El reciente ataque sufrido por el periodista Andrés «La Brujita» Giménez es un reflejo preocupante de la degradación política en la ciudad de San Cristóbal.
Giménez, un profesional con más de 20 años de experiencia en medios, conocido por su trabajo en Canal 4 y Radio City, con su programa «La mañana de todos», se ha convertido en el blanco de la intolerancia y la ineptitud de un gobierno municipal que aún no encuentra rumbo.
El hecho que motivó su denuncia en tribunales es alarmante. En un evento público realizado en el club policial, José Agüero, un funcionario municipal, lo amenazó violentamente delante de testigos. ¿El motivo? Una entrevista que Giménez realizó al concejal Martino, donde se habló de la gestión municipal. La respuesta de Giménez, en la que subrayó que sus comentarios siempre se centraron en su función pública, no fue suficiente para Agüero, quien optó por la intimidación brutal: «Te voy a cagar a puñetes la próxima vez que hables de mí», dijo sin titubear. Esta amenaza no es solo un ataque a un periodista, sino un intento descarado de coartar la libertad de expresión.
Este incidente refleja mucho más que un enfrentamiento personal. Es la prueba palpable de que algo está no está bien en el gobierno municipal de San Cristóbal. Desde el inicio de su gestión, el intendente y su gabinete han demostrado ser un grupo incapaz de gestionar lo más básico. Se quejan de ser excluidos de las visitas ministeriales, pero ni siquiera asisten cuando son invitados. En 10 meses de gestión, no han logrado absolutamente nada para la ciudad que tanto prometieron cambiar. Sus respuestas a las críticas son la confrontación y la mentira, mientras la ciudad se sumerge en la inacción. Lo único que este gobierno ha logrado con éxito es ofrecer espectáculos vacíos para distraer a la población de su evidente incapacidad. Pan y circo, nada más.
Lo más alarmante es el mensaje que envían estas amenazas: cualquier crítica será silenciada por la fuerza. El ataque a Andrés Giménez es un reflejo de un gobierno que, en lugar de enfrentar sus falencias, prefiere hostigar a quienes tienen el coraje de señalar sus errores. Esto es inaceptable en una democracia.
Nos solidarizamos plenamente con Andrés Giménez. En tiempos donde la verdad es atacada y el periodismo es perseguido, es necesario alzar la voz y recordar que sin libertad de expresión, no hay democracia.