La presentación formal como ministro de Seguridad de Marcelo Sain dejará durante mucho tiempo una impresión profunda en los 19 jefes de las unidades regionales que lo escucharon hace 10 días en la Casa de Gobierno. Fueron 50 minutos en los que los oficiales jerárquicos con la máxima responsabilidad territorial en la provincia, que en promedio tienen 45 años, recibieron un menú de reglas de juego pronunciado de manera descarnada y con inusual franqueza. “Quiero que las escuchen de boca mía”, dijo Sain al bajar las directivas centrales de gestión, en una atmósfera de silencio de iglesia.
“No me gusta que la calle me la manejen los delincuentes”; “Quiero que les quede claro que los senadores no son jefes de policía. Se acabaron las jefaturas de policía paralelas. Los jefes están sentados en esta mesa”; “No les vamos a pedir un mango. No hay caja. Ninguno come vidrio. Tenemos años de experiencia en esto. Ustedes sabrán lo que hacen, pero no los vamos a defender ni por la malversación de un cucurucho de helado”; “Los vamos a defender a muerte a ustedes en la medida que ustedes cumplan”; “Cuando hay dudas levanten el teléfono, dudas tenemos todos, van a tener en nosotros compañeros de trabajo”. Tales las frases que resonaron en el amplio salón donde también estuvieron los jefes máximos de la Policía provincial, Víctor Sarnaglia y Martín Musuruana. Las partes centrales del mensaje se exponen a continuación.
“Acá hay una policía que requiere de un proceso de modernización. La policía de Santa Fe tiene una matriz que nunca se discutió en la democracia santafesina, que es para qué está y qué funciones cumple. De hecho, me están llamando de otras carteras ministeriales pidiéndome policías para cualquier cosa. La policía hoy es bombero para apagar cualquier incendio. Eso debe terminar, porque desprofesionaliza a la policía, y no son tareas propiamente policiales. En lo que vamos a trabajar es en un área en general desatendida que es el control del crimen. La ley que organiza la policía de Santa Fe es de 1975. En ese momento estaba la Guerra de Vietnam, no había caído el Muro de Berlín y el problema del crimen no era un fenómeno importante en la Argentina. Es inviable esto, como es inviable que haya una cúpula y 19 regionales como pequeños grupos. En Santa Fe no sumamos más de 13 mil policías en funciones operacionales. Si se le saca a eso un 20 por ciento en tareas no operativas la policía provincial tiene 10 mil efectivos en la calle (sobre 21 mil efectivos totales). Eso solo si medimos gente en calle. Si medimos eficacia estamos al horno. La PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) tiene cerca de 4 mil en tareas aeroportuarias, que no tiene que atender entraderas, ni robos a bancos, ni homicidios. Nadie pensó sobre qué base hacemos la distribución del personal. En el OJO (la central operacional del servicio policial) había 750 trabajadores y en la Unidad Regional de Rosario 4 mil. Debemos ver cuál es el criterio para sostener eso. Hay un claro problema de desajuste de capacidades operativas. Ustedes están tapando agujeros todo el día».
“El fin de semana hubo malicia (se refiere al levantamiento de servicio de custodia en objetivos judiciales en Rosario el 12 de diciembre). Hubo jefes que sabían que se iban y trataban de obstruir la llegada nuestra haciendo cosas de menor envergadura. Nos costó tres tuits ordenar el problema. Yo no chamuyo, yo meto demanda penal y discutimos en tribunales. Eso de andar comentando que levanto el servicio y libero zona no lo toleramos. Eso no es comentario, eso es delito, y grave para un jefe de policía. Directamente ante eso denuncia penal. Porque así debe ser. Tenemos que tener orden, control, prioridades y planificación”.
“Vamos a iniciar un trabajo de revisión de la institución policial. No los vamos a tirar por la ventana. Tienen un crédito por el tiempo que les toque conducir esto, que es un crédito como el mío. Porque tenemos responsabilidad política. Yo el mes que viene puedo estar afuera. Ustedes también. Tenemos que tener conciencia del lugar que ocupamos».
“Les quiero transmitir algo desde el corazón. A nosotros con Germán Montenegro (secretario de Seguridad de Santa Fe) nos tocó diseñar y conducir una institución policial como la PSA en 2005. Cometimos algunos errores y también hicimos cosas bien. Pero sí tenemos algo de experiencia. Lo que les digo lo que les dije a los camaradas en 2005: no me gusta que la calle me la manejen los delincuentes. La policía debe manejar la calle. Policía que no maneja su organización y no maneja la calle no es policía, es personal administrativo estatal. Lo digo desde la cultura policial y no desde el reglamento. Policía es la que ejerce y controla todo lo que pasa. Lo que notamos acá es que hay una enorme desidia. Hay jefes a los que les da lo mismo mandar o no mandar. Es raro eso. ¿Por qué es eso? Porque no quieren tomar decisiones. Cuando uno decide elige y cuando elige se tiene que hacer responsable. Conducir es eso. Los elegimos para que ustedes elijan. Tengo estas opciones, dentro de estas opciones no puedo resolver todo”.
“Todos tenemos manta corta. El Ministerio de Seguridad que yo heredé es un Ministerio inexistente, desde el punto de vista administrativo, financiero, de recursos humanos. Lo que había era una estructura administrativa para ser utilizada políticamente. El Ministerio es un ámbito donde tenemos una botonera para manejar la seguridad pública y la policía. No hay eso. No es que tenemos un ministerio de Noruega y ustedes están en la policía de Santa Fe. Todos estamos en la misma. Lo que quiero decir es que en este escenario es donde elegir es lo más importante para conducir. Yo prefiero un jefe de policía que me diga ‘tengo dudas sobre esto’ y no que por temor decida una estupidez, entonces ‘lo consulto y lo resuelvo’. Dudar, consultar y resolver. Para eso se trabaja en equipo”.
“Los policías que trabajaban con mi viejo, que era un suboficial de la Policía Federal, tenían dudas y las resolvían consultando a los camaradas que sabían. Esas dudas se consultan. Porque nadie se las sabe todas. ¿Qué hago frente a un desalojo? Me está pidiendo Gendarmería que aloje detenidos, ¿cómo resuelvo? Consulto. De paso les digo: ni en pedo alojo a un solo detenido, que no sea uno propio por pocas horas, porque si abro esa tranquera me transformo en el Servicio Penitenciario. Ahora, policía que no sabe lo que pasa y trabaja en la calle no es policía. Quiero una policía con presencia y si no tiene presencia, con conocimiento. Si no, se tiene que dedicar a otra cosa. Que vaya a la academia o que lleve papeles en la administración. A los policías operativos los queremos en la calle”.
«El ministro anterior decía que ustedes están capacitados en alta gerencia policial y que hicieron muchos cursos. Yo sospecho que no es así. Ustedes hicieron entrenamiento para estar abajo y de repente se encuentran que son jefes. Tienen que hacer presupuesto, relaciones institucionales, planificación administrativa. ¿Por qué no saben esto? Porque estuvieron haciendo otra cosa. Tendremos que hacer cursos de Estado Mayor. Muchos de ustedes no saben de análisis criminal o policiamiento por mapeo y focalizado. Eso implica un problema porque el mapeo me muestra cómo resolver. Si tengo un problema en un lugar a cierta hora no mando a toda la policía a la calle todo el tiempo a patrullar. Estas cosas tenemos que ir proyectándolas. Ordenar esto es posible”.
“No somos muy pretenciosos. Pero queremos que tengan el ojo en la calle. Primer mensaje es ese. No estamos dando luz verde para cualquier cosa. Lo que decimos es que se controle democráticamente la calle. No puede volar una mosca y que ustedes no lo sepan desde el punto de vista de tareas de seguridad. Vayan a la Capital Federal y vean a los chicos recién egresados de la Policía Federal que están en una esquina. Miren la posición de esos chicos que no son sofisticados. No se les escapa nada en la cuadra que les asignaron. Están todos atentos, bien entrenados, coacheados, mirando todo lo que pasa. No andan con el celular ni charlando entre ellos. Eso genera mala imagen, están controlando. ¿Tenemos sueño, trabajamos a destajo, tenemos doble empleo? Sabemos que sí. Pero tenemos que cuidar ciertas cosas porque eso hace a la mirada que tiene la gente sobre la institución”.
“Quiero que quede bien clara la relación entre la política y la policía. Quiero que les quede claro que los senadores no son jefes de policía. Si ustedes creen que alguna senadora o senador les va a dar órdenes a ustedes, en cuanto nos enteremos están en el horno y no tendrán vida acá adentro. El jefe de policía es Sarnaglia y el subjefe es Musuruana. Y la conducción institucional somos nosotros. Si alguien de ustedes recibe directivas sobre el servicio policial tienen que pensar seriamente en ponerse una remisería. Se acabaron las jefaturas de policía paralelas. Les recomiendo que no nos llamen pidiéndonos ascensos. El político que pide por el ascenso de alguien está pidiendo por el ascenso de un inútil que solo va a poder ascender por manija política.
“Cuiden su carrera porque ustedes son jóvenes. Porque el interés de nosotros, si cambiamos algo, es que ustedes no se vayan a los 30 años, porque es un desatino eso. Si vos formaste un recurso humano calificado irse a los 50 años es una cosa inaudita. Ustedes tienen muchos años acá adentro si las cosas salen bien. Por lo tanto es importante que ustedes cuiden su carrera. Ustedes fueron escogidos por distintas razones y por ellos dos (Sarnaglia y Musuruana) que nosotros respetamos mucho. Pero no recibimos llamadas de nadie y es un acuerdo institucional entre nosotros. No hagan carrera por los costados. Tal vez me dirán que si antes no lo hacían se hundían. Lo acepto. Pero ahora no es más así. Esto no implica que no hablen con políticos o con el intendente. Al contrario, la mejor relación institucional, porque hay que trabajar con ellos. Por supuesto que hay que hablar con el intendente que maneja los circuitos de la ciudad. Queremos eso”.
“Vamos a trabajar mucho con los gobiernos locales y con los intendentes. Pero en la mesa institucional, donde nos sentamos todos, con ustedes. Nosotros cuando hay problemas los defendemos a muerte a ustedes cuando cumplan el esquema institucional acordado y tengan razón. La autoridad son ustedes. Pero no puede estar a la buena de Dios de un lado la policía y los intendentes que invirtieron fortunas en seguridad por la propia. Hay que trabajar juntos pero los que deciden operativamente son ustedes. Tiene que haber un esquema de trabajo provincial para eso. No a la politización de la policía, sí a trabajar con las instituciones de la sociedad, con empresarios, con la gente. ¿Hay dudas? Levantan el teléfono. La duda la resolvemos entre todos. Yo también tengo dudas. Pero no se dejen operar por gente que si a ustedes los tienen que poner en una parrilla los van a entregar. Durante este año metí presos a policías protegidos por sectores de la política santafesina en investigaciones de organizaciones criminales y la llamada de políticos para que no vayamos por ello siempre me llegó. Ustedes valen dos pesos con 50 para esa gente a la hora de la negociación por la impunidad de ellos. No se olviden que son la moneda de cambio. Institucionalidad”.
“Esto es una obviedad pero se los tengo que decir. No les vamos a pedir un mango. No hay moneda acá. Venimos por el sueldo. No hay caja. No somos giles. Ninguno come vidrio. Tenemos años de experiencia. Ustedes sabrán lo que hacen. No los vamos a defender por la malversación ni de un cucurucho de helado. El que no le guste el sueldo, afuera. ‘Me quiero correr de la línea’. ‘Jefe, tengo un problema familiar, quiero un lugar más tranquilo’. Prefiero esa sinceridad, le acomodamos los porotos. Yo entiendo que no todo el mundo es guapo. Yo también tengo miedos. Pero no me hago especialista en eso que me da miedo. Si le tengo miedo a la sangre, cirujano no me voy a hacer. Ustedes son jefes de policía. Si se equivocaron pasó hace 20 años y ahora es tarde. Pero acá no hay caja, ni para la cúpula ni para el Ministerio. No vamos a financiar la política con las empresas que le venden al Ministerio de Seguridad. No vamos a arreglar con IBM o Telefónica para pagar la próxima elección del peronismo. Se los digo con franqueza para que lo entiendan bien”.
«Yo no dirijo una institución policial con denuncias penales. Si no, me quedo en la Universidad Nacional de Quilmes enseñándoles a los pibes con aire acondicionado. No me gusta que me hagan lo que me hicieron en Roldán que levantaron todo el servicio y mandaron chorros a robar. No me la banco esa y no me quedo con los brazos cruzados. Prefiero que hablemos con franqueza porque si nos liberan zonas nos vamos a dar cuenta. Tenemos muchos ojos más allá del Ministerio. Hace un año que laburo en esta provincia en el Organismo de Investigaciones investigando a gente del crimen organizado. ¿Leyeron los diarios sobre a quiénes metieron en cana? Sabemos lo que pasa acá, tenemos amigos en las fuerzas federales, en la AFI, as la larga o a la corta nos vamos a enterar. Pero como compañeros de trabajo les pido que el que no esté dispuesto se corra a un costado. Si no pasa eso ustedes en nosotros van a encontrar compañeros de trabajo. Acepten este desafío. No sientan que venimos a llevarnos por delante a la Institución. Venimos a tratar de establecer una política que la vamos a contar. Vamos a discutir con ustedes a ver qué opinión tienen».
“O ponemos en un lugar más importante a las mujeres en la institución o la sociedad nos va a pasar por arriba. Sus hijas piensan sobre género muy diferente a ustedes. No puede ser que ustedes tengan una revolución dentro de sus casas y eso no se traduzca a de la institución. Tenemos que trabajar muy fuerte bienestar y género. No hay una institución policial en el mundo donde la mujer no tenga un lugar fundamental e igualitario. La mujer tiene una visión distinta de la seguridad por una cuestión cultural. Fueron pisoteadas históricamente. La mujer aprendió a sobrevivir en un lugar de machos. Antes, la mujer que progresaba es la que salía con un jefe, en la policía, en la universidad, en la empresa. Ahora, en la sociedad con la que vamos a estar vinculados, la mujer ya tiene un lugar distinto. Acá debe también operar esa transformación”.
“Es un gusto conocerlos. Vamos a tener relación con cada uno de ustedes. Pero sepan que no voy a ser nunca amigo de ustedes. Nunca voy a comer asaditos. Aprendí en Rosario y Santa Fe que el asado es el fin del Estado de derecho. Porque ahí se mezclan todos. No voy a los asados privados porque ahí te juntás con el fiscal que denunciaste, con un subordinado tuyo, con un abogado de narcos. Es literalmente una orgía y no lo tolero. No voy a ser amigo de ustedes. Sí un buen compañero de trabajo, dando incluso afecto, cariño y contención. Pero si yo me hago amigo de ustedes después no les voy a poder dar órdenes. Para mí la discusión no es falta de respeto”.
Por Aire de Santa Fe