora no”, aseguran fuentes oficiales.
“Las planchas se arman rápido y, en cualquier momento y en pocas horas se puede retomar el trabajo”, confirman en la Casa de la Moneda, donde saben que un llamado de teléfono puede indicar un golpe de timón a estrategias de impresión que muchas veces se mueven al ritmo de la política. Recuerdan, por caso, cuando la ex presidente Cristina Kirchner ordenó, en 2012, convertir el billete conmemorativo de Eva Perón en uno masivo para reemplazar a Julio Argentino Roca de los papeles de 100 pesos.
Polémica por Carrillo
Ya estaba decidido quiénes serían los personajes del billete de $5.000, un hecho simbólico que iba a ser el regreso de los personajes históricos y la salida de los animales autóctonos del papel moneda, la modalidad que instauró el macrismo.
Iban a ilustrarlo Ramón Carrillo, el sanitarista que acompañó a Juan Domingo Perón como Secretario de Salud durante sus primeros dos períodos de gobierno, y Cecilia Grierson, la primera médica argentina y luchadora por los derechos de las mujeres. En el anverso, el Instituto Malbrán.
En un primer momento, las autoridades del Centro Simón Wiesenthal, que se dedica a la memoria del Holocausto y la lucha contra el antisemitismo, manifestaron no estar nada conformes con la posibilidad de tener a Carrillo en un nuevo billete argentino. “Si bien son dos médicos prominentes, Ramón Carrillo también fue un admirador de Hitler: se sacó fotos con él”, aseguró Ariel Gelblung, director del Centro para América Latina.
Horas más tarde, la polémica pareció llegar a su fin cuando el nieto del ex ministro, Facundo Carrillo –secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal del Gobierno porteño– se reunió con autoridades de la DAIA, quienes reconocieron que por el momento no han surgido elementos que demuestren que el sanitarista de Perón haya tenido simpatías por el nazismo. “Si aparece alguna prueba la vamos a poner en conocimiento de la familia y vamos a salir a condenarlo. Por ahora las pruebas no están. Nosotros no vamos a condenar a nadie en base a supuestos”, explicó Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA, quien aclaró que la investigación sigue abierta y se pidieron informes al Museo del Holocausto y los investigadores de su propio centro de estudios.
Infobae