Editorial: El fin de una era, Camilo Busquets deja el «poder» de la ciudad y la saga del «peronismo» ha concluido

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Llego el fin de una era. Camilo Busquets cavila sus días fuera del poder total que ejerció sobre la ciudad más importante del departamento San Cristobal durante 16 años como Intendente y otros ocho como concejal del Justicialismo. La política lo recordará como el mandatario con más años al frente del ejecutivo local en tiempos democráticos. Fue el eje del peronismo local durante más de dos décadas. Tomó todas las decisiones en su propio nido, y pocas veces dejó abierta la puerta para un debate interno en filas partidarias. Asi condujo la ciudad y el partido político que lo sostuvo en el poder. Consiguió en tiempos del «viejo peronismo» seducir a las clases «humildes» pero también supo negociar con «la crema» de la ciudad. Nadie podrá decir que Busquets fue tibio en sus decisiones, eso también le llevó ir sumando varios «díscolos» que fueron alejándose de su manto.

Busquets y Michlig, una relación que atravesó momentos tormentosos, pero de mucho respeto mútuo.


Ejerció poder en serio. Armó listas cuando creyó necesario con gente «allegada» y en pocas oportunidad, muy a su pesar, abrió el juego y sumó «extrapartidarios». Cuando lo hizo, lo hizo solamente por una conveniencia electoral. En la última jugada no le fue bien, y el peronismo perdió la elección más importante.
A Busquets le importó poco ser simpático con la provincia cuando la gobernó el Frente Progresista. Hubo 12 años que trató de disimular su «desgano» de gestión. Le costó mucho «sentarse con los politicos de esa coalición» y hasta se enemistó con el Senador Michlig para demostrar que «solo podía». Durante 8 años los «amigos» del gobierno nacional, impulsados por el Kirchnerismo, le brindaron respaldo. Le dieron obras que fueron electoralmente correctas, pero hoy han quedado en «el olvido» absoluto, y algunas han sumado ser un problema difícil de resolver. Cuando en el «peronismo» se habla de la obra pública es inobjetable hablar de «Camilo». En tiempos de benevolanza y de amistades con miembros de los equipos de Julio De Vido, la OCCOVI de Uberti, se envalentonó y «despreció» el contacto con el gobierno provincial.

Camilo Busquets en 2014, cuando gobernaba Ceres en su tercer mandato. Foto: Ceresciudad.com


Busquets claramente puede dividir su gobierno de 16 años en dos claras etapas. Fue uno vigoroso con la inercia del comienzo entre 2003 y 2009. En tiempos de Nestor Kirchner fue todo viento a favor, y la plata era cuestión de pedirla. Pero la gestión se quebró definitivamente después de la profunda crisis del campo, y aquella confrontación que puso en jaque al poder de los K. Busquets jugó fuerte con dos discursos para sobrevivir a aquella contienda. Hasta tuvo que batallar con los miembros de su propio partido quienes lo quisieron someter» a una comisión investigadora». Estuvo a minutos de dejar el poder, y logró sobrevivir abriendo posibilidades de que otros actores ingresen al juego. Desde ese momento todo cambiaría en el peronismo local. Se rehizo y ganó las elecciones de 2011, cuando el Kirchnerismo reflotó su brío tras la muerte de su lider. En la segunda gobernación de Cristina Kirchner, y el último tramo con Macri en el poder, el «Camilismo» empezó a tambalear y ya no podría acomodarse estructuralmente. Sostuvo su poder cuando pocos pensaban que podía ganar una elección en 2015. Esa elección seria su última gran victoria electoral propia, porque en la del 2017 «jugaron» otros factores para armar una «lista» testimonial de concejales que después derivo en el actual concejo. Esa es otra historia.

Busquets y Rogelio Frigerio, de Cambiemos, en tiempos donde se buscaba acercamientos con la Nación. A Ceres no llegó una sola obra nacional en cuatro años.


Esta última gobernación de Camilo Busquets sirvió para que pueda irse del poder sin «deudas ante la Justicia» que lo tuvieron en jaque durante bastante tiempo tras fuertes denuncias de malversación de fondos. Tras los últimos años, cada una de esas causas fueron dejándolo exonerado, y libre de tener que rendir cuentas ante la Justicia.
Está muy claro que jamás encontró su sucesor en el poder. Quiso apoyarse en los nombres más cercanos y falló. No logró conformar una colisión que le permita asegurarse prolongar su poder político en la ciudad, aunque sea desde sus aposentos. Jugó mal las cartas en las últimas elecciones, y el resultado electoral sentenció su poder, el que pocas veces quiso compartir. Sabia bien que las opciones no eran por las que terminó decidiendose, se dejó convencer que estando en el poder, con un aparato municipal detrás se podía ganar otra elección, pero la ciudadanía le dio la espalda. Tal vez no de manera contundente a Busquets, porque su nombre no apareció en la lista, pero si a Mansilla y sus colaboradores que se sumieron en la dura derrota. Subestimó el armado de la oposición y no quiso jugar con una mujer la candidatura más importante. Lo demás es el cuento que todos conocemos.

Para prolongar su poder tenía dos cartas para jugar en las elecciones 2019, eligió una, y la derrota del PJ se consumó.


Está claro que el «poder» jamás es para siempre y que la política es dinámica. El peronismo acérrimo que llevó al poder a varios Intendentes en todo el pais y a Busquets, «es cosa del pasado». El peronismo hoy plantea como aggionarse a los tiempos modernos, y sacarse de arriba el mote de ser los generadores reales de los padecimientos que por años aquejan a los argentinos. Otra faceta discutible. Pero ya nada es igual. Busquets abandona el poder y con el se termina el «Camilismo». El PJ que viene, buscará otro nicho para planificar su resurgimiento político. Ya no deberá rendirle culto ni sobarle el lomo a Busquets para consolidar una candidatura.


Habrá nostálgicos que le deberán muchas cosas que se gestionaron con «Camilo», otros no. La ciudad de Ceres que se dijo refundar en el 2003 avanzó poco en estos años. Fue aquella inercia y la benevolencia del poder nacional la que le dio herramientas para sentarse por muchos años en el «sillón de las decisiones». Seguramente los defensores a ultranza de Busquets recordarán el paseo del centenario a la vera del ferrocarril, el barrio 150 del plan federal, las calles ya inexistentes de asfalto en Lopez y Planes, Blas Parera, la diagonal Irigoyen, el ingreso a Bvard España, pavimento en Mitre, Sgto Cabral, Belgrano, Maipú, Milano, Malbran, y otras calles que no pudieron acceder al cemento y fueron ripiadas o arenadas. El Frigorífico Nestor Kirchner, inaugurado muchas veces hasta que llegó Boudou o el arribo de los generadores de la empresa Secco que aun hoy cuando son encendidos la gente recuerda que los trajo Busquets, cuando iban a ser instalados en otra localidad. Las colectoras y la rotonda de ingreso a la ciudad, las pérgolas, o la iluminación led serán parte de la gestión que se apaga este 10 de diciembre. Los memoriosos con el paso de los años «recordarán» esto, pero a su vez también recordarán las pocas respuestas que hubo durante el último lustro cuando la ciudad creció hacia las afueras. El fin de una era ha llegado, la saga del peronismo en el poder local ha concluido, vienen otros tiempos, y otras exigencias.

Martin Farias