Varios paises del mundo, de los más avanzado en ciencia y tecnología, o con economías poderosas han dado su diagnóstico final, «el Covid 19 llegó para quedarse mucho tiempo, y habrá que convivir con él».
Tal vez la frase cause temor, desgano o la sensación de derrota, pero no, es el marco de la realidad post pandemia.
Habrá que entender que este nuevo coronavirus, oriundo de China, cambiará el mundo para siempre.
Tal vez, y leyendo en una excelente crónica del New York Times, los paises deberán estar atentos a controlar las próximas oleadas de contagios, la segunda, la tercera o la cuarta como ya afirman naciones como China, Italia, Reino Unido, y muchas otras, que parecia que habian derrotado al coronavirus.
No se puede vivir confinados de por vida. Esa es la primera razón por las cuales las naciones se aprestan a preparar sus poblaciones para afrontar lo que vendrá. El mundo será distinto, pero no en sus formas, será distinto en sus decisiones.
La politica deberá reforzar sus hospitales, capacitar a sus médicos, y preparar los sistemas de salud para que lo que «venga» no llegue hasta los confinamientos o cuarentenas esctrictas a las que nos sometió este Covid 19. Controlar los focos, simplemente eso, sin necesidad del aislamiento de poblaciones enteras.
Para eso habrá que rediseñar todo el sistema de salud mundial. Y aunque lo veamos tan lejos, en Ceres habrá que pensar en hacer lo mismo, a partir de las directivas precisas que deberán diagramar a futuro las autoridades nacionales y provinciales.
Corea, Japon, China, Reino Unido, ya tienen un programa de acción para afrontar las oleadas que se vendrán. Y pocas de esas estrategias citan confinamiento total de la población.
Cada pais, por su raza, sus costumbres y su idiosincrasia deberá armar la estrategia a prueba y error para afrontar la vida con el coronavirus entre nosotros.
Hay una frase muy noble que reza, «la vida sigue» nunca mejor aplicada para estos tiempos.
Hay una vida que debe continuar, y con el coronavirus al acecho.
Habrá tratamientos, vacuna, y avances cientificos que aminoren la posibilidad de propagación de la enfermedad, pero enfermos de coronavirus y otras patologías siempre los habrá. Ya no nos tomará por sorpresa, y mucho menos desprevenidos, intentando saber como combatirlo a partir de lo escrito, sin haber pasado por la práctica.
Tal vez el ejercicio de haberlo combatido cara a cara nos deje muchas enseñanzas. «El hábito hace al monje», y de esto se sacarán muchas conclusiones precisas para pelear lo que vendrá.
Hay un diagnóstico definitivo, «el coronavirus no se irá nunca«. Con ese diagnóstico deberemos empezar a revelar el nuevo mundo, pero siempre bajo el ala de la politica mundial. Las costumbres deberán cambiar, y lo que hoy tenemos como armas primarias para combatirlo, deberán ser una herramienta de utilización permanente.
Las poblaciones vulnerables, como adultos mayores, personas con enfermedad preexistente e incluso niños, deberán estar encuadradas en las poblaciones de riesgo al momento de aplicar medidas concretas para evitar engrosar los números del embate mortal del coronavirus.
La nueva enfermedad mundial se nos ha presentado de la manera menos esperada, pero está entre nosotros, y lo dice la realidad, la única verdad, no se irá nunca, y a eso también deberemos entenderlo, y empezar a practicarlo.

Martin Farias