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Editorial: El «tetazo», los políticos de hoy, y una relación con la gente que empezó a «tensarse»

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Alguien, alguna vez, y tal vez por considerarse un «operador» político sostuvo aqui en Ceres, y ante este medio de comunicación que «no hay que degradar a los políticos, porque los políticos son quienes sostienen la vida de los pueblos, y naciones».
Tal vez aquella intervención de este «operador», venia atada a la defensa que quiso realizar de su partido, sus lideres, y de todo el arco político sea del partido que sea.
Uno hoy se encuentra, en medio de una pandemia moderna como la del coronavirus, inserto en una serie de embates de la clase «politica» sin rumbo, y mucho menos de respeto por las instituciones. La gente llego a un punto de descreer las condiciones reales que tienen los que se sientan «en beneficio de la democracia y el bienestar de las personas». En nuestro pais se ha tensado el hilo, se ha tensado tanto que corre el riesgo de romperse. Cuando se extinga el aval de las masas para con sus dirigentes, vendrán tiempos dificiles.
Lo del diputado que «teteó» a su pareja en plena sesión de Diputados, no es otro hecho más de la falta de respeto a las instituciones del estado, osea las instituciones que deberían defender a la gente, las que los eligió en una larga lista «´sabana» de nombres, en una urna, un domingo cualquiera.
Pero no podemos quedarnos con este hecho, como el único, la dirigencia política viene faltándole el respeto a la sociedad toda, desde hace mucho tiempo.
La corrupción, entre tantos delitos que cometen los mismos que son elegidos por la Nación, llegan a un punto extremo.
Ya no hace falta ser de un lado o del otro, la derecha y la izquierda, como todavía algunos piensan que se divide la política mundial, todos han caído a los niveles más bajos a los que se puede caer como político.
Han hecho tanto daño, que hoy ante la más mínima expresión de algún ciudadano que pretenda dar su punto de vista, se lo toma como enemigo, como el «creador de la grieta».
Los politicos argentinos se han dividido en «bandas» lejos de respetar cualquier canon ideológico, y lo peor de todo, se han olvidado del bienestar de quienes lo llevaron a tener el mango del poder.
La pandemia no llegó por casualidad, tal vez en algunas décadas, haya servido para que se caiga definitivamente el velo de quienes son los artífices del desastre. Y haya que gastar muchas horas de libros digitales para escribir de las desesperanzas.
Argentina, y sus políticos, atraviesan una decadencia que viene arrastrándose desde hace años.
Los números de la pobreza, aun disimulados y otros escondidos, muestran que todo lo que se ha implementado hasta ahora no ha servido. El 50% de la población está sumida en la pobreza. Hay políticos, sindicalistas, jueces, punteros, y patoteros ricos, mientras que quienes sostienen la Nación con un trabajo digno cada vez más, se caen al precipicio.
Esta pandemia, a la que los politicos usan como excusa de haber llegado en un momento duro y sin manual, se los está llevando puestos.
No importa que orientación se tenga, lo dijimos más arriba, y no es cuestión de grieta, otra gran excusa de la clase política, es cuestión de hacer, de cumplir, de respeto, de empatía, palabras que hoy no encontramos en los manuales de la política.
Pero en defensa propia, el político, busca siempre echar la culpa a la gente, al ciudadano de a pie, el que los votó, tratandolos de «golpeadores de estado» y otras argumentaciones viles.
Es necesario que los políticos recuperen un poco de «respeto» hacia las masas. El hilo se ha tensado demasiado, y el hartazgo es cada vez más notorio.
Defender los procesos democráticos no avalan «hacer lo que uno quiere porque tiene mandato de la gente». Las urnas ponen ganadores y perdedores, pero más que nada exponen las necesidades de la gente de «ser atendidas y asistidas por una república, pero un república de verdad».
Lo del diputado del «tetazo», la foto de cartón de un senador, el cambiarse la camisa en plena sesión, dormirse en la cámara, no asistir al debate, levantar la mano solo por levantar la mano, esconderse en los fueros para no ser sometidos a la Justicia, robarse fondos que son para obras que mejoren la calidad de la vida de la gente, el acomodo de hijos y entenados, los sueldos demagógicos y excesivos, las mentiras de campaña electoral, las tranzas con la peor lacra patoteril, los sindicalistas multimillonarios, el apriete constante del bolsillo de los trabajadores para pagar la fiesta de pocos, y la Justicia para amigos, son solo algunas cosas que han degradado a los políticos de hoy. Hay que revertir esa imagen, urgente, la gente empezó a cansarse, la política no es mala, «malos» son quienes la practican, eso que tienen la enorme tarea de hacer que la «política» le solucione el dia a dia a la gente, esa misma gente que un domingo cualquiera fue a votar obligada, pero también esperanzada de que lo que vendrá será mejor. Por ahora no lo es.

Martin Farias