Tras más de una semana de idas y vueltas, el Gobierno tomó nota del baño de realidad que le dio la oposición dialoguista a la Ley Bases y el paquete fiscal y dará una señal para salvar los proyectos, que volverán en segunda revisión a Diputados. Bajo estos parámetros, el segundo de la Jefatura de Gabinete, José Rolandi, se reunirá en las próximas horas con legisladores para anotar, uno por uno, los cambios a las iniciativas y consensuar un acompañamiento en conjunto que descarte, por completo, el rechazo de lleno que plantea el kirchnerismo, algo que siempre estuvo alejado, más allá de los tironeos de los últimos días.
La promesa de Rolandi se dio durante el transcurso de la jornada de este lunes, en paralelo a la continuación del debate en el plenario de las comisiones de Legislación General; Presupuesto y Hacienda; y Asuntos Constitucionales de la Cámara alta, que modera el titular de la primera, el libertario Bartolomé Abdala. De hecho, el funcionario estuvo esta misma tarde en el Senado y confirmó la orden del Ejecutivo a jefes de bloque, como el radical Eduardo Vischi (Corrientes) y el oficialista Ezequiel Atauche.
El inevitable sinceramiento de la discusión se da luego de desconexiones abismales entre el Gobierno y el propio oficialismo. Por caso, un panorama más que preciso fue dado al Ejecutivo en la previa del inicio del debate en el Senado, gracias al trabajo discreto de colaboradores cercanos de la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, hoy ofuscada por el devenir en cuanto al tratamiento de los temas.
La Casa Rosada obvió ese informe y destiló una confianza innecesaria que expuso a sus propios alfiles, como ocurrió desde el martes pasado con funcionarios como el ministro del Interior, Guillermo Francos. La tan anunciada firma de dictámenes sin cambios, o con disidencias parciales, chocó con las preguntas de senadoras como Guadalupe Tagliaferri, que rompió el cerco libertario y logró que le reconocieran que la redacción de un artículo que activaría una contradicción en el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) era “poco feliz”.
Antes de arrancar, tendrían que haber ido a cada jefe de bloque a preguntar quiénes quieren cambios y, luego, qué buscan modificar. ¿Cómo vas a agitar la firma de dictámenes? Si no tenés 37 tipos cerrados, no podés hacer nunca eso. Ellos mismos se pusieron el límite. Más allá de las buenas intenciones, si tenés una gestión escuálida desde Casa Rosada y no das poder de decisión a sus senadores o a sus autoridades, siempre se les hará difícil. No olvidemos que tienen siete legisladores de 72″, expresó un experimentado asesor, como se contó el fin de semana último en este medio.
Con información de Infobae