Un decreto y sus consecuencias, que pondrá a pruebas la fortaleza del gobierno de la ciudad. Asi podríamos sintetizar la semana que afrontará Alejandra Dupouy y su ejecutivo, cuando desde el lunes empiece a discutirse la «revisión» de todos los decretos de nombramientos realizados durante los últimos tiempos de la gestión peronista.
No es una situación «simpática» anunció la propia Intendente en dialogo con este medio hace pocos días atrás, cuando las «notificaciones» comenzaron a llegar a manos de cada uno de los 43 empleados de planta permanente «que llegaron a ese puesto o cargo» de la mano del gobierno que se fue.
El decreto de emergencia económica, impulsado desde el Ejecutivo, marcaba puntos muy concisos, revisión de nombramientos, y reacomodamiento de deuda con proveedores o ex funcionarios, a los que se les pagó con cheques a octubre de 2020. Las dos medidas «estaban marcadas» claramente en la ordenanza que se «esquivó» aprobar por parte de la oposición Justicialista en el Concejo.
Dos cuestiones que abren discusión en esta realidad. Una será la política, la otra la de los empleados cuestionados. Comenzando por la segunda, los hombres y mujeres que están desesperados por quedarse sin el empleo municipal, sospechaban desde el momento mismo que las elecciones se cerraron, que su situación comenzaba a pender de un hilo. Es que hasta el momento electoral, y durante todo un año, se fueron decretando aceleradamente nombramientos en sectores de la administración, y unos pocos en obras públicas. Tal vez para seducir a seguir votando la gestión, tal vez por la afinidad conseguida en años de empleo irregular, por simpatía partidaria, o porque simplemente se pensó, que lejos del poder, y en una situación difícil económica-social, el «ajuste» de quienes se sienten en el «sillón» del poder local, iba a abrir un frente de «ataque» opositor. Los hombres y mujeres que hoy están en esa lista de posibles despidos se la jugaron por quienes no pudieron ganar la elección. Muchos de ellos, trabajaron, caminaron, y hasta usaron las redes sociales para hablar de las «bondades» del gobierno justicialista. Lo que nunca previeron es de pedir antes su incorporación a la planta municipal. La desesperación llegó cuando el resultado fue negativo. Ahi empezó la odisea, que este lunes los tendrá en el comienzo de una vigilia larga, una procesión que probablemente termine con muchos de ellos fuera del sistema de empleo municipal. Desde el propio Sindicato, al que ahora, recurrieron todos los «revisados» se había anunciado durante la campaña las «sospechas» de incorporar personal a dedo. Y nadie puede negarlo. Pero Dupouy también denunciaba lo mismo en plena campaña electoral. Hablaba de que si era elegida Intendente iba a revisar muchos de esos «sospechosos» nombramientos del peronismo. Y lo comenzó a hacer. A pocos días de asumir, la primera medida relevante fue «decretar» la emergencia porque sabia que el peronismo no la iba a acompañar en el Concejo. Al peronismo no le convenía políticamente aprobar una «emergencia» para revisar las cuentas e implementar un ajuste. Y acá el análisis del uso político que se hará con los trabajadores en revisión. El PJ antes de retirarse del poder sabia que la situación económica quedaba sensible. Y sabiendo eso, incorporó personal a planta permanente, y liberó cheques a cuenta para que los «pague» quienes lleguen al poder. La estrategia política implementada no sale del guión previsto. Se sabia largamente que esos nombramientos de personal iban a ser cuestionados, y eso les permitiría desde las sillas opositoras del Concejo, y desde las sombras «operar» políticamente para buscar el «lado» flaco de la gestión actual. No es extraño que se hayan preocupado inmediatamente por esta situación con comunicados urgentes, convocando a manifestaciones, cuando antes de retirarse del poder el peronismo había ajustado todo, incluso «despidiendo» gente en distintas áreas porque sus contratos estaban vencidos y la plata no alcanzaba. El «ajuste» ya venia llevándose adelante, y nadie se preocupaba por aquello, menos el peronismo partidario a través de comunicados o manifestaciones. Mientras se despedía a «empleados» contratados, se incorporaba a planta permanente a trabajadores fieles, amigos o familiares. No solo se los incorporó para premiar las simpatías de tantos años, sino porque cuando la «bomba» empezara a explotar, iba a haber posibilidades de salir a golpear políticamente al gobierno. Y es lo que pasa en estos días. Por estas cuestiones es que desde el Ejecutivo están atentos a sostener lo decretado, y que un paso atrás de las decisiones tomadas, puede abrir una herida que permita a la oposición «imponer» condiciones. En medio de la cuestión netamente política, queda la gente, la que confió, laburó, hizo campaña, y se confió que su puesto en la administración pública estaba asegurada de por vida. Eso tambalea, tal vez no para todos, pero si para la gran mayoría de estos 43 trabajadores revisados.
Estas personas tienen bronca, porque además ven que llega gente a ocupar sus mismos puestos, que trabajaron con la actual gestión. Y eso tampoco es nuevo, todo gobierno que asume, asume con compromisos, y con su gente. Lo hicieron todos los gobernantes en tiempos de democracia. Ese argumento que busca impulsar en la opinión pública la oposición tiene doble «vara». Principalmente porque no está en cuestionamiento quienes ingresan, sino quienes están al pendiente de ser cesanteados y de perder el trabajo en la administración. Alguna vez, a este mismo sitio,un Intendente manifestó, «no puedo dejar en puestos claves a gente que laburó y operó para otro partido. Necesito gente de mi confianza en esos cargos». Ese mandatario no decía nada descabellado, «todo gobierno necesita respaldarse en gente propia». Y es lo que está pasando ahora, y seguirá pasando por los siglos de los siglos. Otra cuestión de la política que necesitará en un futuro, ojalá, no tal lejano, deba tener que «revisarse».