Esta fue una de las actividades más afectadas por la pandemia. La imposibilidad de realizar su espectáculo con público o a carpa llena, los condenó a no poder generar ingresos de los que viven 30 personas que son artistas, armadores y propietarios del circo Gueorgue.
Este espectaculo circense habia estado en nuestra ciudad de Ceres, meses antes de que se desate la pandemia que paralizaría el mundo del circo, como el de tantos otros espectaculos. La pandemia lo atrapó en Morteros, donde se quedaron cumpliendo el confinamiento total impuesto por el gobierno nacional. Allí no pudieron desarrollar actividades circenses y debieron empezar a readapartarse vendiendo hasta churros.
Con el ablande de las restricciones se instalaron en Rafaela, donde los volvió a confinar el coronavirus y la segunda ola. No les quedó otra que vender dos de sus vehiculos para poder subsistir. Comer había que comer, y no quedó otra que sacrificar lo que costó mucho tiempo poder adquirir.
Este martes, recibieron la gran noticia de que se puede volver a trabajar, con protocolos es cierto, pero con hasta el 50% de aforo en la gran carpa, otorgandosele las mismas posibilidades impuestas para cines y teatros. Las lentejuelas y las luces del circo vuelven a encenderse, igual que esta sucediendo en todas las partes del mundo.